Bajo el sol tras una noche de «xeada negra»

x. m. r. OURENSE / LA VOZ

GALICIA

SANTI M. AMIL

Calvos de Randín marca temperaturas extremas (esta pasada noche de -9,8 grados) por las heladas nocturnas

06 ene 2019 . Actualizado a las 15:19 h.

Salvo futuras sorpresas en el entorno de las próximas elecciones municipales -la maquinaria política ya empieza a dar de comer a la rumorología-, Calvos de Randín es referencia en los medios de comunicación vinculado a dos centros de interés: el Couto Mixto y las bajas temperaturas. El universo del pueblo, a nada de Portugal y con el Xurés como telón de fondo, y su realidad aparecen perfectamente destilados en Arraianos, la película de Eloy Enciso. El cese de la actividad ganadera marcó, como en muchos otros casos, el abandono del lugar por parte de sus abuelos. 

En invierno Calvos de Randín es un clásico: las temperaturas más bajas de Galicia las cocinan allí... ¡Y hasta aparecen en televisión! Un sábado cualquiera de enero la actividad cotidiana está bajo mínimos: dos bares y el supermercado son todo lo que uno puede encontrar abierto. El bar Taxi reúne a unos pocos vecinos y por la calle se deja ver Senén Feijoo. Con un día despejado y luciendo el sol, bajo una camisa y un jersey por todo abrigo, se muestra bastante escéptico en relación con las bajas temperaturas. «Vostede ten frío? Eu fun o outro día a Ourense e facía máis frío que aquí, e estaba todo cheo de néboa. Pola noite e a primeira hora da mañá vai frío, iso non llo discuto, pero a esa hora non se anda pola rúa. E, con todo, non é frío, que é xeada. Baixan as temperaturas porque xea moito. Estamos en inverno non? Non é que faga frío todo o día. Iso é outra cousa». En el centro de Ourense el mercurio estaba a -1 a las 9.30 horas y en Calvos de Randín, tras los 9,6 grados bajo cero de la noche, antes de las once el termómetro lucía un gratificante 7.

Ola de frío polar con bajas temperaturas
Ola de frío polar con bajas temperaturas Santi M. Amil

Senén Feijoo no quiere que se piense que su opinión es subjetiva. «Eu non lle son de aquí, son implantado, son de Xinzo, que é máis frío que isto, pero casei aquí». Cruza de su casa a la finca del otro lado de la carretera y sobre el muro tiene varias cajas con nueces al sol para apurar el secado. Por si queda alguna duda, refuerza su argumentario enseñando la finca: «Aí ten a nogueira. As árbores quedan fóra, non se meten na casa coma nós, e aquí dáse de todo e a froita madura. Iso quere dicir que tan mal clima non é», sentencia Feijoo. 

Camino de Portugal, algunos kilómetros más abajo, en Randín se sientan junto a la fuente del barrio de O Cruceiro Manuel González, Manuel Veloso Dacal y Aser Salgado. Los dos primeros estuvieron emigrados en Cataluña -«fomos cociñeiro, el, e camareiro na Costa Brava», apunta Veloso- y el tercero trabajó para el antiguo Icona y siempre vivió en el pueblo. No llega a los 5 grados, lo que no les ocupa el más mínimo tiempo, y disfrutan del día despejado dejando patentes cuáles son sus preocupaciones. Poco más de medio centenar de vecinos quedan en un lugar «no que se dá de todo».

«Aquí había patacas a esgalla, millo, herba..., mais a xente marchou. Agora veñen os portugueses de aí de Turei [Tourem] mercar a herba para as vacas. E se non fose por nós, que gando ían ter aí abaixo [el pueblo está a poco más de 1,5 kilómetros]?», señala Aser Salgado.

Mediodía. Calvos de Randín se deleita con sus 13 grados; la «xeada negra» queda para la noche. Y a esa hora los vecinos están en casa.