Los Charlines, el clan que no escarmienta

GALICIA

MARTINA MISER

Seis décadas después de su primera detención y tras haber pasado 20 años en prisión, Manuel Charlín ha vuelto a ser arrestado a sus 85 años

09 ago 2018 . Actualizado a las 16:17 h.

El 17 de noviembre cumplirá 86 años pero ni la edad ni sus múltiples condenas y detenciones han logrado jubilar al patriarca del clan arousano. Él lleva toda su vida negando ser jefe de nada, «¿Pero clan de qué?», gritaba enfático en el alegato final del juicio por la Operación Nécora.

La primera vez que fue detenido tenía 26 años. Fue en 1958, por escándalo público. La última, por ahora, en 2018. Seis décadas de idas y venidas, de entradas y salidas de prisión. Por «El Viejo», apodo de Manuel Charlín, parece que no pasan los años. Sus líos con la justicia fueron in crescendo al ritmo que soplaba las velas: venta de dinamita para la pesca, conducción sin carné, alijos de tabaco, tráfico de hachís... Y de ahí, en adelante.

Su primera condena por tráfico de drogas fue en 1983. Desde entonces, todo ha sido un verdadero no parar. La suerte del principio se agotó pronto.   En 1990 fue detenido en el marco de la Operación Nécora. Después de cuatro años en prisión salió en libertad. Una libertad que duró solo seis días. Fue encarcelado de nuevo de forma preventiva por su posible papel en la muerte de Manuel Baúlo y, de nuevo, quedó libre bajo fianza de 5 millones de pesetas. 

El 31 de octubre de 1995 Baltasar Garzón volvió a la carga, la policía encontró a Manuel Charlín escondido dentro de un zulo que tenía en el gimnasio del sótano de su casa. Fue detenido y, esta vez sí, condenado a 20 años de cárcel y 225 millones de multa por el alijo del Halcón II, con el que en la primavera de 1989 transportó 600 kilos de cocaína desde Colombia hasta las costas gallegas, descargándolos en Muxía.

VICTOR MEJUTO

Ya en prisión le cayeron otros 13 años por blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico. Fue en 2003 en una macrooperación en la que se vio implicada toda la familia Chalín con penas de casi cien años y la incautación de los bienes del clan por valor de 20 millones de euros.

Manuel Charlín no pisó la calle desde aquella noche de octubre del 95 hasta una mañana de julio del 2010. Fue exactamente el 17 de julio de ese año a las ocho y media de la mañana. Pero el sol que hacía ese día no fue el que le dio la bienvenida. Salió de la cárcel ya bajo la sombra de otra operación: la Repesca. Evitó volver a entrar en prisión pagando una fianza de 30.000 euros.

En este tiempo de libertad sus problemas con la justicia llegaron a traspasar el narcotráfico. En octubre de 2011 fue detenido durante unas horas por un supuesto delito de abuso sexual a una menor de 17 años con una leve discapacidad. Charlín declaró públicamente su inocencia.

En enero del 2016 hablaba con Susana Luaña de su vida tranquila: «Engordei uns quilos; coidábame máis no cárcere, agora cos viños...Aínda saio a correr, pero non tanto como antes», decía desde el porche del chalé en el que, hasta hoy, vivía con su hijo Melchor Charlín. El mismo chalé de Cálago, en Vilanova de Arousa, en el que hace cuatro meses ambos, padre e hijo, sufrieron un asalto.

Ahora la entrada de esa vivienda blindada por recios muros de piedra y vigilada por las efigies de dos leones con la pintura desconchada vuelve a ser la imagen del narcotráfico en Galicia.

Melchor Charlín

MARTINA MISER

Se le conocía con el apodo de «El Crápula» pero era otros tiempos. Tiempos en los que todo era juventud, dinero y coches de lujo. Ahora,a sus 57 años y con un aspecto totalmente desmejorado, Melchor es el único de los Charlines que vive con su padre. El mismo que lo envió como rehén de los colombianos a sudáfrica en una entrega que no salió bien. Su familia tuvo que pagar 200 millones de pesetas para que pudiera regresar a casa.

