Tras 20 días en el Chuac, el carballés Álex Muíño espera que le aclaren qué ocurrió la madrugada del 27 de octubre
16 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Álex Muíño no ve el momento de salir del Chuac, a pesar de que en la Unidad de Quemados lo han tratado muy bien. «Son moi profesionais», dice. Lleva allí 20 días y espera que hoy le den el alta y pueda volver a su casa de Carballo. De allí salió sobre las once de la mañana del día 27 de octubre en dirección al centro de salud y después al hospital. Unas seis horas antes, en la rúa Ourense, ocurrió un incidente todavía no aclarado. Por causas accidentales o deliberadas, la camisa que vestía esa noche de marcha se quemó y su torso sufrió lesiones de segundo grado. Durante los tres o cuatro primeros días ni siquiera pudo comer. Fueron jornadas enteras de malestar, náuseas y vómitos, pero en ningún momento su cabeza paró de darle vueltas a lo que había ocurrido.
A medida que ha ido pasando el tiempo se ha ido convenciendo de que sus quemaduras no fueron originadas por la explosión del mechero que llevaba en el bolsillo, sino que alguien, de forma deliberada, lo roció con algún producto inflamable y le prendió fuego.
Hoy o mañana, a más tardar, se presentará ante la Guardia Civil para interponer la correspondiente denuncia y, sobre todo, para buscar respuestas. Cuando ocurrió el incidente estaba en una zona en la que hay varias entidades bancarias, por lo que está convencido de que alguna cámara grabaría lo ocurrido o la huida del presunto agresor.
Sus padres, que están deseando que vuelva a casa, acudieron en dos ocasiones al cuartel para denunciar el suceso, pero les pidieron que acudiera el interesado. «Dixéronlles que estaban investigando igual. Voulles contar que estivo preguntando por min xente que eu non coñezo, o que me fai sospeitar», explica.
Lo que sí tiene claro desde el principio es que no iban a por él, sino que lo escogieron al azar. «Non se vía ninguén pola rúa, cousa moi rara porque sobre as seis da mañá é cando pechan uns locais e abren outros. Un sábado de madrugada sempre hai xente», explica.
Algo de comer
Subía por la calle Ourense en busca de algo de comer. La zona de su cuerpo en la que se inició el fuego y que resultó más afectada era la que daba a los portales. No descarta que hubiera alguien oculto, esperando una víctima propicia. Pero tampoco lo sabe. Solo recuerda que lo envolvió el fuego, «foi coma se me abrazase algo», que se arrancó la camisa y la tiró al suelo, pero las fibras sintéticas de que se componía y un posible líquido inflamable dejaron la prenda convertida en un polvo negro en apenas unos segundos. En ese momento ya pensó en recogerla por si podía ser utilizada como prueba, pero consideró que no había allí nada aprovechable.
Ahora la esperanza está puesta en las grabaciones de las cámaras, algo que a estas alturas probablemente ya no existe, o en las pesquisas de los agentes de la Guardia Civil, que, en principio, no tienen nada nuevo.
Álex Muíño no es de los que se retiran a primeras horas de la madrugada, pero aquel día quería estar más despejado en el trabajo. Ahora considera que fue eso lo que lo convirtió en blanco de un o varios individuos con unos fines difíciles de comprender. «Pensei en moitas cousas, a cabeza non paraba, pero tiven que deixalo porque cada vez estaba máis confuso», explica, pero de ninguna manera acepta que lo que lo llevó al hospital fuera un hecho fortuito, un simple accidente.
A partir de ahora seguirá recuperándose en casa, ganando movilidad en su brazo derecho y tratando de desentrañar qué fue lo que ocurrió en la calle Ourense de Carballo la madrugada del 27 de octubre. Hasta el momento nadie ha sido capaz de decirlo.