Telmo Martín , el político al que le persigue su sombra de constructor

Lars Christian Casares Berg
ch. casares PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Ramón Leiro

Reinstalado en la alcaldía de Sanxenxo, lo ha visitado esta semana su pasado del ladrillo

17 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Telmo Martín se metió en política -lo ha contado muchas veces- cuando vio que en el aspecto económico tenía la vida resuelta. Cuando tomó posesión como diputado en el Congreso, en diciembre del 2011, tras haber sido exitoso alcalde de Sanxenxo por dos mandatos y el único oponente a Fernández Lores, en Pontevedra, que estuvo a punto de disputarle el bastón de mando cuando Núñez Feijoo le encomendó tratar de romper el bastión nacionalista de la capital de la provincia, las informaciones periodísticas lo colocaban como el diputado más rico del Congreso. Declaró un patrimonio millonario.

A él le gusta recodar que se lo ganó en un proceso de construcción personal. Desde cero, como emigrante a Alemania, siendo todavía muy joven, y luego en el sector de la construcción. Quizá su habilidad para los negocios empezó antes. Muy temprano. Porque cuando llegó a la mili ya sabía que podía hacer negocios allí también. Cuestión de gancho. Era chófer de un mando y se dio cuenta de que el brillo de los galones era un reclamo para hacer negocio con la tropa. Colocaba lotería a los reclutas con un peculiar método de márketing. Ubicaba cuidadosamente unos décimos para que asomasen en el bolsillo de la chaqueta y cuándo le preguntaban qué lotería era aquella decía que la que le iba a coger al mando. Todos querían jugar a esos números. Él los vendía a manos llenas para una administración de lotería.

A su regreso de la emigración en Alemania, en los años 80, junto a varios familiares fundó Hierros Santa Cruz, su verdadero negocio durante años, por más que otra de sus empresas, Construcuatro, haya tenido más titulares en la prensa. Hierros Santa Cruz ha dejado su impronta en infraestructuras como la Expo de Sevilla, siete años antes de que llegase a la alcaldía de Sanxenxo por primera vez, el nuevo puente sobre la bahía de Cádiz o el aparcamiento de la T4 en Barajas.

Construcuatro, sin embargo, le ha dado más quebraderos de cabeza. Fue su consejero delegado hasta finales del 2011, cuando dejó la política local pontevedresa por un escaño en el Congreso al que nunca llegó a acomodarse, acostumbrado a las trincheras de la política local. Ahora, su pasado de constructor lo ha vuelto a visitar en forma de sentencia por los sobreprecios que la Justicia ha considerado acreditados en una promoción de protección oficial de Construcuatro en el barrio vigués de Navia. La empresa tendrá que pagar una multa de 2,4 millones a la Xunta y devolver 1,2 millones a propietarios a los que cobró más de la cuenta.

Telmo Martín mantiene silencio desde que, a mitad de semana, se conoció el fallo judicial. Ahora anda enfrascado nuevamente en la política local de Sanxenxo que lo catapultó a finales de los noventa. Allí se hizo alcalde pateando. Literalmente. Su primera campaña la hizo puerta a puerta. Le fue bien. Ganó y transformó el icono turístico de las Rías Baixas en pleno bum del ladrillo hasta hacer de un municipio de 17.000 habitantes el segundo en presupuesto de la provincia de Pontevedra, solo por detrás de Vigo y por delante de la capital, merced a los ingresos de la construcción de nuevas viviendas. Ahora, tras un cambio de alcaldía a mitad de mandato, está enfrascado en el inicio de la temporada soleada de Sanxenxo bajo la sombra de su pasado constructor.