La cálida Edad Media gallega

Xavier Fonseca Blanco
XAVIER FONSECA REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

La  comunidad ya registró elevadas temperaturas entre el año 900 y el 1.300 después de Cristo

09 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Al ritmo actual de calentamiento, la temperatura media global podría subir hasta tres grados. El clima se parecería muy poco al de hoy. Sin embargo, Galicia ya registró unas condiciones parecidas entre el año 900 y el 1.300 después de Cristo, durante el período cálido medieval. «Se corresponde con la fase de temperaturas más altas de los últimos 2.000 años, a excepción de la etapa industrial», reconoce Antonio Martínez Cortizas, biólogo de la USC y experto en paleoclima.

El origen del calentamiento medieval fue un incremento de la insolación, la persistencia de La Niña en el Pacífico y un predominio de las fases positivas de la Oscilación Multidecadal del Atlántico (AMO) y de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO). «En Galicia el aumento de la temperatura pudo haber sido mayor que en otros lugares. Un estudio llevado a cabo en una turbera de O Xistral sugiere que llegó hasta tres grados por encima de la media del período 1960-1990», apunta Cortizas. En esas condiciones tan cálidas, el índice de productividad bioclimática alcanzó el valor más elevado posible. «Esto significa que había menos presión sobre la vegetación y por tanto los cultivos rendían mucho más», asegura. Durante este período se intensificaron ciertos cultivos como por ejemplo el de la uva. «El clima era tan bueno que había áreas muy productivas que hoy no lo son tanto, como por ejemplo la de Betanzos. Es decir, en el norte también había altas temperaturas y poca agua en verano, lo que permitía acelerar la maduración de la uva», dice.

Al mismo tiempo que proliferaba y se intensificaba la producción vitivinícola hubo una expansión de las órdenes monásticas, que históricamente siempre han estado vinculadas a la vid. «Los monasterios tenían tierras asociadas por las que cobraban impuestos y el vino desempeñaba un papel importante», explica Cortizas. Algunas teorías sitúan en esta época la introducción del albariño en Galicia. Los monjes de Cluny llevaron esta uva al monasterio de Armenteira, en la comarca de O Salnés. También en la Ribeira Sacra hubo un aumento de la creación de monasterios, algunos tan importantes como el de Santo Estevo de Ribas de Sil. «A partir del siglo X se produce un claro crecimiento monástico. Aparecen en torno a unos cincuenta cenobios en la zona y la producción de vino jugó un papel fundamental. Nuestro paisaje actual es el resultado de la llegada de los monjes y de la expansión de los viñedos», señala Beatriz Pérez, guía turística de la Xunta en la Ribeira Sacra.

Alguien puede pensar ahora que sumar tres grados a la temperatura media es positivo, pero como dicen los científicos, el pasado nunca vuelve igual.