Una exdirectiva de los miguelianos dice que sufrió abusos de Miguel Rosendo

Alfredo López Penide
lópez penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

LÓPEZ PENIDE

María Dolores Espiñeira asegura que «estaba anulada» dentro de la orden

29 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Al principio, estábamos con un vidente que tiene contacto con el mundo espiritual y después estábamos con un hombre de Dios, con un camino de santidad, al que Dios le dice cosas y le aporta un carisma par la formación de un grupo». Con estas palabras, la que fue una de las directivas (fiscal) de la Orden y Mandato San Miguel Arcángel, María Dolores Espiñeira López, explicó la transformación que sufrió el considerado como líder de los Miguelianos, Miguel Rosendo, desde que gestionaba una herboristería donde, supuestamente, tenía una consulta de videncia, extremo que él negó, hasta que fundó la polémica congregación.

A lo largo de las cerca de cuatro horas que duró su interrogatorio, Espiñeira López relató diversos episodios de abusos sexuales que habría cometido Miguel Rosendo. Visiblemente emocionada y entre lágrimas dibujó un Miguel Rosendo que nada se parece al que han trasladado estos días los abogados de la defensa o sus allegados. Eso sí, en todo momento, reconoció que, habiendo acudido a su herboristería atraída por su faceta de videntes, «nos ayudó. No lo puedo negar. Se volcó. Tenía una gran deuda moral».

Lo cierto es que la relación con el principal acusado del juicio que se celebra en Pontevedra se afianzó hasta el punto de que María Dolores fue designada como fiscal de la orden. A partir de ese momento, sería la encargada de velar porque se acatasen los estatutos de la asociación, además entre sus competencias estaba la de imponer sanciones, aunque, según declaró, nunca lo llegó a hacer.

Solo quiso responder a las preguntas del fiscal, de la acusación particular y de su representante legal. Y es que ostenta la doble condición de acusada y de víctima, lo que explica que el ministerio público solicite para ella dos años de prisión como autora de un supuesto delito de asociación ilícita y, al mismo tiempo, cree que fue víctima de lo que, presuntamente, ocurrió en el seno de la congregación.

En su comparecencia desmontó buena parte de las afirmaciones que había mantenido Miguel Rosendo en la primera jornada del juicio. Así, mantuvo que este había realizado exorcismos, que el ambiente en la casa madre de Mougás era tóxico, confirmó que sufrió malos tratos y técnicas de dominación, que vivía en una tensión constante... «Yo estaba anulada», añadió antes de recordar el «pollo padre» que se montó cuando decidió salir de la casa madre para ir a depilarse las piernas. Miguel Rosendo, presumiblemente, le recriminó: «Tenéis vergüenza de los pelos en vuestras piernas y no de vuestros pecados».

En cuanto a los abusos sexuales, señaló que el principal acusado los justificó manifestándole que su intención era purificarlas, en algunos casos, o sacarle los demonios, en otros. Además, «insistía en que no podía pensar nada malo de estos» porque «era un médico espiritual», así como reconoció que nunca se enfrentó a Rosendo «por terror».

Tampoco tenía capacidad para contrariar sus opiniones, dado que «en el momento que dice: ‘‘Dios dice...’’, yo no tengo armas para rebatirlo porque yo no hablo con Dios».

Las defensas cuestionaron su declaración y de hecho Ivana Lima, una de las consagradas acusadas, dijo de Dolores Espiñeira que «tiene un don para actuar».