Una viguesa que fingía estar embarazada y que exigía atención en urgencias le da una paliza a una vigilante

e. v. pita VIGO / LA VOZ

GALICIA

Oscar Vázquez

La agredida, a sus compañeros: «Estoy dolorida, triste, tengo ganas de llorar»

22 nov 2018 . Actualizado a las 09:25 h.

Una falsa embarazada que ingresó en urgencias y que exigía atención inmediata le dio una paliza a puñetazos a la vigilante de seguridad que fue a calmarla. Ocurrió el pasado martes por la noche en un triaje del Hospital Álvaro Cunqueiro, de Vigo. La vigilante recibió múltiples contusiones en el rostro, acabó con un ojo morado y con un flemón en la mandíbula, y pasó el día de este miércoles recuperándose en su casa sin salir a la calle por miedo a que la viesen en el barrio con ese aspecto.

Tras enterarse de la paliza, varios sindicatos han pedido más medios para los vigilantes de los hospitales, ya que consideran que hay continuas agresiones por parte de los usuarios.

Este último incidente fue a las 22.30 horas del martes en el servicio de urgencias. La vigilante, de cerca de 40 años, lleva dos meses y medio en la empresa y fue contratada para cubrir la baja de otro guardia que fue agredido en el mismo hospital.

Esa noche entró una paciente y dijo a los enfermeros que estaba embarazada y que llevaba mucho tiempo esperando a que la atendiesen. Los sanitarios que la observaron descartaron que fuese una gestante y descubrieron que lo que sufría era un dolor en la pierna. La paciente se quejó, ya en el triaje, de que tardaban mucho en atenderla y se alteró.

El personal alertó a una vigilante de seguridad, la cual acudió a calmar a la usuaria. La paciente les advirtió: «Que no venga nadie a agarrarme o la primera que llegue se va a llevar una hostia». La vigilante la avisó de que iba a llamar a los refuerzos, pero la otra le contestó: «Pues mientras llegan los refuerzos, te suelto hostias». Y, sin decir nada más, comenzó a golpearla lanzándole puñetazos en la cara.

Los sanitarios, en una hábil maniobra, redujeron a la supuesta agresora y le inyectaron un tranquilizante. Luego fue retenida por los refuerzos de seguridad y entregada a la policía, que la detuvo.

En cuanto a la vigilante, fue atendida en el propio servicio de urgencias, unos compañeros la llevaron a casa de madrugada y, tras descansar, presentó una denuncia en la Comisaría de la Policía Nacional de Vigo.

Quejas sindicales

El responsable del sindicato de seguridad FeSMC-UGT de Pontevedra, Delmiro Álvarez, denunció la «situación de desamparo» y desprotección en la que se encuentran los vigilantes de seguridad, que están continuamente expuestos a este tipo de situaciones, «mientras las Administraciones miran para otro lado».

Una de sus reivindicaciones es que siempre patrullen juntos dos vigilantes en los edificios del Sergas donde hay mucha afluencia de personas o conflictividad. Así garantizarían un mínimo de seguridad. Alternativa Sindical ve en esta otra de «tantas agresiones que desgraciadamente este colectivo sufre a diario, ante la dejación de las instituciones públicas y legislativas», por cuanto el personal de seguridad carece de protección jurídica y física.

Alternativa Sindical ha puesto este incidente en manos de la asesoría jurídica del sindicato para estudiar las causas de la agresión y la posible denuncia a la institución hospitalaria y a la empresa adjudicataria por si carecen de un plan de estudio específico de riesgos en el puesto de trabajo.

La agredida, a sus compañeros: «Estoy dolorida, triste, tengo ganas de llorar»

La vigilante permanecía este miércoles confinada en su casa con la cara desfigurada por los moratones, con un ojo hinchado y un flemón, así como agujetas. Se vino abajo y tiene miedo a salir a la calle y a que en su barrio la vean con el rostro magullado. Un sindicalista la vio «afligida y triste» y refiere que ella le confesó: «Estoy dolorida, tengo ganas de llorar, no entiendo la actitud de esa persona, porque no hubo una palabra de provocación».

Delmiro Álvarez recuerda que los vigilantes de hospital están expuestos a pacientes nerviosos que se quejan. «Intentamos mantener la clama, quitar hierro, pedirles que esperen», dice. En el Hospital Álvaro Cunqueiro los vigilantes han sufrido varias agresiones y pide a la dirección que asuma que se hagan patrullas con dos guardias.