La familia de Sonia Iglesias: «El culpable sabe que lo observan»

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

EMILIO MOLDES

Una manifestación recorrió anoche las calles de Pontevedra para recordar a la vecina desaparecida hace ocho años

25 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«El caso se ha archivado por segunda vez, como todos sabéis, pero ¿quién puede estar seguro de que no se abra una tercera? El culpable, desde luego, no. Sabe que lo observan de cerca y que cualquier paso en falso puede llevar a una nueva pista que reabra de nuevo el caso. Y nosotros estaremos aquí, esperando, como siempre, su detención. No tenemos prisa, solo deseos de justicia para Sonia». Mari Carmen Iglesias, la hermana de la pontevedresa desaparecida sin dejar rastro hace ya ocho años, volvió a dejar claro ayer que la familia no pierde la esperanza de desvelar algún día el misterio del caso. Lo hizo dirigiéndose a los asistentes a la manifestación que ayer recorrió la ciudad de Pontevedra. Una marcha que se repite cada verano desde aquel agosto del 2010, y en la que los vecinos de la ciudad del Lérez muestran, al grito de «todos somos Sonia», su apoyo a la familia.

Y esta lo agradece. «Si hay algo que todavía nos hace esbozar una sonrisa de agradecimiento después de estos 8 años sois vosotros -continuó Mari Carmen Iglesias-. Nos habéis acompañado de forma incondicional en cada concentración, mostrándonos vuestro apoyo para que el caso de Sonia no se olvide».

Reapertura en febrero

La reapertura del caso en febrero de este año, cuando se llevó a cabo un registro en una vivienda de la expareja de Sonia en San Mauro, reavivó las esperanzas de la familia: «Cuando creíamos que el caso estaba archivado, ese anhelo de justicia que se ha convertido en nuestro compañero de viaje durante estos últimos años, volvió para darnos fuerzas para continuar». Y aunque aquellas diligencias acabaron siendo archivadas, la familia tiene la convicción de que volverá a haber novedades en la investigación.

Evitar el olvido es la obsesión de la familia. «Estamos convencidos de que más tarde o más temprano llamaremos por su nombre y apellidos al culpable o los culpables, sin temor a represalias, a venganzas, a violencia psicológica», insistió Mari Carmen.

«Mi hermana era una joven llena de vida y de alegría a la que alguien sin corazón arrebató su futuro, negándole el derecho a disfrutar de la vida», añadió.