Los gallegos aplauden tener el trabajo cerca de casa, pero se ven mal pagados

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Seis de cada diez consideran buena o muy buena la estabilidad de su puesto

28 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El gallego tiene fama de trabajador, y decir de alguien que lo es se convierte en un halago que va más allá de lo puramente laboral. Tal vez por eso, menos del 20 % cree que la carga y el ritmo de su empleo son excesivos, y casi la mitad están muy satisfechos. Se valora especialmente la estabilidad del puesto y que este se ubique cerca de la residencia familiar; en cambio, lo que menos les gusta a los gallegos es el sueldo, de los más bajos de España.

Sin duda la Enquisa Estrutural a Fogares del IGE refleja la realidad económica de los hogares galaicos. Según la Agencia Tributaria, el salario medio gallego en el 2016 era de 18.114 euros brutos, y la comunidad tenía 766.947 personas asalariadas. Frente a esta cantidad hay nada menos que 696.858 pensionistas, cuyos ingresos también son de los más bajos del país, ya que suman al cabo del año 12.273 euros antes de impuestos. Además hay 67.194 personas en situación de desempleo con unos ingresos medios de 3.099 euros brutos al año.

La cuestión económica es tal vez el punto más oscuro que los gallegos tienen con el trabajo. Porque en el resto de los ámbitos, hay bastante aceptación. Por ejemplo, prácticamente el 80 % considera que trabaja en el puesto para el que está cualificado, aunque hay un 16 % que entiende que ocupa un lugar peor del que le corresponde. Nueve de cada diez aprueba las condiciones ambientales de su puesto (temperatura, ruidos, espacio) y solo el 4 % temen por su seguridad. Tres de cada diez mejoraría el horario de trabajo y algo menos, las tareas que realizan.

¿Y qué hacen los gallegos? Sobre todo trabajar en el sector servicios. En Santiago se dedican a esto el 88 % de los trabajadores, casi el mismo porcentaje que en A Coruña (87), Mondariz-Balneario, Ames o Lugo (85 %). De las localidades de cierto relieve solo bajan del 80 % en el sector servicios Cambre y Vigo, y para eso en diciembre del 2017 el porcentaje de empleados en este grupo era del 79,9 %. La media de Galicia roza el 74 %. Es la industria el segundo gran motor de la economía por número de empleos, y eso que tiene solo 13 de cada 100. La construcción, a pesar de la crisis, se lleva el 7 %, y agricultura y pesca languidecen sin llegar al 6 % de los ocupados.

Por subsectores, el que más trabajadores convoca es el del comercio, tanto mayorista como al consumidor, así como negocios como talleres o servicios de motor. La industria manufacturera, las actividades sanitarias y los servicios sociales, la Administración, la hostelería, la construcción y la educación son, por este orden, los siguientes espacios en contratación. Lo que menos empleo genera a día de hoy son las industrias extractivas, las comunicaciones y las actividades inmobiliarias (que incluyen las bancarias y de seguros).

Poco amigos de las horas extra, el 62 % dicen no exceder su horario laboral

A los gallegos no parece que les gusten especialmente las horas extra. Según la Enquisa Estrutural a Fogares del IGE, el 62 % de los trabajadores de la comunidad simplemente no siguen trabajando fuera de su horario oficial. Entre quienes sí hacen horas extras (38 %), la mayoría parecen obligados a realizarlas, porque el 22 % de los empleados dicen que sí pasan más tiempo en el trabajo del establecido pero no cobran por ello, y solo un 6,3 % asegura que se queda pero siempre a cambio de dinero o tiempo libre. Hay un 9,4 % que hace horas extras y solo a veces a cambio de dinero o tiempo libre.

El año pasado hubo 30.000 accidentes laborales, un 35 % menos que hace doce años

La seguridad en el trabajo en Galicia ha mejorado mucho en los últimos años. Según el Instituto Galego de Seguridade e Saúde Laboral (Issga), en la comunidad hubo en el 2017 unos 17.000 accidentes laborales menos que doce años atrás, en el 2005. Es decir, frente a los 48.011 de entonces, el año pasado fueron 30.845.

El descenso más destacado se dio entre los accidentes mortales. En el 2005 hubo en Galicia 102 muertes durante la jornada de trabajo y 28 in itínere, es decir, de camino al puesto de trabajo o de regreso a casa; en el último ejercicio las cifras cayeron ostensiblemente, y se contabilizaron 49 accidentes mortales en el trabajo y 6 in itínere. Es decir, hay un 52 % menos de sucesos mortales en el puesto de trabajo y casi un 80 % menos en el trayecto desde o hacia casa.

Los demás datos de accidentes son igual de positivos, aun teniendo en cuenta que el objetivo debe ser el siniestro cero. Así, en accidentes graves se pasó de 1.001 a 446, que implica un descenso del 55 % en este tipo de sucesos, y entre los leves la bajada ha sido menor pero también sustancial, del 42 % (se pasó de casi 47.000 a 27.000).

Por sectores, han sido los servicios donde más sucesos se produjeron, pero también es el grueso del empleo gallego. En lo que sí hay mayoría abrumadora es en el sexo de los heridos, casi todos hombres (sobre el 75 %), en parte debido a que ellos ocupan los puestos de trabajo que conllevan más riesgo físico.

El sueldo femenino es peor en todas las categorías laborales

No hay ni un solo nivel salarial en que las mujeres cobren más por hora que los hombres. Ocurre en Galicia según el IGE, pero el problema es general. En el caso de la comunidad, la menor diferencia se da en los extremos: gerencias y ocupaciones elementales; en ambos casos, ellos reciben sobre un 9 % más que ellas. En medio, hay distancias increíbles, de hasta el 24 % entre los sueldos de hombres y mujeres, como ocurre entre los trabajadores cualificados de la industria y la construcción. También sorprende que entre los profesionales más cualificados, de científicos a intelectuales, la brecha de género sea significativa, superior al 13 %.

Y si el salario por hora es inferior en todos los grupos, lo mismo ocurre con los ingresos brutos anuales. Allí las diferencias (en el cómputo general) son mucho mayores que por hora: desde el cambio de siglo la brecha salarial por sexo se mantiene en un 33 %. Las cosas solo han mejorado ligeramente: del 37,6 % de distancia del 2002 al 28,7 del cercano 2016. Esto supone en cifras absolutas que las gallegas cobran de media 4.500 euros brutos menos al año que los gallegos, y eso en salarios más bajos de la media, ya que ni los hombres pasan largamente de 20.000 euros anuales.

Según un estudio de la asesoría D&B, el 29 % de las empresas gallegas tienen paridad en sus plantillas (más del 40 % son mujeres), pero eso no se mantiene en la dirección: ellas solo ocupan el 16 % de los asientos en los consejos de administración.

En cuanto a la conciliación laboral y personal, las encuestas que considera el IGE dejan la situación bastante bien parada: ellos y ellas dicen tener las mismas dificultades para encajar su agenda familiar con el trabajo, aunque es mínimamente más fácil para ellos, al menos tal y como explican a los encuestadores.