El arresto de Sito Miñanco amedrentó a los receptores gallegos del alijo de cocaína

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

GALICIA

Emilio Moldes

La tecnología controlada por los detenidos demuestra que pertenecen a una organización sofisticada y con el dinero suficiente para hacer realidad su planes

05 jul 2018 . Actualizado a las 09:51 h.

Sito Miñanco cayó con su organización por última vez el 5 de febrero. De forma paralela, y por los mismos agentes que arrestaron al reincidente narco cambadés, se abría otra causa en Galicia que acabó explotando el 25 de junio con el decomiso, en el velero Wall Street y cerca de las Islas Azores, de 1.500 kilos de cocaína que tenían como destino las Rías Baixas. A medida que la investigación cogía forma, y en el transcurso de las intervenciones telefónicas analizadas, los sospechosos aludían constantemente a la elevada presión policial que percibían en Galicia. Algo que ejemplificaban con el arresto de Miñanco, tal y como recoge el Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) Galicia en sus diligencias.

«Por aquí más o menos, andan ahí ya ves, viste todo... ya los metieron para dentro», dijo un investigado «haciendo alusión la detención e ingreso en prisión de numerosos integrantes de la organización criminal de narcotráfico liderada por José Ramón Prado Bugallo, alías Sito Miñanco». Aún así, y dados los avances de la investigación policial, parece claro que los gallegos que iban a recibir el alijo no rebajaron sus pretensiones delictivas. La clarividencia de algunas conversaciones incluso permitió saber a los agentes que la Guyana no era el destino elegido inicialmente para que el velero Wall Street cargase la droga (recibió la cocaína en el río Esequibo tras remontar un tramo). El primer destino estaba en Brasil, concretamente en Salvador de Bahía, ciudad a la que los investigados hacían referencia como «el lugar del gran carnaval». El patrón del velero, el estadounidense Roberto Juan Price Huelín, se refería así, en tono jocoso, a la ciudad brasileña.

Los otros dos acompañantes, de origen croata, no participaron en conversaciones comprometidas, aunque sus antecedentes, en ambos casos por tráfico de heroína, fueron de gran ayuda a los investigadores para concluir que el viaje del velero tenía finalidad ilícita. Se trata de Vice Copic y Karlos Antoviz, procesados por traficar con heroína en el 2009 y el 2007, respectivamente. Ambos croatas tienen «formación militar y son altamente disciplinados», lo que llevó al Greco Galicia a concluir que «se trata de una organización mucho más peligrosa de lo interpretado inicialmente».

El hecho de que los detenidos tomasen todas las precauciones posibles, usasen la tecnología más avanzada y en alguna ocasión identificasen a los agentes que los seguían, confirma que se trata de una organización sofisticada y con el dinero suficiente para hacer realidad su planes. De hecho, la compra de tecnología satelital a distancia provocó una de las anécdotas de la investigación, bautizada operación.