El Gobierno quiere elecciones con tensión

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Pilar Canicoba

Sánchez abandona el discurso de hombre de Estado porque cree que le favorece más ir a los comicios de mayo en ambiente de crispación

12 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Es habitual que ante cualquier convocatoria electoral sea la oposición la que eleve la temperatura y embarre el terreno de juego para que el partido se dispute en las condiciones más duras. Pero en esta legislatura atípica en todo, desde la investidura por primera vez en democracia de un presidente del Gobierno a través de una moción de censura hasta la existencia de un Ejecutivo respaldado por solo 84 diputados, es este el que parece decidido a elevar al máximo la crispación. Cuando todos esperaban que Pedro Sánchez abriera la larguísima precampaña que nos aguarda hasta mayo del 2019 con un discurso de Estado que reforzara esa imagen presidencial que busca con denuedo su jefe de gabinete, Iván Redondo, el líder del PSOE se descolgó este sábado con una intervención tan despiadada como incomprensible contra el PP y Ciudadanos, a los que hace nada pedía sentido de Estado para aprobar sus Presupuestos. Hay multitud de asuntos en los que Sánchez tiene espacio político para marcar distancias con los partidos que se sitúan a su derecha. Pero resulta desconcertante que escoja precisamente el argumento de acusar a ambos de «socavar los pilares de la convivencia y la paz social».

No es habitual que un presidente que se sienta cómodo y asentado insulte de esa manera a los grupos de la oposición. Pero es sorprendente que alguien que gobierna gracias a los votos de unos partidos independentistas que han implantado en Cataluña un ambiente irrespirable de acoso al disidente y han puesto las instituciones que representan a todos al servicio exclusivo de su causa, violando flagrantemente la Constitución, culpe a quienes padecen a diario esa situación de intolerancia -a la vez por cierto que muchos socialistas catalanes-, de ser ellos quienes destruyen «los pilares de la convivencia y la paz social».

Si hay alguien que haya socavado la convivencia y la paz social en España son precisamente quienes auparon a Sánchez a la presidencia después de protagonizar un intento de golpe secesionista desde el poder y quienes acosan a una mayoría de catalanes que no apoyan su sublevación contra el Estado de derecho, poniendo así a esa comunidad al borde de un peligroso enfrentamiento civil. Resulta inquietante que el presidente del Gobierno no tuviera espacio en su discurso para cuestionar a quienes dividen a los catalanes en buenos y malos y prefiriera acusar a quienes defienden la Constitución en Cataluña de practicar una política «pendenciera». Sánchez está convencido de que le conviene llegar a los comicios con la tensión en máximos. De ahí que el CIS del socialista Félix Tezanos se dedique a dividir aún más a los españoles dedicando medio barómetro a hablar de la crispación e invitando a los ciudadanos a repartir culpas entre separatistas y constitucionalistas.

Sánchez arriesga mucho con esa estrategia de máxima tensión política. Pero, sobre todo, a pocos días de las elecciones andaluzas se equivoca al elegir como compañero de viaje a alguien que, como Joaquim Torra, considera a los españoles «bestias con forma humana». No es extraño por ello que la presidenta andaluza, Susana Díaz, diera plantón a Sánchez en el Comité Federal.

Las locales gallegas ponen a prueba a Gonzalo Caballero

El líder del PSdeG, Gonzalo Caballero, aprovechó su discurso en el acto de proclamación de candidatos socialistas tras el Comité Federal para hacer un breve discurso, bien hilado, con el que trató de desmontar la imagen de eficaz gestor de Alberto Núñez Feijoo. Caballero gana terreno en Ferraz, en donde es visto por sus compañeros como un líder con más recorrido político que sus antecesores en el PSdeG. Su problema puede ser que, al contrario que la mayoría de sus compañeros socialistas, no se juega a la vez la carta municipal y la autonómica. Y un mal resultado en las locales del mes de mayo en Galicia podría hacer que el tiempo se le hiciera a Caballero demasiado largo hasta las gallegas del 2020.

Los críticos utilizan otra vez a Feijoo para debilitar a Casado

Lo de utilizar a Alberto Núñez Feijoo como un pim pam pum con el que tratar de socavar la legitimidad del presidente del PP se ha convertido ya en un tópico, independientemente de quién sea el que lleve el timón de Génova. Los críticos del nuevo líder de los populares, Pablo Casado, vuelven a la carga con el recurrente tema del supuesto deseo de Feijoo de jugar en la liga nacional. Y la última especie que difunden los adversarios del PP es que el líder gallego espera a que Casado se dé un batacazo en las autonómicas y municipales para presentarse como el salvador del partido en las generales. Algunos, por cierto, no dudan en utilizar para ello argumentos ajenos a la política bastante impresentables.

Exhumar a Franco es más fácil que enterrarlo de nuevo

El Gobierno parece haber asumido ya que fue un error abrir el debate sobre la exhumación del cadáver de Franco del Valle de los Caídos. Y, sobre todo, el haberlo hecho sin calcular antes las consecuencias. Los huesos de Franco se han convertido en una especie de residuo tóxico. El problema no es ya sacarlos de donde están, sino dónde depositarlos. El Gobierno arguye que no puede ser en la Almudena porque facilitaría la exaltación del dictador. Pero, a no ser que lo que se plantee es hacer desaparecer los restos de Franco, en algún sitio habrá que enterrarlos. Y, sea donde sea, ese lugar se convertirá en lugar de peregrinación de los nostálgicos del franquismo. A ver a quién le endosan ahora ese muerto.