«Lo peor de la noche en el puesto es el frío»

d. c. LUGO / LA VOZ

GALICIA

07 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Soei Syea, de origen pakistaní, lleva cinco años acudiendo a San Froilán. Vende lámparas de cristal de colores y tapices con espejos diminutos. Forma parte de las decenas de vendedores del recinto de la feria que duermen sobre la acera, encima de un colchón, dentro del puesto. Lo extiende de noche y lo recoge de día, antes de abrir el plástico con el que cierra el habitáculo en el que expone las mercancías. Soei Syea asegura que las ventas «no dan para más». «Si tuviera dinero -explicó-, iría a un hotel y, si pudiera, de cinco estrellas».

Soei Syea sabe que los hostales de Lugo en estos días suben los precios. «No puedo permitirme pagar 40 euros cada noche». Reconoce que lo peor de pernoctar en el puesto es la bajada de las temperaturas. «Paso mucho frío, aunque tengo varias mantas». El vendedor pakistaní se ducha en un hostal de Recatelo. Paga cuatro euros para poder hacerlo. «El año pasado -dijo- entre tres personas contratamos un apartamento a través de Airbnb y pagábamos 50 euros por noche. No fue un buen San Froilán y este año toca dormir en el puesto».

En la furgoneta

Fernando Duque, de Ecuador, duerme en la misma hilera de puestos que el vendedor pakistaní y su mujer en un colchón en la furgoneta que aparcan lo más cerca posible. Este año, que no hay ORA en el centro, los que llegaron antes consiguieron un buen sitio para dejarla, no lejos, para reponer la mercancía. «Podría permitirme -señaló- dormir en una cama. De hecho el restaurante en el que como, que está aquí cerca, tiene hospedaje. Nos cobra 25 euros por noche y eso está bien, pero no podemos dejar abandonado el puesto porque aquí está nuestro material de trabajo». «Además -añadió-, si vas a dormir de hotel pierdes las ganancias de la jornada».

Duque se queja de la falta de vigilancia. «En Barcelona y en Madrid pagamos 1.500 y 1.600 euros por el puesto, más o menos como aquí, y hay vigilantes de seguridad y duchas. Aquí tienes que dormir en el puesto y, si alguna noche vas fuera, pedir que te lo vigilen los compañeros».