Ocho años buscando a Sonia Iglesias

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Ramón Leiro

En los últimos días, la policía sondeó con cámaras especiales el interior de una tumba e inspeccionó dos pozos ubicados cerca de una vivienda de la familia política

22 sep 2018 . Actualizado a las 09:40 h.

Ocho años, un mes y cuatro días. Este es el tiempo que la familia de Sonia Iglesias lleva viviendo la pesadilla de no tener noticias de la pontevedresa. La última vez que se la vio fue el 18 de agosto del 2010, después de que hubiera dejado un par de sandalias a arreglar en un zapatero de la calle Arzobispo Malvar. Desde entonces todo es confusión y una ausencia que, desde el primer momento, la Policía Nacional consideró como no voluntaria y, por tanto, la catalogó como «inquietante».

En todo este tiempo, los agentes adscritos a este caso no han dejado de investigar. Eso sí, ajenos a las «peripecias» por las que ha atravesado el procedimiento judicial y que actualmente, según confirmaron ayer desde el TSXG, mantiene el marchamo de archivo provisional decretado el pasado mes de junio. Prueba de que el esclarecimiento de esta desaparición sigue siendo una prioridad en el seno policial es que, periódicamente, se llevan a cabo intervenciones, algunas más visibles que otras, bajo la supervisión, siempre, del fiscal jefe de Pontevedra, Juan Carlos Aladro.

La más reciente se produjo en las primeras horas de la madrugada de ayer en un cementerio del interior de la provincia de Pontevedra. En esta ocasión, los agentes centraron sus esfuerzos en una tumba muy concreta que, según algunas fuentes, podría estar relacionada con la familia de Julio Araújo, ex compañero sentimental de la pontevedresa con la que tuvo un hijo.

Todo parece indicar que los funcionarios emplearon cámaras especiales, posiblemente de infrarrojos, para inspeccionar el interior de la tumba, lo que explica que se hubiera optado por llevar a cabo esta diligencia en horario nocturno. En este sentido, las fuentes consultadas precisaron que no fue precisó requerir de una autorización judicial para realizar esta prueba. «No hizo falta. Si fuera necesario abrirla para inspeccionarla, ahí sí se requeriría del permiso de un juez», precisaron al respecto.

Esta no es la primera vez que los ojos de la Policía Nacional se posan en un camposanto. Ya el pasado febrero, en el transcurso de un despliegue en una propiedad vinculada con la familia de Julio Araújo, en la que este convivió una temporada con Sonia Iglesias, los agentes se interesaron por el cercano cementerio de San Mauro. De hecho, durante los interrogatorios a los que sometieron a Araújo y su hermano en la comisaría, les dirigieron varias preguntas que giraron en torno al panteón que la familia de ambos mantiene en este camposanto.

De igual modo, y durante varios meses que la causa judicial permaneció reabierta, la titular del juzgado especializado en violencia sobre la mujer de Pontevedra autorizó la instalación de cámaras de vigilancia en el entorno de este cementerio. El objetivo no sería otro que detectar posibles movimientos extraños en este espacio que se ubica a apenas un centenar de metros de la casa en la que vivió la pareja en el pasado. De nuevo, todo confluyó en un callejón salida.

Ya en el pasado, y durante varios meses, se instalaron cámaras en un cementerio Pero los ánimos no decayeron. Y, precisamente, a este barrio de San Mauro regresó la Policía Nacional en la mañana del jueves. En esta ocasión, efectivos adscritos a las Unidades Especiales de Subsuelo y Protección Medioambiental trataron de localizar nuevos indicios en dos pozos situados en las inmediaciones de la vivienda y sus terrenos anexos que, por otra parte, están muy próximos al cementerio. Los agentes verificaron que uno estaba seco y el segundo contaba con muy poca agua, lo que posibilitó su registro para tratar de hallar nuevas pruebas que afianzasen las distintas líneas de investigación que siguen abiertas.

«La investigación no va a parar»

Se da la circunstancia de que esta inspección se produjo apenas unas horas antes de la comida de homenaje que se celebró por la jubilación del comisario Manuel Bouzas. Este aludió al caso Sonia Iglesias al reconocer que dejaba el cargo con «la espina clavada del tema que está pendiente de resolver, y del que yo no me canso de decir que tengo la esperanza de que se resuelva».

Fue el propio delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, el que ayer señaló que los resultados de todas estas pesquisas, «por ahora», fueron negativos. En todo caso, insistió en que la intención de la policía es «llegar al final» para lo cual están «intentando buscar datos que permitan esclarecer esta tragedia». «Cuando llevamos tantos años buscando una solución a esto se ha de trabajar en silencio, pero trabajando como está haciendo, en este caso, la Policía Nacional», añadió.

Por su parte, el fiscal jefe Juan Carlos Aladro fue contundentes: «La investigación no va a parar nunca».