Rosa Fontaíña: «Los hombres que agreden son más cobardes»

antía s. / l. l. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Oscar Vázquez

Los juzgados «empiezan a hacer un poco de caso», pero la Justicia debe ser creíble, asegura la coordinadora de Rede de Mulleres Contra os Malos Tratos

30 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Poca justicia y muchos prejuicios. Estos son los principales problemas para Rosa Fontaíña. Una justicia «inadecuadamente aplicada» y «no creíble». Unos prejuicios sociales que reconoce que «no permiten avanzar» y se mantienen estancados. Ambos conceptos, para la coordinadora da Rede de Mulleres Contra os Malos Tratos de Vigo, van de la mano: «Mientras no se acaben estos prejuicios y no se hagan juicios justos, las mujeres no se van a exponer a cosas que no van a tener resultados».

En febrero, Vigo ponía a disposición de las mujeres un autobús nocturno. Su cometido no es otro que dejarlas seguras a altas horas de la noche en sus respectivos domicilios. La ciudad gallega se convertía en la pionera. La coordinadora de la asociación califica esta medida como «buena», pero reconoce que todavía es muy pronto para poder constatar menos agresiones. Todas las mujeres deberían tener las «mismas oportunidades», asegura Rosa Fontaíña, y, como tal, una ampliación del trayecto del bus nocturno a la zona metropolitana de la ciudad ayudaría a las jóvenes que viven más lejos y que se enfrentan a mayores peligros.

«Los hombres que agreden son más cobardes, son mejor en manada», constata a modo de crítica. Las agresiones lejos están de ser casuales. Son premeditadas, realizadas por «hombres que salen y saben qué va a hacer la chica, a dónde va... y que están acostumbrados a hacerlo». El reforzamiento de los servicios en las zonas más peligrosas y perjudiciales de la ciudad podría ser otra forma de evitar estas agresiones, afirma.

«Ahora, las mujeres denuncian, deben hacerlo, y los juzgados empiezan a hacer un poco de caso», dice Fontaíña, comparando la situación actual con la de años atrás. Para no tener que verse en la tesitura de denunciar, el problema se tendría que atajar mucho antes: «Mientras que los hombres consideren a las mujeres un objeto a utilizar como a ellos les parece, no habrá solución».

Ante la violencia es necesaria una respuesta. Cada vez son más las jóvenes que solicitan a la asociación de Vigo que se lleven a cabo cursos de defensa personal, que parecen estar dando bastante buen resultado. Esos conocimientos permiten a las mujeres defenderse y, por tanto, sentirse más seguras. «Estoy en contra de la agresividad -reconoce-, pero si nadie pone solución, estoy de acuerdo en que aprendan a defenderse». Una sociedad civilizada parece, por ahora, una utopía.