La dura lucha de las familias acogidas en Lugo para tener casa y trabajo

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

GALICIA

Las dos familias refugiadas en Sarria, en una imagen poco después de llegar
Las dos familias refugiadas en Sarria, en una imagen poco después de llegar ALBERTO LÓPEZ

Dos años después de su llegada, uno de los hombres consiguió un puesto de costurero en Cambre

28 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cumplen dos años a salvo de la guerra. Aquí no hay bombas, pero el día a día para las dos familias sirias acogidas en Sarria y Lugo no es fácil, ni mucho menos. Presenta dos caras: los sarrianos vieron la luz cuando el cabeza de familia, sastre de profesión, consiguió un trabajo; los de Lugo, luchan contra una burocracia que, después de cinco meses, aún no fue capaz de darles la Renta de Integración Social (RISGA). Y, aún sin bombardeos ni metralletas, el panorama pinta mal para los seis integrantes del nucleo familiar que se queda sin dinero para pagar el alquiler de la casa y la alimentación. Las ayudas del Plan Nacional de Reasentamiento se acabaron a principios de año.

«Lucha, lucha y más lucha. Nada es fácil para esta gente», dijo ayer una mujer que, desde 2016, tiene como vecinos, en un inmueble de Sarria, a un joven matrimonio sirio y a tres hijos que comienzan a ver el panorama más despejado, pero no exento de complicaciones. Ahora mismo, la preocupación de la familia es conseguir un piso económico en la zona de Cambre donde él comenzó a trabajar hace un par de semanas en una empresa de confección. De momento se desplaza a Sarria los fines de semana para estar con su esposa y sus tres niños, de entre dos y seis años, pero quieren mudarse.

De Sarria a Cambre. Otra emigración, aunque en este caso mini. Ya estaban integrados, incluidos los pequeños que hicieron muchos amigos en el colegio. Esa adaptación, no exenta de dificultad, fue relativamente rápida. De no hablar ni pizca español ahora, por lo menos ella, se desenvuelve perfectamente. Ayer, a la pregunta del periodista de si hablaba inglés o francés, para mantener la conversación, la joven respondió segura: «En español». Durante algún tiempo estuvo colaborando en el comedor de un colegio, pero no consiguió una continuidad en el puesto.

Esta mujer desconoce si el destino final será Cambre, A Coruña o alguna población de los alrededores. Todo dependerá de si consiguen piso a un precio razonable en el área. Dice estar agradecida al pueblo y a entidades sarrianas por el afecto que les permitió menguar el horror vivido en Homs, su ciudad de residencia, una de las más castigadas por la guerra..

Fadile Chami, representante de la asociación gallego-siria SAWT, que mantiene una conexión constante con las familias sirias afincadas en la provincia de Lugo, indicó ayer que los de Sarria, después de pasar momentos complicados, estaban en una situación más favorable. «Les dieron la risga y, con cargo a la misma, pagan el alquiler de la vivienda. Es fundamental el buen trabajo que realizaron desde el Concello de Sarria para la tramitación de esa ayuda», dijo.

El programa de reasentamiento no funciona, según la activista siria Fadile Chami El futuro de la familia que reside en un piso de Lugo no se presenta ahora mismo fácil, ni mucho menos. Es más, si el colectivo que la atiende no se hubiese movilizado en busca de ayudas, estaría posiblemente debajo de un puente porque no tiene ninguna posibilidad de reunir mensualmente los 350 euros que supone el alquiler de la vivienda. Eso a mayores de lo que necesita para comer. Son seis en total: el matrimonio y cuatro hijos, el mayor de nueve años.

Los sirios de la capital luchan en otra guerra, en este caso de papeles; la de la burocracia. Llevan cinco meses esperando a que les concedan la risga y, de momento, nada de nada. «¡Llevan cinco meses sin nada! Si no fuera la ayuda que les prestamos, estarían totalmente tirados», asegura Fadile Chami que dice no entender cómo es posible que pueda ocurrir esta situación. La activista, que también es siria, aprecia que mover un papel de un sitio a otro lleva meses.

Chami se mostró crítica y contundente: «El Programa Nacional de Reasentamiento no funciona como sistema. No se puede seguir cometiendo el error de aplicarlo en futuras acogidas. Desde luego, nuestro colectivo no va a permanecer callado y trasladará a la opinión pública todas las dificultades a las que se ven sometidos los beneficiarios. El ejemplo es claro: ¡Una familia con cinco hijos cinco meses sin ningún tipo de amparo! ¡Resulta imposible de comprender!».

La disponibilidad de vivienda es el primer filtro para admitir las ofertas de acogida

c.p.

Los 365 ayuntamientos y diputaciones que se han ofrecido para acoger a los refugiados del Aquarius forman parte de una plataforma en la que se reflejan los medios y posibilidades que cada uno de ellos reúne para asistir a los migrantes, al igual que las oenegés que habitualmente asisten a los grupos que llegan a España.

Primer requisito

Vivienda. La disponibilidad de vivienda marca la primera distribución provisional de los refugiados por localidad. Cada ayuntamiento o entidad tiene que hacer constar las características de las viviendas que ponen a disposición de los refugiados, ya sean de alquiler o del parque de titularidad pública. El tamaño y número de habitaciones determina la asignación de los grupos, bien por familias, migrantes individuales pero agrupados por zona o país de procedencia, u otra vinculación significativa. 

Atención asegurada

Sanidad y educación. La atención a los refugiados se organiza en red por las oenegés e instituciones que se encargan de los migrantes. Las autonomías tienen las competencias de los servicios sociales, aunque es una materia que han asumido de hecho un número creciente de ayuntamientos. Las administraciones autonómicas son alertadas de las asignaciones territoriales de los refugiados para que les proporcionen tarjetas sanitarias y centros educativos para los menores.

Integración

Idioma. Las oenegés juegan un papel básico en dar las primeras nociones de idioma y costumbres para propiciar una rápida integración.