«Hay opas hostiles de unas autonomías a otras para atraer a los pediatras»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOAN A. SOLER

El Gobierno vasco creó una figura para dar un contrato estable a los médicos que terminan el mir que reclama Galicia

14 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace meses para los colegios médicos de Galicia el País Vasco es el modelo a seguir. Lo es en una de sus principales reivindicaciones, dotar a los facultativos de familia que terminan el mir de un contrato estable que les permita evitar la precariedad, aunque deban cubrir bajas y vacaciones. De ahí que el Consello Galego de Colexios Médicos invitase a Kepa Urigoitia, presidente del consejo vasco de médicos y del sindicato médico a una jornada de debate sobre la atención primaria celebrada en Santiago. La excusa que pone el Sergas es que esta figura no tiene encaje legal, pero Urigoitia insiste, «no ha habido ningún problema legal, ninguno».

-¿El déficit de pediatras y médicos de familia es común?

-Es generalizado pero hay un problema añadido, la distribución irregular de los efectivos, por lo que hay zonas de más difícil cobertura.

-Los colegios gallegos han puesto el modelo vasco como ejemplo para evitar los contratos precarios a los médicos que acaban el mir, ¿cómo funciona?

-Tener a una persona contratada dos días, después un mes, y así continuamente, provoca unas dificultades inmensas e impide realizar un proyecto de vida. No hay soluciones mágicas y tenemos que conformarnos con lo que es menos malo, por lo que hemos creado la figura del nombramiento estable y flexible, un médico eventual pero que tiene un contrato mínimo de un año, prorrogable a tres. Además, existe un compromiso para analizar si realmente el puesto es eventual o esconde un déficit estructural en cuyo caso habría que transformar la plaza en estructural. Evidentemente esa persona cubre eventualidades pero hemos ido delimitando sus condiciones para que se parezcan a las del personal con plaza en cuanto a permisos y licencias, e incluso ahora cobran el complemento por carga de trabajo y desplazamiento.

-Ese contrato se reclama aquí y el Sergas dice que no tiene encaje normativo. ¿Han tenido problemas legales?

-Ninguno, ninguno. Es perfectamente factible.

-Otro problema del que se quejan los profesionales es de que no hay continuidad asistencial, al enfermo lo ven médicos de familia diferentes cada poco tiempo.

-Garantizar la continuidad asistencial es dificilísimo pero en cierto modo estos contratos subsanan algo este problema, porque son las mismas personas las que se encargan de la sustitución de una zona. Insisto, el modelo no es una maravilla, pero es mejor que lo que había. Ya hay 220 personas con este contrato flexible y estable, y aún son pocos.

-¿Qué solución ve a la falta de pediatras, agruparlos como proponen los profesionales gallegos?

-Soy defensor del sistema que tenemos, con centros de salud en los que hay médico de familia y pediatra. Si los concentramos nos cargamos el modelo actual.

-¿Y qué propone?

-Si usted convoca una OPE de 50 plazas le aparecen 150 pediatras. Lo que quiere la gente es una plaza fija, por lo que el que primero pega, pega dos veces. Los profesionales van a donde les ofrecen estabilidad, hay opas hostiles de unas comunidades a otras para atraer a pediatras, el que más corra, gana. Qué triste e insolidario, pero qué real.

Manuel Domínguez: «¿Cómo está la atención primaria gallega? Muy mal»

Urigoitia intervino en un debate en la sede del colegio de médicos de Santiago en el que también participaron dos médicos de familia de la comunidad, Xosé Lois López-Álvarez y Manuel Domínguez. Y el panorama que dibujaron de este nivel asistencial en Galicia fue bastante demoledor, «¿cómo está la atención primaria?, muy mal», explicó Domínguez. Los profesionales arremetieron contra la consulta telefónica, que resulta eficiente para las recetas pero no en muchas otras ocasiones; contra el programa Telea para asistir a los crónicos; contra la nueva carrera profesional «que son trienios con otro nombre»; y contra mantras que están hartos de oír, «como que la primaria es el centro del sistema». Exigieron además tiempo y recursos para una atención de calidad.