Se cumplen siete años de la primera ruptura 30 años después de que el BNG celebrase en Riazor su asamblea fundacional
25 ene 2019 . Actualizado a las 13:01 h.Se acaban de cumplir siete años de la asamblea de Amio. Una cita histórica para el nacionalismo gallego, porque supuso la primera ruptura 30 años después de que el BNG celebrase en Riazor su asamblea fundacional. El referente ideológico e impulsor de aquella separación, consumada en enero del 2012, fue Xosé Manuel Beiras, que lideraba dentro del Bloque el Encontro Irmandiño, una corriente crítica con la línea oficial del frente, marcada por la UPG.
La ruptura no sorprendió a casi nadie porque el histórico líder había advertido de su marcha. Un clima interno tenso, las diferencias con el modelo organizativo y, sobre todo, una estrategia política alejada de las demandas sociales eran, para Beiras, motivos más que suficientes para abandonar el Bloque.
Nacimiento de Anova
El Encontro Irmandiño oficializó su salida del BNG a finales de enero del 2012, poco después de la asamblea. «Temos diante de nós un reto enorme: o de saír da ría e a navegar mar adentro, e o BNG que faga o que lle pareza», dijo Beiras aquella noche. Unos meses después, en julio del 2012, nacía Anova, la pata nacionalista de la coalición que formarían los escindidos del Bloque con Esquerda Unida (EU) y con la que, meses más tarde, se presentarían a las autonómicas bajo el nombre de Alternativa Galega de Esquerda (AGE).
Éxito y fractura de AGE
En las autonómicas del 2012, esta candidatura logró nueve diputados, dos más que el BNG. Todo parecía un éxito, y los rostros de Yolanda Díaz y del propio Beiras simbolizaban el acierto de un proyecto político que había sintonizado con el creciente malestar ciudadano. Sin embargo, no tardaron en torcerse las cosas.
El grupo de AGE acabó mal, fracturado, porque en aquella alianza había un problema de fondo: la convivencia de no nacionalistas y nacionalistas, y sobre todo las propias diferencias de estrategia entre estos últimos, entre los nacionalistas que querían consolidar las alianzas con las fuerzas estatales (Podemos y Esquerda Unida), y los que apostaban por ir del brazo de manera instrumental sin renunciar a un perfil propio. Así nació Cerna en el 2015, la primera escisión de Anova, impulsada por quienes habían sido los fieles escuderos de Beiras.
La grave crisis de En Marea
Esta misma contradicción interna es la que late ahora en el seno de Anova, entre los partidarios de Villares y quienes apuestan por afianzar los lazos con Esquerda Unida y Podemos, como Antón Sánchez y Martiño Noriega. Beiras ni siquiera mantiene unido al propio partido que fundó. Esta diferencia de estrategia visible en Anova es la que ha lastrado también el funcionamiento de En Marea, partido instrumental nacido en el verano del 2016, que Beiras ya no lideró, pero que es, en definitiva, hijo político suyo. Un proyecto fracturado y con grietas de muy difícil soldadura.