El neurólogo premio fin de carrera: «Mi perspectiva el 21 de mayo es ir al Inem o recorrer España entregando currículos»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

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Pedro Duque le entrega hoy un galardón que a nivel laboral, asegura, apenas tiene reconocimiento

20 nov 2018 . Actualizado a las 10:45 h.

Alejandro Rivero de Aguilar Pensado recibe esta mañana el premio nacional fin de carrera 2013-2014 en un acto presidido por el ministro de Ciencia, Pedro Duque. Lo de los galardones, para ser sinceros, no es gran novedad para este compostelano. Además de este, es premio de licenciatura de la Real Academia Nacional de Medicina, premio nacional de bachillerato en el 2008 y obtuvo en selectividad la nota más alta de España. Y esta es solo una selección de algunos de sus reconocimientos académicos. En la actualidad es residente de cuarto año de neurología en el Hospital Clínico de Santiago.

Hoy no dará ningún discurso, pero si tuviese que decirle algo al ministro tiene claro qué. Desde el punto de vista de la ciencia médica: «Le diría que está haciendo lo que todo el mundo desea: expulsar las seudociencias; está siendo combativo e incluso debiera serlo más», dice en relación con la homeopatía. Pero no todo son flores: «También le diría que ese discurso de los políticos que se enorgullecen de que somos la generación mejor preparada lo acompañase de hechos y apoyo a los investigadores». Porque lo tiene claro: «La Administración los maltrata sistemáticamente». Tras años de dedicación y esfuerzo, este neurólogo en ciernes admite que «los premios en sí no tienen gran reconocimiento. En el Sergas, un curso de higiene te da casi tantos puntos como ser el mejor en tu promoción. Haber conseguido un premio, lamentablemente, en nuestro país no te abre prácticamente ninguna puerta». Sí le ha servido a nivel personal y profesional, «porque estás habituado a trabajar intelectualmente».

Tras años de una trayectoria académica impecable y después de casi cuatro trabajando en un hospital, afirma que la formación de Medicina es muy potente en lo teórico, «pero adolece de no potenciar la práctica». Pone como ejemplo el modelo anglosajón o el latinoamericano: «En los primeros meses de residencia notamos que los que vienen de países latinoamericanos tienen más maña, y eso es algo que debería cuidarse en la carrera».

Una trayectoria brillante a nivel científico, una profesión demandada y en la que faltan especialistas... Nadie dudaría de que el 21 de mayo, cuando acabe su período mir, las puertas se le abrirán de par en par a este neurólogo compostelano. Pero no: «Realicé una apuesta personal por quedarme en Galicia, estudié aquí, elegí Santiago porque hay un buen servicio de neurología, pero la perspectiva laboral de la mayoría de los especialistas es mala». A cinco meses de terminar, admite: «El 21 de mayo del 2019 no tengo ninguna perspectiva, salvo ir a la cola del Inem o coger el coche y recorrer España entregando currículos en hospitales». ¿Se arrepiente? En absoluto. La neurología le apasiona. Y hace suyas las palabras que escuchó de un neurólogo de Madrid con el que hizo una rotación: «Somos unos privilegiados, nos encargamos de estudiar y mantener la salud de la estructura más hermosa y compleja del universo conocido, el cerebro humano».

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