Un cura de Viveiro escapa atado de pies y manos a una silla tras asaltarlo tres encapuchados

s. serantes VIVEIRO / LA VOZ

GALICIA

XAIME RAMALLAL

Salió de la rectoral cuando se marcharon los atracadores, y lo auxiliaron dos vecinos al verlo en la calle

05 ene 2019 . Actualizado a las 11:56 h.

«Atopámolo atado de pés e mans a unha cadeira e coa boca amordazada con cinta americana. E moi asustado, como ía estar?», cuenta Lolo, que con su hijo David auxilió al párroco de Vieiro (Viveiro) poco después de que a primera hora de la noche de este viernes lo asaltaran tres encapuchados. Sus vecinos lo vieron desde la ventana de su casa, a saltitos, amarrado a la silla por la calle que va a la rectoral. El sacerdote logró escapar cuando se marcharon tres hombres corpulentos que lo abordaron cuando entraba en su vivienda. No lo lesionaron, pero poco antes de las ocho y media de la noche una ambulancia lo trasladó a un centro sanitario. En principio echó en falta mil euros que guardaba en un sobre, en su despacho.

La Policía Nacional de Viveiro investiga un suceso que comenzó cuando el sacerdote Luis Piñeiro, de 85 años, se disponía a entrar en la rectoral tras salir de misa, explican fuentes oficiales. Nada más abrir la puerta, tres hombres que describe como fuertes lo atraparon por la espalda y lo obligaron a entrar, relata su vecino Lolo. A él también le contó que gritó, pidiendo auxilio, pero le espetaron un seco «¡cállese!». Ya no pudo hablar más porque le taparon la boca con cinta adhesiva. La misma que emplearon para amarrarle pies y manos a la silla donde lo sentaron. Así lo inmovilizaron en la planta baja mientras revisaban la casa.

Cuando se marcharon, se supone que dejaron la puerta abierta porque el sacerdote consiguió salir, desplazándose a saltitos, amarrado a la silla. Lolo calcula que así logró moverse unos cien metros. Fue entonces cuando él y su hijo lo avistaron desde su casa. Salieron en su ayuda. Mientras David lo liberaba, Lolo alertaba por teléfono al 112 Galicia. Minutos después, llegaron la Policía Nacional de Viveiro y la Policía Local de Viveiro, y más tarde intervino una ambulancia de Urxencias Sanitarias.

Lolo, que prefiere no dar sus apellidos, explica que el párroco estaba «moi nervioso», en «estado de shock», añaden fuentes oficiales. Al cierre de esta edición, tras recibir asistencia médica, declaraba ante la Policía Nacional de Viveiro. Hoy proseguirán con la investigación.

De lo ocurrido este viernes por la noche en Vieiro ya hay un precedente, muy cerca de la rectoral. En diciembre del 2013, dos encapuchados armados asaltaron al dueño de un estanco-bar. También lo ataron a una silla, pero a él le pegaron, lo amenazaron con cortarle una oreja y al final se llevaron un botín de 200 euros.