Timo al peregrino en taxis del Camino

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOAN A. SOLER

Los golosos beneficios que generan la ruta y el aeropuerto de Santiago han hecho aparecer toda una colección de fraudes en el transporte de caminantes contra los que lucha la Guardia Civil

07 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El tramo gallego del Camino de Santiago que une Pedrafita do Cebreiro con Compostela a través de la N-547 es uno de los puntos de mayor concentración de peregrinos de toda la ruta. Un incesante trasiego que a veces tiene consecuencias trágicas en forma de atropellos. Fue precisamente la necesidad de aumentar la seguridad vial en esta zona lo que hizo que el grupo de Transportes de la Guardia Civil de Tráfico reforzara su presencia en la carretera. Tras horas y horas a pie de cuneta se percataron de que, además de caminantes, por la calzada no paraban de ir y venir taxis de muy distintos -y distantes- concellos. La sospecha les hizo investigar y han descubierto que los peregrinos están siendo objeto de todo un abanico de timos que ya han supuesto 130 expedientes sancionadores.

El más clásico de los timos al peregrino es también un fraude para los taxistas de Santiago, que ven cómo colegas de muchos otros municipios van a picar en su alpiste recogiendo pasajeros en el aeropuerto de Lavacolla para trasladarlos después a los lugares en los que van a iniciar la ruta. ¿Es esto legal? Sí, pero no. Es decir, que solo pueden hacerlo si han firmado un contrato con los clientes y siempre que sea algo esporádico. Es frecuente que no cumplan ni lo uno ni lo otro y entre esos 130 sancionados hay conductores que habían cubierto cuatro y cinco viajes en el mismo día y todos ellos sin haber cumplimentado el papeleo.

«El aeropuerto es muy goloso», advierte uno de los guardias civiles de Tráfico destacados en Santiago. Y no le falta razón, porque es la principal vía de entrada de los peregrinos extranjeros que llegan desde lo que los agentes han bautizado como vuelos calientes. Son los que llegan de Londres, Milán, Zúrich, Stuttgart u otras ciudades europeas repletos de forasteros que quieren hacer el Camino. Y donde hay guiris hay dinero. Pero también timos y picaresca.

Viajes a precio de oro

Los riesgos a los que se enfrentan estos peregrinos llegados de todo el mundo son, básicamente, que les cobren la carrera a precio de oro. Los agentes han visto de todo. Desde taxistas que no encienden el taxímetro o no llevan expuestas las tarifas y piden después lo que les da la gana a otros que salen del aeropuerto con la bajada de bandera especial para el itinerario aeropuerto-ciudad, de 21 euros, pero que en realidad van mucho más lejos. Así, al cliente le saldrá el viaje como poco 20 euros más caro. De esta guisa pillaron a un conductor que iba a Arzúa con dos alemanes. «Cuando los paramos y se dieron cuenta de que los estaban timando alucinaban», relatan.

«Los taxistas tienen mucho de psicólogos», señala un agente para explicar que observan antes de timar. Si ven alto poder adquisitivo y que no hacen muchas preguntas o no entienden el idioma, se animarán en mayor medida a intentar el timo. Ante el mayor control de la Guardia Civil, los infractores han abierto el tarro de las esencias de la picaresca y se han sofisticado. Así, han llegado a sorprender a taxistas de A Coruña que habían entrado en Lavacolla tras desmontar la luz del techo y que hasta habían quitado las pegatinas identificativas de las puertas. «Iban blancos y radiantes, solo les quedaba el SP [servicio público] de la matrícula», explica un miembro del grupo de Transportes compostelano. Con esta treta pretenden pasar por un particular y esquivar los controles.

Evidentemente, los taxistas que timan no representan al conjunto del colectivo y es precisamente a los profesionales que cumplen con la ley a los que más les preocupa lo que está pasando. La asociación Radio Taxi de Santiago es la que más ha reclamado ante Tráfico y la Xunta que se incrementen los controles. Su presidente, Jesús García López, advierte del riesgo que supone la mala imagen que dan estos timos. «Algunos no se dan cuenta de que lo que pasa aquí hoy se sabe en minutos al otro lado del mundo, por lo que no podemos dar esta imagen», añade.

Particulares que llevan turistas

García López suma otras dos amenazas a la de los taxistas que timan a los peregrinos: los vehículos de alquiler con conductor (VTC) y la cada vez mayor presencia de particulares haciendo transporte de turistas. «A esos la Guardia Civil no los detecta fácilmente, por lo que hay que investigar a todos esos que esperan a los viajeros con cartelitos a la salida de sus vuelos y que luego se los llevan en furgonetas», asegura.

Es un problema complejo y el que pierde siempre es el cliente. Muchos recepcionistas de los hoteles están compinchados con los conductores de estos coches de alquiler, que les pagan comisiones de hasta cuatro euros para que les encarguen a ellos la recogida de los visitantes. «El turista llama y pide un taxi, pero le envían un VTC y encima les cobran más, porque nuestra tarifa del aeropuerto a la ciudad es de 21 euros máximo y ellos cobran 30 y su viaje mínimo en ciudad es de diez euros, que es el doble de la media del desplazamiento más habitual», explica el presidente de Radio Taxi Santiago.

Los agentes ya siguen la pista de esas furgonetas, que se exponen a las sanciones más graves, por ser auténticos taxis piratas. Uno de los que descubrieron tendrá que hacer frente a unos 5.000 euros de multa porque le cazaron con las bicicletas de un grupo de cuatro amigos de Barcelona a los que había recogido en Lavacolla. Pero hay casos más alucinantes, como el de una agencia que opera en Estados Unidos y que ofrece un paquete completo que incluye servicio de apoyo logístico con una furgoneta que lleva los equipajes y hasta ofrece cáterin. «Los pillamos en el aparcamiento de un restaurante con las puertas abiertas y repartiendo sándwiches. Hasta llevaban una cafetera y botellas de rioja en un recipiente con hielo», relatan. Por esto cobran cien euros al día a cada peregrino. Una auténtica clavada.

Allá donde hay turismo hay siempre timos y excesos. Pero el Camino es una ingente fuente de riqueza para Galicia que no se puede poner en riesgo. «No podemos matar la gallina de los huevos de oro», advierten los agentes. Y en eso están también de acuerdo los taxistas que cada día cumplen con la ley.