Cae una piedra de 30 kilos en una cueva en la que descansaban turistas

l. rey / s. alonso / s. serantes BARREIROS / LA VOZ

GALICIA

Sandra Alonso

Los bomberos cerraron el acceso a la zona del derrumbe, en una playa de Barreiros

13 ago 2018 . Actualizado a las 09:07 h.

El desprendimiento de una roca obligó a cerrar ayer al público un tramo de la playa de Punta Corveira, situada en el municipio lucense de Barreiros. El suceso tuvo lugar alrededor de la una de la tarde, cuando varios bañistas procedentes de Madrid descansaban en el entorno de una de las cuevas que hay en los acantilados de este arenal mariñano, que se ubica a escasos kilómetros de la playa de As Catedrais, en Ribadeo. Al parecer, según indicaron otras personas que a esa hora estaban en la zona, una adolescente que formaba parte del grupo, en el que había un bebé, notó cómo del techo de la cavidad caían algunas piedrecillas instantes antes de que se precipitase una piedra de un tamaño bastante mayor, más grande que el de una pelota de baloncesto. Los servicios de emergencias apuntaron que su peso era de unos 30 kilos.

Otras fuentes destacaron que la joven tuvo «mucha suerte» ya que logró esquivar el impacto al percibir que la roca estaba comenzando a desprenderse. «Parece que viu como empezaba a caer e que se apartou no último momento», afirmaron. «Le pasó casi raspando, a un centímetro del brazo. Mi hija volvió a nacer», confirmó ayer a última hora la madre de la joven, Elena Sánchez, que apuntó que justo a un metro de donde cayó la piedra una sobrina estaba dando el pecho a su bebé de pocos meses. «Tuvieron una suerte tremenda», manifestó, antes de explicar que en ese momento ella no estaba en el lugar, y nada más enterarse llamó al 112. «Desde que pasó lo de la chica en As Catedrais [a finales de marzo murió una joven tras caerle una piedra], no entro en las cuevas, me da mucho miedo. Y a partir de lo de hoy [por ayer], menos», manifestó.

Cuando tuvieron noticia del suceso, los socorristas que vigilan habitualmente la playa barreirense alertaron a los bomberos del parque de Barreiros, que de inmediato desplazaron una dotación al lugar para supervisar lo ocurrido y adoptar medidas de prevención. De esta manera, en vista de lo sucedido, optaron por acordonar un trecho de unos 12 metros de largo por 12 de ancho para impedir el acceso a la cueva en la que se produjo el derrumbe.

 Acantilados inestables

Según indicaron desde los servicios de emergencias, después de un invierno que fue bastante lluvioso numerosas zonas de acantilados de esta parte de la costa mariñana se encuentran en una situación parecida: bastante inestables y con riesgo de que ocurran pequeños o grandes desprendimientos de formaciones rocosas. «Cosas así van a seguir pasando porque es la naturaleza misma. Con tanta agua que cae, las rocas pueden desprenderse», añadió Elena Sánchez, cuya familia veranea en el litoral barreirense desde hace dos años. «Lo que tiene que haber es más información porque nosotros no hemos visto ni un solo cartel», sostuvo la mujer.

En esa línea, desde los equipos de socorrismo y bomberos reiteraron al Concello de Barreiros la necesidad de aumentar la señalización para que la gente sea consciente del peligro que puede entrañar adentrarse en las cuevas o pasear por encima o por debajo de los acantilados.

Una turista de 24 años murió en marzo en As Catedrais en un suceso muy similar

Lo acontecido ayer en la playa de Punta Corveira trajo a la mente de muchos el desgraciado suceso ocurrido el pasado 31 de marzo en la playa de As Catedrais. Aquel día, una turista de 24 años natural de Valladolid, Irene Baladrón Zorita, perdió la vida tras caerle encima una piedra en una de las cuevas del arenal. La joven había viajado a Galicia con su novio para pasar la Semana Santa, y falleció tras desplomarse sobre ella una roca en una de las cavidades que dan forma a un monumento natural que solo se puede visitar con la marea baja. Como consecuencia del suceso, el acceso a As Catedrais permaneció precintado durante varios días. En aquel momento afloraron numerosas quejas por la falta de medios en un enclave natural y turístico que en fechas señaladas visitan al día miles de personas, y cuyo acceso está controlado por la Xunta. No en vano, la joven tuvo que ser trasladada en volandas gravemente herida durante más de 350 metros.

El informe definitivo de los expertos se espera para el mes de octubre, y será entonces cuando se tomen medidas.