Pablo Iglesias y los alcaldes de mareas pierden el pulso por liderar En Marea

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

Las bases de Podemos no secundaron el plan de las cúpulas para echar a Villares

26 dic 2018 . Actualizado a las 12:42 h.

Estaba todo pensado para deshacerse de Luís Villares. Por la experiencia de los anteriores plenarios, los alcaldes de las mareas y la dirección de Anova sabían que en solitario no podían vencerle al líder que ellos mismos habían colocado y que ya hacía tiempo que les sobraba. Estaban cerca, pero el juez en excedencia les ganaba por un puñado de votos. Así que la estrategia fue poner en marcha la Mesa pola Confluencia, un espacio paralelo a la dirección oficial de En Marea en el que los invitados de excepción fueron Podemos y Esquerda Unida. Si las fuerzas de ámbito estatal se sumaban y entre todos -o Entre Todas, como bautizaron la candidatura- diseñaban una lista alternativa, podrían hacerse con el control del partido. La operación diseñada desde Compostela Aberta contaba con el visto bueno de Pablo Iglesias, que no dudó en prescindir de Carmen Santos y mandar a Antón Gómez-Reino para que, desde la secretaría xeral de Podemos Galicia, animase a las bases a inscribirse en En Marea y a votar por David Bruzos, el candidato de consenso del sector crítico.

Se veían ganadores, por eso lo que más les importaba era votar cuanto antes. Lograron imponerse en el plenario, lograron adelantar las primarias y lograron el control del comité electoral. Pero no contaban con que, frente a la improvisación con la que ellos elaboraron su candidatura, Villares contaba con un equipo cohesionado en el que hay perros viejos que no les iban a perdonar ni el primer resbalón. Y así fue; la constatación de que se había entrado de forma irregular en el censo paralizó las primarias y dejó en evidencia, en las últimas semanas, la guerra encarnizada entre los dos sectores, que no dudaron en amenazarse mutuamente con demandas judiciales. El que se hace llamar rupturista -quién lo iba a decir- incluso acudió a la Guardia Civil.

Sin preocuparles si realmente había habido alguna irregularidad, insistieron en votar, aunque cuando la coordinadora, controlada por Villares, denunció ante el comité de garantías a los tres miembros del comité electoral sospechosos de haber entrado en el censo, amagaron con retirar su candidatura. Finalmente, y aunque Esquerda Unida se desmarcó, decidieron presentarse. Y perdieron.

La victoria de Villares fue contundente: casi un 60 % de los sufragios a su favor. De los 4.800 inscritos, votaron el 56 %, un porcentaje bastante alto para este tipo de consultas. La lista del sector crítico no obtuvo más de un millar de apoyos. ¿Dónde estaban, pues, los cientos de votos de las bases de Podemos que se habían inscrito en En Marea para votar por Bruzos? Pues que no lo hicieron. O sea, que el plan de Pablo Iglesias, Antón Gómez-Reino, Yolanda Díaz, Martiño Noriega, Xulio Ferreiro, Jorge Suárez y Antón Sánchez falló. Tiempo habrá para analizar las causas, aunque todo hace pensar que las bases de Podemos figuran entre esos 2.175 inscritos que no votaron, aunque también los hay que sí lo hicieron pero por Villares, contraviniendo la estrategia de su propio partido. Tampoco es una novedad que la mayoría de los inscritos de Podemos no quieren mezclarse con las mareas y que no ven con buenos ojos a sus socios nacionalistas. Aunque a lo mejor el desapego viene de atrás y tiene que ver con que los críticos hayan apoyado a Paula Quinteiro tras su incidente con la policía o con las dudas que quedaron en el aire sobre los intentos de amañar los resultados.

El caso es que el plan fracasó y Villares, si hoy se confirman los resultados provisionales avanzados el día 24, será ya el líder indiscutible de En Marea. Pero lo será de la mitad de En Marea, porque todo parece indicar que habrá espantada de los críticos y que las alianzas para los próximas citas electorales están en el aire.

Bruzos contrata una auditoría y habla de «estado de excepción democrática»

Primero fueron los de Villares los que sospecharon del intento de amaño de los resultados en las frustradas primarias que deberían haberse celebrado hace un mes y ahora son los críticos los que no se fían de los resultados. David Bruzos, cabeza de lista de la candidatura Entre Todas, denunció que el proceso se había llevado a cabo sin interventores -los miembros del comité electoral que dieron a conocer los resultados provisionales lo negaron- y que el sistema informático tenía lagunas que podrían haber permitido manipular los votos. Por todo ello contrataron una auditoría externa e independiente que se sumará a la encargada por el comité electoral para despejar las dudas ante un proceso que Bruzos no dudó en calificar como «estado de excepción democrática». El candidato de los críticos, además, confirmó que había un plan B por si perdían: marcharse de En Marea. «Imos ver se temos que seguir adiante neste espazo», dijo.

Consello das mareas

Todo ello podría prolongar todavía más la guerra en los próximos días y quizás retrasar la constitución del nuevo consello das mareas, prevista para este sábado, día 29. La nueva dirección, que tiene ante sí el reto de poner en marcha a contrarreloj las elecciones municipales y las europeas, tendrá 21 miembros de la lista de Villares y 14 del sector crítico. Aunque está por ver si los representantes de la lista perdedora acuden a la cita. Es otra incógnita que deberá resolverse en los próximos días.