El líder de los miguelianos niega las acusaciones: «Lo hice todo por amor»
GALICIA
Las consagradas de la Orden de San Miguel recogían los mechones de Miguel Rosendo como futuras reliquias
28 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Nada de lo que se ha dicho fue cierto [...]. Es todo falso». Miguel Rosendo, fundador de la Orden y Mandato de San Miguel Arcángel, negó ayer todas las acusaciones que pesan sobre él y que, en caso de confirmarse, podrían suponerle una condena de 66 años de prisión. En su lugar, aseguró que lo hizo todo «por amor», siguiendo, en todo momento, las directrices que le marcaban desde el Obispado, de tal modo que, según manifestó, tuvo que asumir el rol de presidente de la congregación por imposición de la autoridad eclesiástica y como condición para que autorizasen la orden.
En todo caso, Miguel Rosendo evitó contestar a las preguntas que le tenían planteado formular la Fiscalía de Pontevedra, la acusación particular y el resto de las defensas, de tal modo que se limitó a responder a las de su abogado, Marcos García Montes. Este anunció, antes de que diera comienzo la vista oral, la interposición de una demanda civil por parte de los dos hijos y la mujer de Miguel Rosendo contra el ministerio público y la abogada pontevedresa Ana Reguera por su imputación. Tienen intención de reclamar cada uno de ellos 120.000 euros, una medida que tiene su origen en que hayan quedado exonerados del delito de blanqueo que les imputaba la acusación particular.
El líder de los miguelianos dejó claro que la orden no era una secta. Entre otra cosas, porque «nadie estaba obligado a nada». «Todos tenían plena libertad dentro de sus atribuciones, pero a mí no me contaban nada. Quien quisiera irse se iba», dijo. A este respecto, precisó que mantuvo puntualmente informado al obispo.
Asimismo, rechazó de plano las acusaciones de abuso sexual o que hubiera obligado a integrantes de la orden a mantener relaciones sexuales, y también rechazó haber coaccionado a miembros de la congregación para que se ordenaran sacerdotes o contrajeran matrimonio. En su lugar, mantuvo que está siendo víctima de una campaña -«todos los sacerdotes que me trajeron aquí son del Opus Dei»-, como también lo están siendo el resto de acusados: «Esas benditas mujeres han sido pisoteadas, maltratadas».
Por otro lado, manifestó que nunca ofició misa, y también dejó claro que en la herboristería que gestionó antes de fundar la orden nunca se practicaron ciencias ocultas ni esoterismo. Negó asimismo haber practicado nunca ningún exorcismo. Por el contrario, manifestó que siempre estuvo «en contra del curanderismo», tras recalcar que enseñaba los caminos de la Iglesia a aquellas personas que acudían a este negocio.
También declaró ayer Ivana Lima, superiora general de las consagradas, quien negó que Miguel Rosendo hubiese abusado de ella o que se presentara como mártir, santo o mesías. En este sentido, apuntó que todos los sacerdotes les decían: «Este hombre es un santo». Y les recomendaban que guardasen mechones de su pelo, que «eso en el futuro iban a ser reliquias».