Desalojados cerca de 30 adolescentes que vivían en un histórico palacete coruñés

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

MARCOS MÍGUEZ

Agentes que acudieron al desalojo conocían a algunos menores por el nombre, de las cuantiosas veces que los habían sorprendido haciendo cosas malas

06 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Alguien que no quiere desvelar su nombre pagó hace 6 meses cerca de un millón y medio de euros por una de las casas más bonitas y singulares de la Ciudad Vieja coruñesa. Este viernes se enteró de que el histórico inmueble llevaba tres meses siendo ocupado por cerca de 30 adolescentes, muchos de ellos magrebíes huidos de centros de menores y pequeños delincuentes. Un vecino se enteró, llamó a la Policía Nacional y cuando los agentes se presentaron, tras una densa cortina de humo de marihuana que echaba para atrás, empezaron a aparecer chicos por todas partes. Tantos, que tuvieron que movilizar tres furgones policiales y dos vehículos camuflados.

Uno a uno los fueron identificando y uno a uno fueron abandonando el singular palacete sin decir ni mu, resignados y con la cabeza gacha. Con sus mochilas a cuestas y alguno hasta con su bicicleta. No hubo discusión. Al tratarse de adolescentes, la Policía solo pudo identificarlos y dejarlos ir. Eso sí, sin la marihuana que se estaban fumando a las seis de la tarde del viernes, cuando se produjo el sorprendente hallazgo.

Agentes que acudieron al desalojo conocían a algunos menores por el nombre, de las cuantiosas veces que los habían sorprendido haciendo cosas malas.

Se desconoce si sabían del valor del edificio que habían ocupado. Perfectamente conservado, el palacete, construido en el siglo XVIII, conocido como el Consulado, pues ahí tuvo Francia su sede diplomática en Galicia durante muchos años, y situado frente al cuartel de Capitanía, está catalogado como de singular valor arquitectónico integral. Es de las casas más fotografiadas por los turistas que pasean por la Ciudad Vieja. En las últimas décadas acogió un pub y más tarde un restaurante que cerró hace unos años. Desde entonces, estaba cerrado y a la venta. Aunque todo el mundo se refiere a la casa como Consulado, su verdadera nombre es Casa da Reixa Dourada, tal y como aparece en el Pepri coruñés.

Se estima que accedieron al edificio hace tres meses y nadie se enteró hasta este viernes por las características arquitectónicas. Paredes de piedra, ventanas cerradas y tupidas por la hiedra, no salía un ruido al exterior. Entraron por el patio de luces, rompieron una ventana y se hicieron dueños del palacete hasta que alguien los vio. Si no los habían visto antes era por las precauciones que tomaban los menores para entrar y salir. Lo hacían con claves aporreando la puerta.