Feijoo y Moreno, amigos y residentes en el centro

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

BENITO ORDOÑEZ

En clave orgánica resulta tentador situar desde este momento al líder del PP andaluz como un nuevo gallo en el corral en el que reinaba Feijoo en solitario

12 ene 2019 . Actualizado a las 08:02 h.

Moreno Bonilla sobre Feijoo: «Es un buen amigo, una buena persona y un referente que ostenta un título en vías de extinción: una mayoría absoluta». Feijoo sobre Moreno Bonilla: «Es fiable, centrista y confío plenamente en él». Entre estas dos frases hay dos meses de diferencia. La primera la pronunció en un desayuno informativo en Madrid -y ante Pablo Casado- un candidato andaluz con dudas, muy exigido por las encuestas y con su partido hecho trizas tras un congreso en el que la apuesta salió rana; y la segunda la dijo el presidente de la Xunta esta misma semana, tras despejarse el agitado pacto con Ciudadanos y Vox, que le abre la puerta a los populares a gobernar una comunidad con 8,4 millones de vecinos, casi tantos como en Portugal.

En clave orgánica resulta tentador situar desde este momento a Moreno Bonilla como un nuevo gallo en el corral en el que reinaba Feijoo en solitario, uno de los pocos referentes dentro de un partido que ha autoliquidado a sus rostros y voces más reconocibles tras la moción de censura y el posterior congreso. Con Juan Vicente Herrera (Castilla y León) en retirada, y con Madrid en modo provisional, el poder periférico del PP se había limitado a pequeñas plazas como La Rioja o Murcia, pero de ahí a ver ya al andaluz como un contrapeso del líder gallego hay un trecho de al menos un par de legislaturas bregándose en el poder. Y algunas cosas más: las presidencias se ganan con papeletas en las urnas e incluso con pactos, pero el título de barón solo se alcanza con influencia interna, autoridad sobre el territorio y una cierta ascendencia.

A Juanma Moreno le faltan algunos votos, que le van a prestar terceros, y muchas horas de pastoreo orgánico, como describe afectuosamente un destacado dirigente del PPdeG. Tras casi cuatro décadas de socialismo, el partido tiene en Andalucía unos cuadros muy frágiles y unas tiranteces que se evidenciaron en las primarias, hace solo seis meses, cuando un pobre 16 % de los militantes apoyaron a Pablo Casado. A pesar del terreno minado, el flamante presidente se la jugó a fondo en una campaña que, por cierto, tomó como referencia la diseñada por el Partido Popular de Galicia, con una estructura de caravanas paralelas que les permitió soportar el asedio de Ciudadanos y, en consecuencia, liderar ahora el cambio, aunque sea en precario.

Amiguiños, sí, y moderados, también, pero Moreno será el primer presidente de los populares europeos que se va a apoyar en la extrema derecha para gobernar, y cada poco tiempo se verá acosado por debates con tufillo ultra. Y ahí será Feijoo el que ponga el dichoso cordón sanitario.

El coste de un grupo mixto

Las escisiones internas en política siempre salen caras. En Marea lo pagará de alguna manera, pero si la ruptura llega al Parlamento la primera factura la abonarán los ciudadanos, porque la creación de un grupo mixto obligaría a hacer cuentas en el Parlamento.

Un conselleiro sin jefe de gabinete

El Gobierno ha completado los cambios impulsados en septiembre a todos los niveles. El único puesto que se resiste es el de jefe de gabinete del conselleiro de Medio Rural, José González.