La policía espera aclarar incógnitas de Valdeflores cuando reabra el convento

s. serantes VIVEIRO / LA VOZ

GALICIA

PEPA LOSADA

El Maestro dominico decidirá el futuro del monasterio de Viveiro que abandonaron seis monjas

22 jun 2018 . Actualizado a las 11:38 h.

Desde que el lunes lo abandonaron la última priora y otras cinco monjas de avanzada edad, el convento de Valdeflores continúa cerrado. Sigue sin haber ni rastro de dos voluminosos códices, de incalculable valor, un mes después de que las religiosas denunciasen que les habían desaparecido de la biblioteca. Es uno de los misterios de ese monasterio de Viveiro que la policía espera aclarar cuando reabra.

Ninguna de las fuentes consultadas, ni eclesiásticas ni vinculadas con la investigación policial, ha podido indicar cuándo volverán las monjas a la comunidad de Valdeflores. De ella ya no forman parte las seis que la dejaron por no volver a convivir con las tres de menos edad con las que habían tenido enfrentamientos. Dos de estas continúan en el cenobio de Orihuela, al que se trasladaron cuando la situación interna se hizo insostenible, y la otra, que se fue para uno de Vitoria, permanece en Viveiro por causas personales. Está previsto que esas tres, con dominicas de otras congregaciones, vuelvan a habitar el convento viveirense.

Su futuro lo decide el Maestro de la Orden de los Predicadores, que desde Roma imparte autoridad en los asuntos de las comunidades de monjas dominicas en los que no tienen autonomía o no dependen del obispado. Y, de momento, la única decisión que ha trascendido sobre el conflicto ha sido reconocer que las tres religiosas con las que no se entendían las seis mayores tienen derecho a reincorporarse a Valdeflores.

De la reapertura del cenobio está muy pendiente la Policía Nacional de Viveiro, que ha lanzado una alerta por si se detectan en el mercado negro los dos códices que faltan, cada uno de ellos de casi medio metro de alto, unos quince kilos de peso y encuadernados en piel curtida. Cuando vuelva a estar habitado Valdeflores, las fuerzas de seguridad pretenden comprobar si los libros de pergaminos manuscritos son el único patrimonio que ha desaparecido.

A la espera de lo que deparen unas investigaciones en las que la colaboración eclesiástica se considera determinante, la policía confía en esclarecer otro enigma que rodea los últimos acontecimientos de Valdeflores: ¿Quién o quiénes se han llevado o han escondido códices y otros bienes? Y el gran misterio, ¿por qué sucede en un convento de clausura?

Hasta ayer, la Policía Nacional de Viveiro había tomado declaración a las tres monjas de menos edad y a la última priora. Valdeflores también contaba con trabajadores externos.