Javier Zaragoza: «Los narcos históricos te confiesan que no saben vivir de otra manera»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

benito ordoñez

Al ex fiscal antidroga no le sorprende el regreso de los capos de siempre, que necesitan mantener su prestigio: «Son irreductibles»

11 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace doce años que dejó la Fiscalía Antidroga para hacerse cargo de la jefatura de la Audiencia Nacional. Ahora, desde el Tribunal Supremo, se informa con interés sobre la nueva detención y posterior puesta en libertad de Manuel Charlín Gama. No le sorprende: «Son irreductibles».

-Quedan libres y vuelven a tropezar con la misma piedra.

-Claro, es que siempre han hecho lo mismo. Esto es un oficio para ellos, los narcos históricos te confiesan que no saben vivir de otra manera, que no saben hacer otra cosa. Toda la vida se han dedicado a esto, desde muy jovencitos forman parte del mundo del contrabando, del contrabando se han pasado al narcotráfico, y este es su modo de vivir y les compensa, aunque tengan condenas con muchos años de cárcel.

-Ustedes, en la Fiscalía Antidroga y en la Audiencia Nacional, adquirieron un compromiso con el problema del narcotráfico en Galicia. ¿A qué se debió?

-La Fiscalía Antidroga nació para potenciar las investigaciones relacionadas con el narcotráfico porque nosotros considerábamos, y yo particularmente, que fui el fundador, que era necesario. Y yo era un tipo muy joven, bueno, sigo siendo de espíritu joven, me gusta la trinchera. Llegué a una fiscalía especializada y eso había que ponerlo en marcha. Estábamos para desarticular las grandes redes del narcotráfico y en ese momento estaban en Galicia, fundamentalmente. Y a eso nos dedicamos en cuerpo y alma, porque hasta entonces el Estado no había hecho acto de presencia allí.

-Y recibió amenazas.

-Hubo una conspiración para matarme en el 2002, cuando Vioque contrató un sicario.

-¿Tuvo miedo?

-Miedo, ¿qué es eso del miedo? Cuando uno emprende una tarea de este tipo se enfrenta con lo que hay, y si tiene medio, se lo guarda.

-Los arrepentidos Padín y Portabales dicen ahora que la Nécora fue un montaje.

-A buenas horas, mangas verdes. Eso no es verdad, nadie les forzó a declarar lo que declararon. Portabales había declarado primero ante un juez de Pontevedra, Luciano Varela. Luego vino a Madrid y ratificó esas declaraciones y las amplió, luego fuimos corroborando todo lo que nos decía... Nunca se les indicó qué tenían que declarar y cómo tenían que declararlo. Y lo mismo se puede decir de Manuel Fernández Padín, que primero declaró ante la Guardia Civil, muy bien, además. Explicó su participación en la organización de los Charlines y los desembarcos que habían tenido; luego lo ratificó ante un juez distinto de la Audiencia Nacional, más tarde se incorporó el asunto al nuestro y ahí insistió en lo mismo, y fue creído en todos sus extremos por el tribunal. No hubo ninguna irregularidad, ¿a qué viene decir estas tonterías después de 28 años?

-En todo caso, hicieron esas declaraciones después de haber perdido la pensión que tenían como testigos protegidos.

-El Estado llegó un momento en que se desentendió de ellos y no debió hacerlo. Debió de solucionar el problema de los dos mucho antes de que se les retirase la escolta y algún tipo de indemnización. Al cabo de 20 años les retiraron todo, y no, había que haberlo resuelto antes, y de otra manera. Eso no quiere decir que, claro, como ahora no tienen nada, pues intentan sacar dinero como pueden, diciendo que todo es falso y que fueron manipulados. Eso no es verdad.

-Parece que volvemos a los 80. ¿No es un poco frustrante?

-Porque estamos hablando de los irreductibles narcos, de las viejas glorias del narcotráfico. Son profesionales, gente muy singular, no han hecho otra cosa en su vida más que cumplir condenas y dedicarse a esto.

-¿Cree que este repunte tiene que ver con que los históricos estén de nuevo en la calle?

-Siempre tienen más opciones de llevar a cabo operaciones en la calle que en la cárcel, lo que no quiere decir que en la cárcel no sigan gobernando y dirigiendo sus grupos. Son narcotraficantes de reconocido prestigio dentro de su mundo y tienen que mantenerlo, el prestigio no quieren perderlo.

«En el sur se han producido agresiones a policías y eso es un salto cualitativo»

«Son presos que se portan bien y eso les genera beneficios»

La policía se queja por las reducciones de penas a los narcos a cambio de una confesión.

-Yo no recuerdo haber llegado a ningún pacto con ellos, y la prueba es que las condenas con Charlín y con Sito Miñanco fueron máximas. Otra cosa es que los hechos fueron cometidos bajo la vigencia de un código penal heredado del franquismo en el que los períodos de cumplimiento eran inferiores porque había muchas reducciones y beneficios. El narcotraficante no es un preso complicado en la cárcel, se porta bien y eso le genera un gran número de reducciones y permisos.

-¿Que opina de la legalización?

-En los 80 hubo un debate interesante al respecto, pero luego perdió fuelle. ¿No se da cuenta de que el problema de la droga no le preocupa a casi nadie? Solo cuando saltan dos nombres y solo en Galicia, y me consta que en el sur hay problemas importantes, se han producido agresiones a policías y eso es un salto cualitativo, que los narcos utilicen la violencia contra las fuerzas de seguridad es un indicador muy negativo que exige buscar soluciones y que evite la impunidad con la que se mueven.

-Ahora está usted en el Supremo con asuntos relacionados con el independentismo catalán. ¿Es más difícil que el narcotráfico?

-No tienen nada que ver, son momentos diferentes. Aquello fue un hito, poner esa maquinaria en marcha para perseguir el narcotráfico era algo necesario porque daba la impresión de que la ley no se aplicaba y campaban a sus anchas, y eso no podía ser. Fue difícil, pero fue una experiencia apasionante. Cada edad tiene sus aspectos positivos.

-Vamos, que usted de momento tampoco se jubila.

-Yo jamás. Desde luego, estando del lado de la Justicia, jamás. Ellos, los que están del otro lado, sí que deberían pensar en lo de retirarse.