Marta Bobo: «El deporte sigue estando en casa»

GALICIA

Marta Bobo, en las instalaciones del INEF, donde da clase
Marta Bobo, en las instalaciones del INEF, donde da clase MARCOS MÍGUEZ

La gimnasta ourensana fue la gran esperanza de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84. Un talento innato que ha seguido desarrollando gracias a la docencia en el INEF de A Coruña

24 ene 2019 . Actualizado a las 23:45 h.

Hace 35 años el aire acondicionado del Pauley Pavilion de la universidad de UCLA impidió que Marta Bobo (Ourense, 1966) lograse la medalla de oro en gimnasia rítmica en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84. La gran esperanza española quedó relegada al noveno puesto tras un ejercicio de cinta en el que tuvo que luchar contra el viento de aquel pabellón. Hoy todavía reconoce aquella pesadilla como «el minuto y medio más largo de mi vida».

Con la frustración de haber acariciado la medalla se trasladó a vivir cinco años a Canadá. «Estudié la carrera, seguí entrenado y comencé como entrenadora del equipo nacional canadiense», explica. Volvió a Galicia para dirigir un centro de alto rendimiento en su ciudad natal propuesto por la Xunta que solo duró un año porque «la estructura que yo pretendía no se pudo dar porque no había financiación», reconoce ahora Marta Bobo.

Con la idea firme de volver a Toronto, tan solo una propuesta docente pudo hacerle cambiar de idea. «Me llamaron del INEF de A Coruña para hacer una sustitución. Me imponía un poco, pero me enamoré de la ciudad y me quedé», afirma con una sonrisa.

Su labor actual como profesora universitaria de Expresión Corporal y Danza le sirvió para descubrir una vocación paralela a la gimnasia rítmica. «Atiende el valor artístico y expresivo del movimiento. En la docencia si no hay pasión y no hay emoción no hay nada. En mis clases siempre tiene que ocurrir algo», asegura con brillo en la mirada.

Además de su labor docente, Marta Bobo ha vivido durante años en una auténtica vorágine de viajes por todo el mundo acreditada como juez internacional. Viajes que aparcó durante unos años cuando nació en el 2005 su primera hija, Candela, y dos años más tarde Paula.

Madre orgullosa, reconoce que «el deporte sigue estando en casa» gracias a la herencia adquirida por sus dos hijas. «Candela está dispuesta a todo por la gimnasia rítmica y Paula es una auténtica artista y está centrada en la natación sincronizada».

Con la inquietud y las ganas de quien desde muy pequeña sabe lo que es la disciplina, a su trabajo como docente hay que añadirle su participación en un programa de formación de entrenadores a nivel mundial de la Federación Internacional. Y todo eso sin olvidar su labor como miembro de un comité de expertos que trabaja en preservar la salud de las gimnastas y que ha servido para modificar los criterios de evaluación y los modelos de entrenamiento que se están llevando a cabo a nivel mundial.

Marta Bobo es historia viva de la gimnasia rítmica. Como vivo sigue estando el amor y la pasión por un deporte que sigue siendo el motor de su vida.