La Tierra se está quedando sin permafrost

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN

BIODIVERSA GALICIA

PIXABAY

Los expertos califican como «bomba de relojería» la pérdida del suelo helado que liberará toneladas de metano

25 sep 2019 . Actualizado a las 13:07 h.

En invierno la temperatura del suelo en Asturias puede alcanzar valores bajo cero. A medida que aumenta la radiación solar con el avance de las estaciones, se descongela. Sin embargo, hay lugares en la Tierra en los que el suelo siempre permanece congelado independientemente de la época del año. Esa superficie recibe el nombre de permafrost. «Existen dos tipos: El que se encuentra en las latitudes altas como en Siberia o Alaska y el que hay en las zonas de montaña. En España todavía queda algo de permafrost en los Pirineos», explica Raúl Martín, doctor en geografía de la Universidad Autónoma de Madrid.

Pero el cambio climáticoantropogénico, que está produciendo cambios en el planeta a una velocidad sin precedentes, está elevando la línea del permafrost. «Se habla mucho de los glaciares pero no de lo que está ocurriendo con el permafrost. En montañas como Sierra Nevada ya ha desaparecido y en el Pirineo no tardará mucho. Además, la línea latitudinal del permafrost se está desplazando hacia el norte a un ritmo muy rápido.

En los últimos cincuenta años se ha movido cien kilómetros aunque cada vez irá más rápido», confiesa Martín. Esto quiere decir que hoy hay que desplazarse más hacia el norte para localizar un suelo que esté congelado, especialmente en verano, cuando el calentamiento es más intenso.

El ascenso hacia el norte de la línea del permafrost

El hecho de quedarse sin un suelo helado podría parecer un tema menor si no fuera porque este tipo de superficie contiene una gran cantidad de metano. «Es sin duda el gran problema. El suelo congelado tiene una extensión enorme. En el hemisferio norte cubre hasta el 25 por ciento de las tierras emergidas. Además, en zonas de Alaska la profundidad de ese suelo alcanza el kilómetro.

Esto significa que la cantidad de materia orgánica que hay congelada es descomunal», reconoce el investigador. Cada vez que el suelo se descongela, esa materia orgánica inicia un proceso de descomposición y libera metano, un poderoso gas de efecto invernadero. «Estamos hablando de una bomba de relojería porque es treinta veces más potente que el dióxido de carbono en términos de calentamiento. Esto provocará que aumente todavía más la temperatura global», asegura.

Los modelos científicos calculan que al ritmo actual en medio siglo habrá desaparecido por completo en muchas zonas. «Se trata de algo mucho más difícil de estudiar que los glaciares porque es un proceso que está oculto y por tanto no se puede observar desde los satélites», apunta el experto. La comunidad científica se referire en ocasiones al problema del permafrost como «el gigante dormido». Si la Tierra se queda sin el suelo helado y libera toda esa cantidad de metano, la humanidad se enfrentará a un serio contratiempo con consecuencias imprevisibles.