El «zapatazo» de Pontón contra Feijoo

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Ed Carosía

La líder del BNG consigue el objetivo de polarizar con el PP sobre feminismo, pero asumiendo un riesgo excesivo

25 nov 2018 . Actualizado a las 13:05 h.

Cuando el líder ruso Nikita Kruschev se supone que aporreó con el zapato la tribuna de la ONU, algo de lo que no existe imagen alguna, Ana Pontón ni siquiera había nacido. Pero cuando en 1993 Xosé Manuel Beiras hizo el remake del célebre episodio, blandiendo su zapato en el Parlamento gallego contra la reforma electoral impulsada por Manuel Fraga para aniquilar a los partidos que no llegaran al 5 % de los votos, Pontón estaba a punto de cumplir los 16 años. Y fue en esa altura cuando empezó a militar en la organización juvenil del BNG.

Ahora es la propia portavoz nacional del BNG, un cuarto de siglo más tarde, la que en un acto de rebeldía similar protagoniza su propio zapatazo contra el actual presidente de la Xunta y del PPdeG, Alberto Núñez Feijoo, aunque en su caso asume un riesgo mucho mayor, pues su argumentación es mucho más débil y no está exenta de que el golpe de efecto se le vuelva en contra.

No es la primera vez que la dirigente nacionalista busca pelea con el PP en cuestiones vinculadas con la igualdad. En la sala de máquinas del BNG creen que es una materia con la que solo pueden ganar. Para empezar, porque tiene a la única portavoz de la oposición mujer, y entienden que eso le da a Pontón un plus de credibilidad para discutir sobre igualdad con cualquier hombre; y para continuar, porque este tipo de polémicas permiten que el BNG, el grupo más pequeño de la Cámara, se visibilice mucho más que En Marea o los socialistas.

Nos comparan con delincuentes que abusan de la mujer, es una barbaridad», se quejan en el PP

La polarización que la líder del Bloque busca con Feijoo en estos debates no es nueva. Hace un año, las diputadas nacionalistas libraron una batalla feroz contra la cartelería de la campaña institucional de la Xunta conmemorativa del Día Internacional Contra la Violencia de Género, que tiene lugar hoy. La imagen de mujeres sobrepasando en altura a la Torre de Hércules o a la catedral de Santiago decía que era «cousificadora» y, unos meses más tarde, en vísperas del 8 de marzo, el BNG lanzó una irreverente campaña emulando a la oficial para decir que «o máis grande de Galiza está até a cona».

En ambos casos, los de Pontón consiguieron sus objetivos: polarizar con el PP como si fueran los jefes de la oposición, ocupar espacio mediático y evitar que la derecha arrebate una de las banderas que la izquierda guarda con más celo, la de la lucha por la igualdad.

No obstante, esta vez el Bloque fue mucho más allá. La imputación de Ana Pontón le colgó a Feijoo al insinuar que era un miembro más de La Manada que todo el mundo desprecia por los abusos sexuales cometidos contra una joven indefensa, destroza los marcos del parlamentarismo. ¿O acaso es posible debatir en serio con quien te sitúa al lado de unos violadores?

Una pieza más del sistema

El zapatazo dialéctico de Pontón no fue espontáneo, pues el Bloque lanzó al día siguiente una campaña en la que da entender que La Manada que viola los derechos de las mujeres «é o sistema» y sus instituciones. Como si el BNG que jura la Constitución desde 1985, que gobernó la Xunta cuatro años, que colaboró en la gobernación del Estado y que ahora reparte dinero en las diputaciones que quiere abolir no fuera, en realidad, una parte más de ese mismo sistema.

«Nos comparan con delincuentes que abusan de una mujer, y eso es una barbaridad», apunta una diputada autonómica del PP, que entiende que Pontón debería disculparse. Pero Pontón no solo no se excusó, sino que cargó contra las mujeres del PP que dieron la cara por Feijoo, por entender que recibieron instrucciones para «saír en defensa do macho alfa».

Esta polémica aún promete durar varios días. En marzo pasado salió a la palestra una histórica nacionalista, como Pilar García Negro, para advertir al BNG que en su campaña estaba imitando el lenguaje machista. Quizás ahora nadie se atreva a decirle a Pontón que, a lo mejor, se ha equivocado. O pueden que se lo digan los electores. El zapatazo de Beiras ayudó a que el BNG pasara de 5 a 13 escaños. El tiempo dirá cuanto acaba sumando la portavoz del Bloque.