La nuera del líder de los miguelianos niega que hubiese abusos y agresiones

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

24 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En una maratoniana comparecencia de cerca de cinco horas, la nuera de Miguel Rosendo, fundador de la Orden y Mandato de San Miguel, negó ayer en la Audiencia de Pontevedra las acusaciones que pesan sobre Rosendo y rechazó que se hubieran cometido abusos sexuales y agresiones. «Nunca existieron», aseguró la mujer en varias ocasiones.

Relató que conoció a Miguel Rosendo siendo niña cuando acompañaba a su hermana y a su madre a la herboristería que regentaba en Vigo. Posteriormente, terminaría trabajando seis años en ese negocio, y con la fundación de la orden se convertiría en una consagrada laica. Reconoció que desde que se inició el proceso judicial no ha vuelto a tener contacto con sus padres y su hermana, quienes se desvincularon de la orden y a los que dedicó toda clase de reproches.

No dudó en definir al fundador de los miguelianos como su «mejor amigo, un padre», además de señalar que el tiempo que permaneció en la orden «fueron los años más felices» de su vida. Además, matizó que, mientras otros testigos aludieron a que el término «trabajiño» se empleaba como sinónimo de relaciones sexuales, «los trabajitos consistían en rezar y hablar contigo».

Amenazas a testigos

Esta octava sesión no estuvo, sin embargo, marcada por las comparecencias de la nuera de Miguel Rosendo y de una segunda testigo que llegó a someterse a una prueba de virginidad para demostrar que no había mantenido relaciones sexuales, sino que destacó por las denuncias que, a las puertas de la Audiencia, realizaron los abogados. Marcos García-Montes, que defiende a Miguel Rosendo, aseguró que había «presiones sobre testigos» que, supuestamente, tienen su origen en algún miembro de la Iglesia y cuyo objetivo no es otro que impedir que prestasen declaración.

Por su parte, Ana Reguera, letrada de la acusación particular, aseguró que son las víctimas y sus familiares los que pueden estar sufriendo amenazas y coacciones para que cambien sus testimonios.