Melchor huyó de España en 1989 (cuando detuvieron al que era su amigo y luego delator, Manuel Fernández Padín). Mientras estaba fugado tuvo lugar la Operación Nécora y él se convirtió en el primer narco extraditado por Marruecos. En 1997 se puso fin a siete años de huida. Fue condenado a 18 años de prisión por participar en la descarga de seis toneladas de cocaína en 1994, hechos incluidos en el sumario de la operación Nécora. El atenuante de drogadicción no lo libró de una de las penas más duras.

Sus idas y venidas de la cárcel no son tantas como las de su padre aunque no se queda corto. En 2008 fue arrestado cuando asistía en Pontevedra a un juicio por la muerte de su sobrina Aldara por no pagar una multa de tráfico de 540 euros. Volvió a ser detenido en la «Operación Repesca» y, al igual que su padre y parte de su familia, se encontraba en libertad bajo fianza a la espera del juicio por blanqueo de capitales. Hasta hoy. 

Manolito Charlín

El mayor de los hijos varones, que lleva el nombre de su padre y al que se conoce con el diminutivo de Manolito, también tiene un buen historial de detenciones desde que fuera apresado por un alijo de hachís con 18 años.

Se fugó de España antes de la Operación Nécora pero fue detenido en Portugal y condenado, como su hermano, a 18 años de prisión. Una pena que tampoco cumplió tras ser absuelto, como otros miembros del clan, por la propia Audiencia Nacional. En 2004 fue detenido por su presunta relación con un alijo de 5.600 kilos de hachís y en 2007 condenado a 8 años de prisión por blanqueo de capitales. En 2010 lo arrestaron, de nuevo, en la Operación Repesca junto a otros miembros de la familia. Tras pagar una fianza de 30.000 euros quedó en libertad.

Josefa Charlín Pomares

BENITO ORDOÑEZ

La verdadera «líder» del clan y de la familia tras el encarcelamiento de su padre. La heredera de Manuel Charlín, su hija primogénita. Con la misma mano dura con la que dirigía la conservera Charpo, pasó a manejar los hilos del verdadero negocio familiar. Estuvo huida durante siete años, pero en 2001 fue extraditada por Portugal a raíz de una orden internacional de busca y captura dictada contra ella.

En 2003 fue condenada junto a otros familiares a 15 años de cárcel por blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico y otros tres delitos contra la Hacienda Pública. Posteriormente, en el 2004 la Audiencia Nacional la condenó a otros 17 años de cárcel por su relación con el traslado de 600 kilos de cocaína desde Colombia a las costas gallegas en 1989. Recuperó la libertad en diciembre del 2012.

Óscar Charlín

VICTOR MEJUTO

El pequeño de los hijos de Manuel Charlín Gama y Josefa Pomares Martínez, el ojito derecho de su hermana mayor, fue condenado en 2003 a ocho años de cárcel en un juicio por blanqueo. En 2010 volvió a ser detenido en la Operación Repesca e ingresó en la cárcel de A Lama hasta que quedó en libertad tras pagar una fianza de 30.000 euros.

María Teresa Charlín

MARTINA MISER

Fue la única de todos los hermanos que se libró de la condena por blanqueo de capitales en el 2007. En el 2010, quedó en libertad tras ser detenida en la Operación Repesca y después de pagar una fianza de 30.000 euros. Su hija, Natalia Somoza (fruto de su matrimonio con el narcotraficante Carlos Somoza) también fue detenida en el marco de esa misma operación. Fue la encargada de pagar 800.000 euros por la conservera Charpo en la puja que dio la voz de alarma y con la que se inició la investigación.

Adelaida Charlín

MARTINA MISER

Condenada en el 2003 por narcotráfico y en el 2007 a 8 años de prisión por blanqueo de dinero. Es la única de los hijos de Charlín que no fue imputada en la operación Repesca.