Galicia, aprobado en ortografía

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

Ni en la universidad ni en las oposiciones se ven problemas de corrección lingüística

17 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace más de un lustro, el debate ya estaba en calle. ¿Es mala la ortografía de los futuros docentes? La consejera de Educación de Madrid presentaba en el 2013 un informe aterrador: el 86 % de los que se habían presentado a las oposiciones de maestro en el 2011 habían suspendido el examen de conocimientos. Había gravísimas faltas de ortografía, como hacercar, Valladoliz o Nabarra.

Este año, la herida se ha vuelto a abrir. En algunas comunidades, las faltas han sido determinantes para suspender a los opositores. La consejera murciana daba cifras: el 85 % de los suspensos habían sido por eso. Los opositores no tardaron en contestarle corrigiendo varios fallos ortográficos en Twitter y quejándose de la indefensión a la que estaban sometidos porque no pueden ver sus ejercicios. Cuando Lucía Figar calificó de estremecedores aquellos datos del 2011, los opositores y los sindicatos también reaccionaron acusándola.

¿Y Galicia? ¿Hay un problema con las competencias lingüísticas? Parece ser que no. Nadie habla de problemas generalizados de redacción entre los opositores. Ni siquiera entre los estudiantes. «Entre tanta xente, claro que se pode atopar un pouco de todo». Casos aislados, nada alarmante. Lo explica la presidenta de uno de los tribunales de educación infantil. «Non vimos casos desa índole no noso tribunal», afirma. Ha estado tres veces evaluando y siempre ha sido la misma tónica: casos aislados. Situaciones anómalas. En la primera parte de la prueba, que es eliminatoria y que el profesorado tiene que ir a leer ante el tribunal, uno de los aspectos que se evalúan es tanto la expresión oral como la corrección escrita.

No hay auténticas barbaridades, pero sí parece que está un poco más extendido el uso de las abreviaturas de las redes sociales o de la toma de apuntes. No es lo mismo que un hechar, pero «hai que saber distinguir cando estás nun tipo de discurso e noutro».

Lo explica la presidenta del tribunal de infantil y también profesores universitarios. Alba Nogueira, profesora de Dereito Administrativo de la Universidade de Santiago, señala que «hai abreviaturas que usan para estudar ou para tomar apuntamentos e chegan ao exame e poñen o que só con q, administración como admón... Non queda moi bonito, pero sucede que, se teñen que escribir moito, é frecuente». Eso y los tachones. Y, alguna vez, una falta de ortografía. Pero para la profesora de Dereito es un hecho «anómalo».

Nogueira señala los errores, pero no resta puntos, como sí hacen otros docentes. Ahora, reconoce que un examen bien presentado, con una redacción correcta y pulcritud en la ortografía «mírase con máis cariño» que otro con una exposición caótica, plagado de tachones y faltas. Otros profesores son mucho más estrictos a la hora de corregir los ejercicios. En la UNED, por ejemplo, hay docentes que dejan de leer el examen si tiene varios tachones e incluso han suspendido por errores ortográficos, independientemente de los conocimientos demostrados.

¿Ha decaído el nivel de la competencia lingüística en los últimos años? «No los veo peor que hace diez años», dice Raúl Canay, profesor de Económicas en Santiago. Hace muchos años, un estudiante plantó un a hedificado en un ejercicio que al docente no se le olvidará jamás. Pero no es la norma. «También es cierto que lo que me entregan es vía ordenador, y exámenes de desarrollo textual hago pocos», afirma. Tampoco Alba Nogueira ve grandes diferencias. A lo mejor sí entre titulaciones, pero lo achaca a que los alumnos de Dereito están acostumbrados a la terminología que le es propia, mientras que el resto no tanto.

«Si que é certo que hoxe en día, en primaria e noutros niveis, escriben con erros de ortografía e con incoherencia ás veces». Es uno de los caballos de batalla que tienen los docentes con los alumnos actuales. Hay que trabajar la compresión y la expresión escrita con ellos, reconoce la presidenta de uno de los tribunales.

El 5 % de acceso libre y el 60 % de promoción interna, al descubierto

«Non temos constancia diso». Es la respuesta de las organizaciones sindicales a si en Galicia las faltas de ortografía y los errores de expresión han generado muchos suspensos. De lo que sí tienen constancia es de que unas 300 plazas ofertadas este año han quedado desiertas. La mayoría son puestos de promoción interna, en las que se quedaron sin adjudicar el 60 % de los puestos ofertados, mientras que en el caso de las de acceso libre ese porcentaje decayó hasta poco más del 5 %, con unas 90 plazas que han quedado desiertas. Ha sido especialmente baja la cobertura de las plazas de FP. ¿Cuál es el problema? En muchos casos, según explican desde UGT, se trata más que nada de falta de tiempo, sobre todo en especialidades que llevan tiempo sin convocarse.