El piloto culpa de las turbulencias en un vuelo a la falta de controladores

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

Era un vuelo de Iberia que iba de A Coruña hasta Madrid

13 nov 2018 . Actualizado a las 08:57 h.

Un viaje en avión cualquiera. Se ilumina el piloto que invita a abrocharse el cinto de seguridad y los asistentes de vuelo recorren el pasillo recordando que desde ese momento no está permitido levantarse al servicio. Turbulencias. Cualquiera que esté habituado a volar entiende que normalmente responden a condiciones atmosféricas adversas, por eso los viajeros que este domingo viajaron desde A Coruña a Madrid en el vuelo que salió de Alvedro a las 13.57 se sorprendieron cuando en mitad del trayecto el comandante, ante los continuos bandazos de su Airbus A320, se dirigió a la cabina de pasajeros para pedir disculpas, aunque escudándose en que poco o nada podía hacer al respecto, ya que estaba obligado a volar mucho más bajo de lo habitual debido a la falta de controladores aéreos porque, dijo, era domingo.

El vuelo aterrizó a las 15.04 en la pista del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas.

Daniel Zamit, controlador aéreo y portavoz de la USCA (Unión Sindical de Controladores Aéreos), admite que el vuelo se vio afectado por más turbulencias de las habituales, pero rechaza que estas se debieran a la falta de efectivos en las torres de control. «Estaban cubiertos ocho sectores de diez, que es lo habitual para un día como ese», apunta, explicando que la ocupación siempre depende del tráfico aéreo y que de forma puntual puede reforzarse algunas jornadas con muchos vuelos, casi siempre relacionadas con puentes o vacaciones. De este modo, Zamit, tras consultarlo con el supervisor del domingo en Barajas, advierte que las turbulencias que sufrió el vuelo de Iberia se debieron a razones meteorológicas. «Ayer no acompañó el tiempo. Otro vuelo de Iberia no pudo aterrizar en Lisboa y tuvo que dar la vuelta», comenta a este periódico.

Viento de configuración sur

El portavoz de los controladores aéreos señala que el domingo se registró en Barajas viento de configuración sur, que no es el habitual en esta zona de Madrid, y que esto obligó a que los aviones que llegan al aeropuerto tengan que realizar la aproximación desde el norte, sobrevolando la sierra, lo que siempre provoca «unos vuelos mucho más movidos», debido a la menor distancia de la nave con el suelo. Los aviones, además de la fuerza de sus motores, se sirven del viento para aterrizar, siempre en su contra, y despegar.

Entonces ¿a qué responde el comentario del piloto? «Las compañías siempre tratan de culpar a otros, porque así no tienen que hacer frente a posibles indemnizaciones por retrasos u otras incidencias», esgrime, aunque invita a todos los viajeros a que reclamen siempre y cuando lo consideren oportuno. Por otra parte, Zamit recuerda que las turbulencias en vuelos cortos o de media distancia no son peligrosas, aunque sí incómodas, pues, además de los bandazos, obligan a reducir la velocidad de la nave «porque es como ir por una carretera de baches».

Los aeropuertos gallegos suman 4,3 millones de viajeros, pero Oporto capta ya el 70 % en el noroeste

c. p.

Los tres aeropuertos gallegos cerrarán un positivo 2018 en volumen de tráfico de pasajeros, aunque la terminal de Oporto obtendrá un balance este año todavía más espectacular, con un nuevo récord histórico, el octavo consecutivo. Lavacolla, Alvedro y Peinador juntos han alcanzado en los diez primeros meses del año un tráfico conjunto de 4,32 millones de viajeros, lo que supone un incremento para la red gallega de 196.540 pasajeros respecto al mismo período del año anterior, que se traduce en un crecimiento del 4,75 %.

El aeropuerto de A Coruña es el mejor parado en el acumulado del año hasta el mes de octubre incluido, con un aumento del 7,5 %. Le sigue Peinador, con un 5,4 %. Santiago consigue un 3,3 % de incremento.

En el caso de Oporto, el incremento en los diez primeros meses se sitúa en el 10,79 %, con un total de 10,18 millones de pasajeros. El Sá Carneiro supera ya el balance anual del 2016 y está en disposición de cerrar el ejercicio por encima de los 12 millones de viajeros, objetivo que había sido fijado para la próxima década. El aeropuerto portugués mueve ya, por tanto, el 70 % de los pasajeros que utilizan el avión en el noroeste de la Península, mientras que Lavacolla se hace con un 16 % del mercado; Alvedro con otro 7 %, y Peinador con el 6,6 restante. La terminal portuense es además la que mayor incremento en el número de pasajeros ha logrado en Portugal, aunque está muy lejos del balance de Lisboa.