Los padres de Asunta deberán esperar unos cuatro años para tener permisos

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

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Pueden solicitarlos ya, pero la junta de tratamiento penitenciario no los concedería

20 sep 2018 . Actualizado a las 13:54 h.

Han pasado ya cinco años desde que el 21 de septiembre del 2013 la niña Asunta Basterra Porto fue asesinada por sus padres adoptivos. La drogaron con un ansiolítico (lorazepam) en la comida y horas después la asfixiaron hasta la muerte en el chalé que la familia tiene en Montouto (Teo). Rosario Porto y Alfonso Basterra fueron detenidos en los días posteriores al crimen y llevan desde entonces en prisión, por lo que ya han cumplido un cuarto del total de la pena de 18 años de cárcel que les impuso la sección compostelana de la Audiencia de A Coruña en noviembre del 2015. Ambos están ahora en segundo grado penitenciario y tienen, por tanto, derecho a solicitar permisos que les permitan pasar días o fines de semana fuera de la prisión, pero todavía no lo han hecho. Según el abogado de la madre, José Luis Gutiérrez Aranguren, en contra de su recomendación.

El penalista coruñés comprende, sin embargo, los motivos que le ha expuesto Rosario Porto para no solicitar, al menos por el momento, permisos que le permitan abandonar temporalmente la cárcel. «Dice que ya no tiene nada fuera. No tiene a su hija, que ha muerto, ni marido, porque se separó de él y está en prisión, ni a sus padres, que fallecieron, y, como no tenía hermanos, pues sí es cierto que comprendo sus razones», explica.

No obstante, una cosa es tener derecho a solicitar permisos y otra bien distinta que se los concediesen. Esa decisión depende de la junta de tratamiento penitenciario de los centros en los que están recluidos: Teixeiro, en el caso de Alfonso Basterra, y A Lama (Pontevedra), en el de Rosario Porto. Los juristas consultados coinciden en que en un caso como este, el asesinato de una niña a manos de sus padres, esa autorización no se produciría hasta que al menos se hubiese cumplido la mitad de la pena. Es decir, al menos cuatro años más hasta que sumen nueve entre rejas.

Un caso especial

Con esa opinión generalizada entre los expertos coincide también el abogado que lideró la acusación popular del caso Asunta, Ricardo Pérez Lama, que representó a la asociación de protección de la mujer y de la infancia Clara Campoamor. «La función de los permisos de salida es preparar al reo para la vida en libertad, y para ello se tienen que cumplir algunos requisitos, como su buen comportamiento y el que hayan cumplido un cuarto de la pena. Pero todos los casos son diferentes y también, claro está, influye el tipo de delito, y este no es un mero homicidio, estamos hablando de la muerte violenta, premeditada y terrible de una niña de 12 años a manos de sus padres, por tanto qué menos que esperar a que hayan cumplido la mitad de la condena para otorgarles un beneficio de este tipo», señala el letrado.

Más allá de lo que es habitual en otros casos, la decisión sobre los permisos de salida de los padres de Asunta se tomará en función del proceso que cada uno de ellos viva en prisión. Alfonso Basterra está pasando más desapercibido. La que fue su abogada, Belén Hospido, jamás realizó declaraciones públicas y él tan solo lo hizo en una ocasión a través de una carta en la que insistía en su inocencia y en la que dejaba ver que no volvería a Santiago cuando se le permitiese salir de prisión. Él es vasco y su familia está en esa comunidad y en Burgos.

Ella sigue en la enfermería

Rosario Porto ha dado más que hablar. Fue trasladada de Teixeiro a A Lama en contra de su voluntad tras un episodio de supuesto intento de suicidio mediante la ingesta de fármacos. Desde que llegó hace un año a ese centro penitenciario no ha salido del módulo especial de enfermería. «Está bastante aislada y tiene poco contacto, porque no quiere hablar con casi nadie», señala Gutiérrez Aranguren.

En estos últimos años, la madre de Asunta hizo declaraciones a un documental televisivo y su letrado también ha hecho llegar mensajes a medios de comunicación o a personas que han escrito sobre el caso. Siempre para insistir en su inocencia y para asegurar que ella no tuvo nada que ver con la muerte de su hija.

La niña fue asesinada entre las 19 y las 20 horas del 21 de septiembre del 2013. Según la autopsia, no pudo defenderse porque estaba bajo los efectos del lorazepam (bajo la marca Orfidal) que le habían suministrado en la comida. Le taponaron la boca y la nariz con un clínex hasta la muerte. Después dejaron su cuerpo en una pista forestal cerca del chalé, donde la encontraron la madrugada del día 22 dos hombres que se dirigían a un club de alterne. La primera en ser detenida fue Rosario Porto, el 24 de septiembre. Su primera versión de los hechos, en la que afirmó que había dejado a la niña en casa estudiando, se demostró falsa porque una cámara de seguridad las grabó a ambas en el coche en dirección a la casa de Teo. Su exmarido, del que se había divorciado, fue arrestado el día 26. Ambos estuvieron en prisión preventiva algo más de dos años, hasta que se celebró el juicio y se los condenó por asesinato.

Desde entonces, han continuado en la cárcel, ya cumpliendo la pena impuesta, de la que se descontó el tiempo que estuvieron encarcelados de forma provisional. Por lo tanto, hace ya cinco años de su encarcelamiento, seis meses más de los que les exigiría la ley para poder comenzar a solicitar permisos. Además de lo especial de su caso y de la gravedad de su delito, las juntas de tratamiento de las cárceles también valoran a la hora de conceder estos beneficios la posible alarma social que pudiera producir la libertad temporal del recluso. Un factor que, evidentemente, también juega muy en contra en lo que respecta a los padres de la pequeña Asunta.

Casi todos los amigos de Rosario Porto le han dado la espalda y la creen culpable

Como explica su abogado, Rosario Porto tiene razón al decir que no tiene a nadie esperándola fuera de la prisión, motivo que el letrado, José Luis Gutiérrez Aranguren, señala como determinante para que la madre y asesina de Asunta no haya ni tan siquiera solicitado un permiso para salir de prisión que después tendría que valorarse si se le concede o no. Sus padres murieron antes de que se produjeran los hechos por los que está encarcelada, y de su marido, Alfonso Basterra -también en prisión-, se había divorciado antes del crimen. Al no tener hermanos, su familiar más próximo es una prima con la que ahora ya no tiene contacto, y sus amigos, que no eran pocos porque Rosario era una persona muy conocida en Santiago, le han dado la espalda en su gran mayoría. La consideran culpable y no han vuelto a ponerse en contacto con ella. Una situación que contrasta con la que se dio cuando se halló el cadáver de la pequeña. En ese momento fueron muchas las personas que acudieron al tanatorio a mostrarle su apoyo y a arroparla. Incluso contó con una portavoz ante los medios de comunicación que no pudo ocultar su sorpresa al ver cómo detenían a su amiga al mismo tiempo que ella intentaba disipar los rumores que ya había en ese momento sobre las sospechas que tenía la Guardia Civil de que los asesinos de la pequeña pudieran ser sus padres. No obstante, hay algunas personas que no le han dado la espalda del todo, más por fidelidad a su padre, Francisco Porto, que fue un conocido abogado, que por convicción de su inocencia, pero serán solo estas personas las que la arropen el día que pueda salir de prisión.