La valedora Milagros Otero: «No voy a dimitir, y aportaré al Parlamento las pruebas de mi inocencia»

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Xoán A. Soler

La valedora do pobo cree que el fallo que la acusa de favorecer a una candidata se basa en «indicios», con acusaciones que son «innecesarias»

05 jul 2018 . Actualizado a las 07:25 h.

Sentada en la silla de su despacho, Milagros Otero (Santiago, 1960) se afana en transmitir seguridad en las respuestas, pero su semblante arroja un sentimiento de honda preocupación ante un caso sin precedentes y que ha salpicado a una institución que está para velar por los derechos fundamentales y la igualdad. El fallo del TSXG la acusa de haber intercedido para favorecer a una candidata en una plaza.

-Supongo que habrá leído con mucho detenimiento la sentencia...

-Sí, claro. Es muy importante para mí y para la institución. Y lo es porque cuestiona aspectos centrales de esta institución y del buen desarrollo de la misma: la transparencia, la pulcritud, todo lo que intentamos conseguir y creo que conseguimos.

-¿Y usted cree que es compatible que siga en el cargo con el contenido de esta sentencia?

-Yo creo que sí, porque las sentencias, en realidad, son opiniones fundamentadas de los jueces. Este fallo se puede recurrir y, es más, yo me dedico a la argumentación jurídica. Soy jurista. El 80 % de las sentencias que se recurren en primera instancia son aceptadas. Es legítimo discrepar de los argumentos que hay ahí.

-Pero en referencia a usted, máxima representante de la institución, se habla de «arbitrariedad» y de «abuso de poder»...

-Reconozco que son acusaciones duras, pero además de duras, son innecesarias porque no tienen nada que ver con el fondo. En esta sentencia, de un tribunal administrativo, se está discutiendo un procedimiento. Y en ese procedimiento, si se han cometido errores, lo lógico sería corregirlos. Esos comentarios son innecesarios porque no se me está juzgando a mí, ni mi actividad.

-¿No dice acaso la sentencia que usted intercede buscando un trato de favor?

-Pero yo no estoy de acuerdo con eso. Por eso no voy a dimitir y demostraré hoy a la Cámara mi inocencia.

-¿Cómo?

-Aportando las pruebas. En la letra de la sentencia en todo momento se habla de indicios, no de pruebas. Son solo suposiciones, y entonces yo llevaré hoy al Parlamento las pruebas que determinan cómo se hicieron las cosas desde el principio hasta el final.

-¿Cuáles son exactamente esos documentos?

-Actas en las que se especifica quién estaba, quién no. Si se valoraron o no unas cosas, cómo se hizo un procedimiento. Lo único que realmente tiene valor.

-Pero se puede influir igual. Usted tiene amistad con el padre de la funcionaria afectada, que a su vez es hermana del portavoz del PPdeG en la Cámara...

-Todos tenemos amistades y vínculos con otras muchas personas. La candidata que fue elegida tiene acreditado un nivel 30 en la Administración. Es una funcionaria de carrera que entró por oposición, y no alguien que yo haya ido a buscar a la calle para meterla aquí y crearle una plaza nueva. Y encima es un puesto de libre designación, en el que no habría que haber hecho todo ese procedimiento. Se hizo por transparencia.

-Insisto, lo que se cuestiona aquí no es eso, es si hubo o no un trato de favor...

-Y yo lo niego. No lo hice. Y tampoco las personas que plantearon ese nombramiento.

-La afectada publicó un artículo en el que hablaba de la Justicia injusta. Supongo que lo habrá leído. ¿Lo comparte?

-Estoy de acuerdo en que lo escribiera e intentara defenderse. Es normal. Yo comprendo la posición de ella. Resulta muy injusto que la gente piense que es una enchufada que no sabe nada, porque no es verdad.

-¿Qué le parece que Feijoo evitara el otro día apoyarla y la remitiese al Parlamento para dar explicaciones?

-Es que el presidente de la Xunta no tiene por qué respaldarme. Simplemente, dijo que esperaba que yo me explicara, y eso es lo normal cuando existe una duda. Cuando hay una duda, hay que aclararla para los oídos que quieran oírla, que no todos tienen buena fe.

-Supongo que se refiere a la oposición, que ya ha pedido su dimisión...

-Sí, lo he leído. Y curiosamente sin haberme escuchado todavía. Si lo hubiesen solicitado mañana, podría ser o no razonable.

