El obispo aparta al que fuera deán de la Catedral de Santiago tras denunciarlo un joven de Mondoñedo por tocamientos

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PEPA LOSADA

El joven envió una carta al Obispado en la que explica lo ocurrido y asegura que no es el único caso

27 nov 2018 . Actualizado a las 17:02 h.

El obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol ha apartado a un veterano sacerdote de Mondoñedo denunciado por un menor por tocamientos. El sacerdote ha sido identificado como José María Díaz, deán de la Catedral de Santiago cuando se produjo el robo del Códice Calixtino. Poco después, dimitió de su cargo y convirtió Mondoñedo en su localidad de residencia. 

El obispo, Luis Ángel de las Heras, a la vista de la denuncia del joven presentada ante la autoridad eclesiástica, tomó las medidas cautelares preceptivas y retiró a este sacerdote anciano a su vivienda. «El procedimiento está cerrado: el sacerdote está recluido en su casa y poco más se puede hacer, hay que tener en cuenta la edad», explicó el obispo restando trascendencia a los hechos.

Ocurrió hace dos años, pero el joven ha esperado a denunciarlo ante la Iglesia y públicamente hasta ahora, cuando ha abandonado la ciudad episcopal una vez cumplida la mayoría de edad. Afirma en su denuncia que «no fue el único caso de tocamientos». De las Heras confirmó que se había iniciado una investigación y que se había seguido el proceso debido que manda la Iglesia en estos casos.

El obispo considera que «no es el escenario» que se ve en otros casos: «Sinceramente, no lo creo. El joven o los jóvenes no se sentían víctimas de nada, eso está reconocido así; por tanto, es distinto. Hay que considerar la edad del sacerdote y las facultades a ciertas edades. Por mi parte, he hecho lo que debía hacer y, aunque se trate de un solo caso, no exento de gravedad, hay que pedir perdón y reconocer que esto no debe de suceder».

En su denuncia ante el obispo, el joven explica: «He guardado silencio hasta ahora sobre este hecho que le voy a exponer y que me sucedió cuando tenía 17 años. Una tarde un amigo y yo estábamos en la plaza de la catedral y este sacerdote nos interpeló para que lo ayudásemos a bajar las escaleras; al tratarse de un anciano, no lo dudamos, ocasión que aprovechó para tocarme el trasero, rechazándolo yo de inmediato».

El joven también asegura en su carta al obispo que el suyo no es el único caso: «Hablando con otros chicos, me dijeron de actuaciones parecidas. Le ruego tome medidas para que no se repita: hasta ahora nadie se ha atrevido a denunciar», concluye el joven en su carta de denuncia. El obispo reaccionó al momento y los propios allegados del chico reconocen «que tomó las medidas cautelares debidas apartándolo». «De verdad, son cosas de la edad y de la merma de facultades», insistió el obispo de Mondoñedo-Ferrol.

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