La tasa de mortalidad perinatal en la región de Flandes, fronteriza con Países Bajos y con una estructura económica similar, es un 75 % inferior
13 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Las conclusiones de un informe europeo sobre mortalidad perinatal (entre la semana 22 de gestación y hasta siete días después del parto) alertaron en el 2009 a la sociedad holandesa, donde un 30 % de las mujeres prefieren parir en casa. El estudio del Departamento de Salud Pública de la Comisión Europea observó que siete de cada mil bebés morían al nacer, dejando la tasa más alta de la UE por detrás de Francia y de Letonia.
Un grupo de médicos neerlandeses analizaron el porqué de la alarmante tasa. Siguieron los embarazos de más de medio millón de jóvenes en un grupo de riesgo bajo durante siete años. El resultado: el número de muertes prematuras fue similar tanto en las que optaron por parir en casa como en las que acudieron al hospital.
El hallazgo fue rebatido solo un año después tras una revisión del informe. Los autores del nuevo análisis detectaron que muchos nacimientos que se iban a producir en los domicilios terminaron como partos hospitalarios al producirse complicaciones. Hasta un 40 % de las mujeres habrían comenzado el parto en el hogar y completaron la operación en un centro médico.
La cosa se complicó aun más al comparar los resultados de los Países Bajos con los de Flandes, con una estructura política y económica prácticamente idéntica. La tasa de mortalidad perinatal en la región belga, fronteriza con Holanda, es un 75 % inferior. En la decisión de dar a luz en casa entran factores como el tamaño del municipio, con más casos en el campo que en las ciudades. Y también entran en juego las condiciones económicas.
Al margen del caso holandés, los análisis a nivel mundial alertan de los peligros del embarazo en el hogar. Según varios estudios estadounidenses, el riesgo de mortalidad neonatal se triplica en el parto en casa. Los últimos datos del portal estadístico europeo muestran un descenso de muertes de bebés holandeses. Aún es una de las tasas más altas, pero en el 2016 afectó a solo tres de cada mil nacidos. Más preocupantes son los resultados en Macedonia o Albania, que triplican la media de los países de la UE.