-¿Teme usted que en el pleno del martes el PP no la apoye y se reúnan los 45 votos para que usted no siga en el cargo?

-Eso no está en mis manos. Harán lo que tengan que hacer. Eso es algo en lo que no puedo influir y no le dedico tiempo a pensar. Yo solo puedo explicarme y decir cuál fue la verdad.

-¿Ha mantenido usted contacto estos días con algún parlamentario?

-Hay personas que se han acercado a mí, y muchas de ellas para mostrarme su cercanía. Y lo han hecho de todos los grupos. Me han preguntado cómo estoy porque saben que lo estoy pasando mal.

-En todo caso, no sería la primera vez que dimite un Valedor. Ya lo hizo Benigno López por defender los recortes de dependencia...

-Y tampoco es la primera vez que un Valedor o Defensor se ha enfrentado a situaciones como esta. Recuerdo al de Madrid, Enrique Múgica, que estuvo en esta situación muchas veces. Y estuvo ahí por decir la verdad, y por molestar.

-¿Cree usted que es víctima de una campaña de linchamiento?

-No me meto en eso. No puedo contestarle a eso porque no entro en ese juego. Cada persona es responsable de lo que hace y de los motivos porque lo hace. Yo solo voy a contestar en el Parlamento en base a pruebas, y no en función de valoraciones y de indicios. Uno tiene que dimitir cuándo ha hecho algo mal o cuando por dejar de hacerlo causa un daño. No estoy en ninguno de los dos supuestos.

-¿Es consciente de que la sensación que hay en la opinión pública está en las antípodas de lo que usted pueda explicar hoy?

-Yo creo mucho en el pueblo gallego. El pueblo gallego me conoce, y conoce mis actuaciones. Y creo que me van a escuchar cuando me defienda.

«Yo me aparté del proceso cuando vi que había personas con las que tenía relación»

La institución del Valedor do Pobo ha acatado la sentencia del TSXG y, de hecho, se ha anulado la adjudicación de esa plaza de jefe de servicio de personal. Todavía no ha decidido si recurrirá el fallo en casación ante el Supremo, algo que, según reconoce Milagros Otero, se «está estudiando».

-¿Cómo es posible un fallo tan contundente si usted está tan segura de las pruebas que tiene?

-Diría que la sentencia es dura, pero no consistente. Insisto, utiliza en muchas fases la palabra indicios, y yo voy a utilizar la palabra pruebas. ¿Es duro? Sí, muy duro, e innecesariamente duro.

-¿Puede haber entonces una motivación política?

-No voy a entrar en eso. El pueblo tendrá que valorar quién soy, lo que he hecho. Y saben que he dedicado mi vida a la justicia y a la igualdad. Esto no se puede borrar de un plumazo solo por unos indicios. Jamás me he visto envuelta en un asunto como este. De un día para otro, una que está aquí metida en su día a día de trabajo, se ve envuelta en esto. Y me entero por la prensa. Fue realmente una sorpresa. Yo me aparté del proceso cuando vi que había personas con las que tenía relación. De hecho, había tres. Y con dos ellas, tenía mayor relación que con la afectada. Quise ser prudente porque mi trabajo es velar por la transparencia.

-En la calle existe la creencia, no injustificada, de que los poderosos e influyentes colocan y favorecen a los suyos. La sentencia ratifica esa impresión. ¿Cómo convencer a la gente de lo contrario con este caso?

-Claro que pueden pensar lo que quieran. Pero vamos a centrar las cosas. Las instituciones tienen un plan de ordenación de personal. No podemos inventarnos tres plazas porque tengamos tres amigos. Las plazas que yo propongo las aprueba el Parlamento. En este caso, hay una convocatoria pública. Se presentan 18 personas, en ese momento yo no sé quién se presenta. Al final, sale elegida una persona con un nivel 30 en la Administración. ¿Qué pasa? ¿Por tener un apellido no se puede presentar? Eso quiebra el principio de igualdad.

-¿Usted considera que el modo en que se elige el Valedor garantiza la independencia política necesaria?

-Quien piense así, yo le animaría a que revisara nuestro trabajo, a que viera si hay alguna diferencia entre lo que se le dice a un alcalde o a otro, a que vean si se atiende diferente a las personas por su color político. Yo me guío por la rectitud.