Orgullo de padre en la vuelta al cole

Lucía Rey
lucía rey BURELA / LA VOZ

GALICIA

Albano y la pequeña Zeltia, ayer por la mañana llegando al CEIP Virxe do Carme de Burela
Albano y la pequeña Zeltia, ayer por la mañana llegando al CEIP Virxe do Carme de Burela XAIME RAMALLAL

El marinero de Burela Albano Fernández pudo acompañar ayer por primera vez a su hija Zeltia en el comienzo de curso

13 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Pasan veinte minutos de las once de la mañana cuando Zeltia entra en el patio del CEIP Virxe do Carme, de Burela, que a esa hora es un auténtico hervidero de alumnos, familiares, maestros, personal no docente... Sonrisas, abrazos, reencuentros... La pequeña, que pasado mañana cumplirá 4 años, no podría estar más contenta. En apenas diez minutos entrará en la aula donde cursará quinto de educación infantil y, en su primer día de clase su papá, Albano Fernández, la lleva cogida de la mano con esa mezcla de cariño, aplomo, seguridad y orgullo con la que solo un padre o una madre es capaz de asir a un hijo.

«Vén moi contenta, nada nerviosa», sonríe este marinero de Burela que por primera vez puede acompañar a su hija en la vuelta al cole. Entre marea y marea, porque si todo marcha según lo previsto, dentro de una semana, en torno al 20 de septiembre, tendrá que coger de nuevo un avión para volar hasta Irlanda, en cuyas aguas faena el barco de Burela en el que trabaja como cocinero. Y posiblemente no pueda regresar hasta las Navidades, aunque su otro hijo, que cumplirá 8 años en noviembre, tiene un sueño: que pueda venir para la celebración. «Pero vai ser difícil, Breogán», le explicó días atrás.

La noche previa al inicio del curso, la niña durmió a pierna suelta. «Durmiu tan ben que pola mañá houbo que espertala porque xa era hora de levantarse», señala el hombre, que explica que estaba bastante más intranquilo su hermano, que tiene 7 años. «Zeltia segue con Maricarmen, a mesma profesora do curso pasado, e está encantada, pero Breogán cambia de profesor e veu máis nervioso. Despois, unha vez que o coñeza, seguro que está encantado porque é un neno moi sociable, que se adapta moi ben a todo, pero tamén é moi cuadriculado coas súas rutinas e os cambios póñeno nervioso», apuntó Albano.

«Ela vén moi contenta, nada nerviosa, pero seu irmán cambia de profesor e veu máis nervioso»

El crío, que ayer comenzó tercero de primaria, había llegado al Virxe do Carme una hora antes, sobre las 10.30 horas, acompañado por su madre, Lucía Bouza. «Co neno coincidiume a volta ao cole algún ano ao principio, pero con Zeltia é a primeira vez que podo estar e por iso vin eu», indica el marinero, que antes de embarcarse trabajaba en tierra como carpintero. «Pero coa crise houbo que reconverterse», explicó días atrás su mujer, la verdadera capitana del equipo familiar, como reconoce Albano.

Durante los próximos tres meses, mientras su marido esté trabajando en el Gran Sol, será ella quien tenga que asumir de nuevo en solitario todo el trabajo y la responsabilidad que supone criar a dos hijos en edad escolar y llevar un hogar. Pero mientras llega el momento de la marcha, en esta primera semana Lucía y Albano funcionarán como tándem a la hora de llevar a los niños a las primeras actividades extraescolares a las que acudirán durante los próximos meses. La niña irá a la piscina para iniciarse en el mundo de la natación, y además acudirá a una clase en la que tomará contacto con el mundo de la música. «Vai ir a música de movemento», señalaron sus progenitores. El mayor, por su parte, continuará sus entrenamientos en la categoría benjamín del Burela de fútbol, y este otoño también hará sus pinitos en la música. Quiere tocar el saxo «Tocar, tocar, xa veremos... Primeiro vas probar e a ver se che gusta», sonrió su madre.

Obras, velutinas, perros y protestas en un primer día de clase normal

Casi 200.000 niños gallegos de educación infantil, primaria y especial empezaron ayer las clases en una jornada caracterizada por la normalidad. Hubo, como es de esperar en casi mil colegios, muchas anécdotas más allá de los abrazos, saludos y algún que otro llanto. Por ejemplo, en el CEIP Praia Xardín, de Boiro, los alumnos accedieron a las aulas porque esta misma semana los bomberos retiraron un nido de velutina de la entrada; y un grupo de perros de terapia dieron la bienvenida a los estudiantes de segundo y tercero de primaria de La Milagrosa, de Santiago. Como suele ser habitual, las obras incordiaron algunos regresos: en la comarca de A Coruña hay once centros con operarios; y en el CRA de Narón los alumnos de Sedes comienzan hoy las clases por culpa de los últimos arreglos. Y también hubo protestas: en Buxantes (Dumbría), por la inseguridad de la parada del bus; en Valdoviño, en el CPI de Atios, porque 63 menores están sin comedor, y en el CEIP Arcediago, de Santiso, las familias se plantaron en la puerta del centro para pedir un profesor.

Mientras, en Lugo, el conselleiro de Educación, Román Rodríguez, acompañaba a los estudiantes del CEIP Rosalía de Castro y destacaba ante los medios precisamente el nivel salarial de los maestros de la comunidad. También habló de los 90.000 usuarios del transporte escolar.

Vigilancia del bus compartido

Precisamente, la Guardia Civil ha iniciado una campaña especial de inspección de los buses compartidos, esos que tanto llevan a los estudiantes al colegio como a los vecinos al médico.