Propuesta de Renfe
González aseguró que, en el seno de la comisión de seguimiento de la infraestructura, desde Renfe se planteó que hacer pasar los trenes por dos cambiadores de ancho no era racional, pues casi se perdía el tiempo que se ahorraba en los 87 kilómetros de línea. «Renfe operadora advirtió que era una disfunción que solo serviría para castigar a los viajeros», dijo. De esta propuesta inicial surgió la idea de explotar el tramo en ancho ibérico y, después, las modificaciones técnicas que dejarían sin ERTMS Angrois.
En cualquier caso, Juárez defendió el papel supervisor de la línea realizado por su departamento, asegurando que la ley solo les obligaba a pedir al ADIF tres grupos de documentos: un certificado de seguridad, un informe sobre la adecuación a la normativa y otro sobre las pruebas realizadas. Entre ellos no tendrían que estar los informes del evaluador independiente de todos los enclavamientos, dijo, contradiciendo a otros comparecientes. «Se evaluaba la documentación que establecía le ley», respondió a los diputados, «y en este caso no había dudas razonables sobre el cumplimento de la normativa». Lo que no podía hacer la Dirección General de Ferrocarriles, alegó, es sustituir al ADIF como evaluador de su propio sistema de seguridad, pues les obligaría a revisar 308 informes y la ley les daba solo un plazo de un mes para emitir la autorización. También negó que se autorizase la puesta en servicio en solo una hora, como figura en las entradas y salidas de registro.