9. La media compostela, a medio Camino

GALICIA

Iago García / Senén Rouco

Pequeños núcleos palentinos duplican su población durante todo el año

07 ago 2018 . Actualizado a las 19:38 h.

La mitad de algo importante es en sí misma un logro entero. Nadie gana finales sin superar los cuartos. No hay premios Nobel sin tropiezos intermedios. Nunca se completa un recorrido sin pasar por el ecuador. De ahí el significado que tiene alcanzar Sahagún, el centro geográfico del Camino Francés. Desde la salida seguimos recorriendo un mapa que parece el copia y pega de un procesador de textos: algunos kilómetros de pista, pedanía; algunos kilómetros de pista, pedanía… Sahagún es una parada atractiva con puntos de interés que rompen la monotonía, como uno de los mejores ejemplos del estilo mudéjar, la iglesia de San Tirso. Además del arco de San Benito, monumento nacional, que recuerda a un arco del triunfo con la N-120 pasando por debajo.

Pero hoy se trata más de sentir que de ver. «Empezamos andando en Burgos, pero no vamos a dejar de celebrar lo mágico que es estar aquí», cuenta Nuria Díez, quien partió de su ciudad. A su lado, Eloína, una «ciudadana del mundo», según quiere hacer constar. «De padres asturianos, nacida en Francia y residente en Madrid... Y ahora a Santiago con Nuria», nos dice. Prejubilada tras ostentar un destacado papel en una cadena de televisión nacional, está en un punto y seguido vital: «El camino es largo, y el de Santiago también». Nuria añade a su reflexión: «Todo el mundo debería hacerlo, al menos una vez; nosotras no nos habríamos conocido, y eso que perderíamos, ¿no?».

En las localidades castellanas que cruzamos, en todas, por mínimas que sean, hay una plaza Mayor. Y en ella, raro es no dar con caminantes. En la de Sahagún, el cacereño Raúl Carrasco y el madrileño David Núñez apuran un café con hielo. Ambos profesores, uno de primaria y el otro de secundaria. Lejos quedan septiembre, las aulas, los exámenes y las evaluaciones. «Es mejor no pensarlo», se resigna uno. «Yo empecé donde me quedé la última vez, en Santo Domingo de la Calzada; el año que viene seguiré y algún día llegaré a Santiago, del Camino me acuerdo todo el curso y me da fuerza», cuenta el otro.

El Burgo Ranero es otra de esas localidades en las que uno cree que no pararía nunca... a no ser que esté haciendo el Camino. Pocos vecinos y de edad, como Daniela y Encarnación, esparcidos en algunas casas habitadas. «Tengo 90 años, hijo, y sin peregrinos esto estaría muy triste», nos dice la primera. «Id al albergue, allí hay gente como vosotros», aporta la segunda. En el banco de la entrada, Juan Alonso. 80 tacos y rodilla renqueante por una ataxia que perjudica su equilibrio. «Al Apóstol solo le pido, cada vez que voy, que me deje abrazarle» . Encarnación tenía razón. Tampoco queremos más.

«Voy a Santiago por las viudas y los pensionistas»

Javier Comonte hace el Camino portando un mensaje que resume el sentir de viudas, trabajadores y pensionistas
Javier Comonte hace el Camino portando un mensaje que resume el sentir de viudas, trabajadores y pensionistas Senén Rouco

Salió el lunes pasado de Sestao (Vizcaya), tras una reunión de la Asociación de Jubilados, Viudas y Pensionistas de la localidad. «Yo tengo tres enfermedades degenerativas, no recibo prestación y pago autónomos para tener algo el día de mañana; pero antes de caer prefiero dar guerra sana», explica Javier Comonte. De su mochila cuelga el cartel que resume el sentir de su colectivo. «Es una vergüenza que un trabajador o un pensionista no tengan para vivir dignamente», sentencia. «Y voy a Santiago por ellos», añade. Cita al explicarse a Robert Baden-Powell, el fundador del movimiento scout: «Como él, yo pretendo hacer una buena acción por cortesía y por buena voluntad». Quizás su mensaje llegue más allá del Obradoiro.

«Hay que valorar bien lo que metes en la mochila de la vida»

Isabel, que hace cada mañana ejercicios de yoga, ha emprendido un camino espiritual
Isabel, que hace cada mañana ejercicios de yoga, ha emprendido un camino espiritual Senén Rouco

De Badajoz a Santiago, pero no por la vía de la Plata, sino a través del Camino Francés para peregrinar siendo consciente de una meta. «Hoy estoy muy emocionada y no sé si podré hablar», empieza Isabel. Lo intentamos, no sin antes preguntarle por sus ejercicios de yoga matinal. «El cuerpo y la mente deben ir de la mano para alcanzar lo que quieres», prosigue explicándose. Caminar cada día es una prueba y un nuevo aprendizaje: «A veces llevamos demasiadas cosas sobre los hombros, y no tiene por qué ser así, hay que valorar bien lo que metes en la mochila de la vida». Esta extremeña ha emprendido un Camino espiritual que no abandonará nunca. «Lo mejor de ir a Santiago es lo que hay hacia ella», concluye.

20.125 cartas peregrinas expedidas en cinco años demuestran el éxito del Camino

En la Iglesia de la Peregrina de Sahagún nos entregan la Carta Peregrina que acredita que hemos cumplido la mitad del Camino Francés
En la Iglesia de la Peregrina de Sahagún nos entregan la Carta Peregrina que acredita que hemos cumplido la mitad del Camino Francés Senén Rouco

No estamos en Pontevedra, pero aquí también hay imagen de la Peregrina. Una talla espectacular del barroco obra de Luisa Roldán. Para verla compensa visitar su templo, un antiguo convento franciscano del siglo XIII. No tanto por su historia, que la tiene, como por su brillante restauración, concluida hace siete años. Desde hace cinco, con la entrada el aliciente para el peregrino es otro. «Con la visita, y siempre presentando la credencial, les damos la carta peregrina, que certifica haber cubierto la mitad del Camino Francés», explica la técnica de Turismo Ana Fontano. En la mía, la 20.125, leo una cita del Códice Calixtino referida a los campos que hemos atravesado y un mensaje de ánimo firmado por el alcalde del municipio: «Para llegar con buena andanza a la casa del Señor Santiago, donde esperamos tenga un recuerdo de los que le hemos dado acogida». Beatrice y Jean Paul, de Poitiers (Francia), se muestran encantados con la iniciativa. «No esperábamos otro premio en el Camino», expresan felices. La que llaman popularmente media compostela es todo un éxito. «Gracias a ella hemos aumentado las visitas a un lugar increíble», concluye Fontano.

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