Casado enfila las elecciones copiando la receta de Feijoo: «Traballo e traballo»

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El líder popular, agradecido con Galicia, se dio un baño de masas en Cotobade

02 sep 2018 . Actualizado a las 00:36 h.

A Pablo Casado Galicia le quiere y por eso este sábado vino a darse un baño de masas en la carballeira de San Xusto, en Cerdedo-Cotobade. El presidente del PP quiso así seguir la tradición que mantenía de forma inalterable Mariano Rajoy y abrió el curso político en la única comunidad en la que los populares mantienen la mayoría absoluta y que, además, lo apoyó mayoritariamente en las primarias. Y la expectación que causó no cayó en saco roto. El PP se movilizó y se volcó con su presidente en un acto que contó con unos 1.500 militantes, más que el año pasado.

Llegó tarde porque su vuelo se retrasó, por eso la organización encabezada por el alcalde del municipio anfitrión, Jorge Cubela, decidió abrir el turno de comparecencias; primero el regidor y después los presidentes provinciales del partido: Diego Calvo, Elena Candia, José Manuel Baltar y Alfonso Rueda. Cuando por fin se incorporó Casado, el presidente del PP los saludó a todos y de todos recordaba sus nombres; no se olvidó tampoco de darle el pésame a Pedro Puy por el fallecimiento de su madre, y agradeció estar en una carballeira en la que imperaba el recuerdo de «carballos» como Fraga o Albor, «cunha boa saúde de ferro», como los recordó Feijoo. Y todos añoraron también la ausencia, por primera vez, de Mariano Rajoy, a quien Feijoo puso como ejemplo por haber sabido «estar», por haber sabido «gobernar», y sobre todo, por haber sabido irse «con humildad y ligero de equipaje».

Pero de lo que se trataba era de empezar a trabajar, de abrir el curso político. La mayoría reconoció que no se habían cogido vacaciones, y Pablo Casado les advirtió que, el que no lo hubiese hecho, ya no iba a tener tiempo. Como insistió en la idea de que el PP nacional tiene que imitar la receta del PPdG, se aplicó la fórmula de Feijoo: «Traballo e traballo e máis traballo». No había otra receta, dijo el presidente de la Xunta.

Casado tampoco cogió vacaciones. Y no lo hizo, dijo, porque había problemas en España que no se lo permitían, como el conflicto en Cataluña o la crisis migratoria. Problemas que habían empeorado tras una moción de censura que calificó de «filibusterismo parlamentario», dado que el Gobierno de Sánchez sí se había ido de vacaciones con su «buenismo». Esa postura, a su entender, había acentuado la crisis catalana con un dejación de funciones que permitió una rebelión en las calles «que empieza a dar miedo» y en la que se corría el riesgo de pasar «de los lazos amarillos a los negros». Y el AVE de Galicia: «Si no está en marcha el año que viene será por culpa del PSOE», advirtió.

El presidente de la Xunta pilotará la estrategia electoral en una convención en diciembre

Pablo Casado comenzó su discurso bajo la sombra de los carballos diciendo que unas horas antes había despachado con Rajoy, y que lo hacía a menudo, «porque le sigo haciendo caso». Admitió que le hubiese gustado que estuviese ese día con la familia del PP gallego. «Espero que el año que viene lo tengamos aquí». Con quien también habla a menudo es con Núñez Feijoo, «que me llama siempre para ofrecerse, para saber lo que se puede hacer». Y Casado le tomó la palabra y le encargó una tarea de peso: tutelar la convención nacional extraordinaria que el PP celebrará el 1 y 2 de diciembre para preparar los programas electorales y que se hace coincidir con el 40.º aniversario de la Constitución: «Le voy a proponer a Alberto que se concentre en actualizarla, no en reformarla». Porque a su entender, lo único que necesita la Carta Magna es que vuelva a ser el marco «que nos dio los mejores años de nuestra historia».

La emoción de Feijoo

Antes que Pablo Casado habló la persona que, al dar un paso atrás, facilitó que hoy el joven palentino sea presidente nacional del PP. Y Núñez Feijoo arengó a los suyos para que se pusieran a trabajar y recuperasen los concellos arrebatados en el 2015 pese a ser el PP hegemónico en Galicia. Como dijo Diego Calvo, «só con 500 votos máis na provincia da Coruña teríamos outras dez alcaldías». Y Baltar recordó que faltaban 280 días para las elecciones, y Elena Candia dijo que había que aprender de los alcaldes y Alfonso Rueda aseguró que «todos somos candidatos nestas eleccións».

Y Feijoo se emocionó. Lo hizo cuando confesó su orgullo por Rajoy y cuando recordó a Fraga y a Albor. Y se encomendó a Casado: «Querido Pablo, tés aquí un partido que traballa».

Solo Rajoy faltó a una cita en la que el PP remendó las fisuras de las primarias

El PP aprendió rápido a desenvolverse en la guerra de las primarias, pero también a superarla. La imagen de unidad y de consenso ante el liderazgo de Pablo Casado fue total; no faltó nadie y hubo más militantes que nunca en la carballeira de San Xusto. El joven dirigente popular se dejó querer entre abrazos y selfis, sudoroso en una jornada más que veraniega para la que se vistió con camisa azul, vaqueros y unos mocasines que relevaban que llevan muchos kilómetros recorridos. Solo faltó Rajoy, y lo echaron de menos.