«La distancia con la familia ya no se puede medir en kilómetros»

Olga Suárez Chamorro
O. Suárez LA VOZ / REDACCIÓN

GALICIA

María Rodríguez Abalde
María Rodríguez Abalde

17 jun 2018 . Actualizado a las 07:29 h.

«Estoy en el epicentro de la geopolítica mundial y con opciones de hacer coberturas que en otro canal serían impensables», dice la periodista viguesa María Rodríguez Abalde, que va camino de los nueve años en Moscú. Presentadora de informativos de Rusia Today, forma parte del equipo que puso en marcha este canal informativo en español. Su trabajo la llevó a cubrir desde Caracas el fallecimiento de Hugo Chávez, los atentados yihadistas desde París o las elecciones brasileñas. «De no estar aquí, sería impensable». Cuenta que la Rusia que se encontró al llegar no tiene nada que ver con la de ahora. «El choque cultural, con costumbres y tradiciones conocidas y desconocidas, los eternos y deprimentes inviernos y entender muchas cosas al mismo tiempo era todo un desafío que creo he salvado», asegura. Describe a su país de residencia como las célebres muñecas matrioska: «Estaba cerrado y ahora se va abriendo pieza por pieza». Más allá de su trabajo, su círculo de amistades lo forman sobre todo españoles, aunque también tiene grandes amigos rusos. Con ellos ha conocido la trágica historia de un pasado no tan lejano. «En la Segunda Guerra Mundial murieron 25 millones de personas; todos mis amigos tienen algún familiar muerto en aquella contienda. Hay que conocer muchas cosas para entenderlos sin juzgar», afirma.

Polonia

Manuel Valiño
Manuel Valiño

Oportunidad de futuro. Algo similar ocurre en Polonia, que hoy acoge a jóvenes y empresas europeas por su situación geográfica, su estabilidad económica, mano de obra barata y un atractivo sistema fiscal. Allí está desde hace meses otro periodista gallego, Manuel Valiño, que dejó A Coruña hace 14 años. Antes pasó por Madrid y por Ámsterdam. Ahora trabaja para la rama polaca de una compañía noruega en la que, aunque abundan los nativos, también hay gente de España, Suecia, Rusia, Bielorrusia, Austria y Dinamarca. Y subraya que allí «se preocupan enormemente de que los nuevos empleados, sobre todo los de fuera, estemos a gusto».

Grecia

Emigradas por amor a Grecia. El país mediterráneo al que cada día llegan cientos de inmigrantes que huyen de Siria intenta asomar la cabeza del pozo. Setenta y cinco gallegos viven allí, según el último balance del INE. Y muchos comparten un mismo nexo: el amor. Elena Freire está casada un griego al que conoció hace 40 años en Ferrol. Reconoce que no fue fácil dejarlo todo, pero poco a poco se fue acostumbrando. «Hoy en día ya formo parte de este país, aunque siga sintiendo morriña y sin poder escuchar música gallega, porque lloro desconsoladamente».

María sancho vive en Grecia desde el 2001 y a sus hijos les encanta Galicia
María sancho vive en Grecia desde el 2001 y a sus hijos les encanta Galicia

María Sancho conoció a su marido en 1996 en Mánchester y vive en Grecia desde el 2001. «Las posibilidades laborales entonces -rememora- pintaban un poco mejor que en España». Desde hace 14 años tiene una academia de idiomas y trabaja en el Instituto Cervantes como examinadora de español.

Similar es el caso de María José Castro, de A Guarda (Pontevedra). Casada con un griego, lleva 30 años en Tesalónica, donde trabaja de profesora de lengua y cultura española: «No creo que profesionalmente estuviera mejor en Galicia». Hace unos años, la crisis le hizo plantearse la vuelta a España, pero ahora ya no está en sus planes. «Por lo menos hasta que me jubile», matiza. A lo largo de tantos años, ha aprendido a quitarle importancia a la distancia: «La relación entre los miembros de la familia no tiene que ver con la distancia en kilómetros. No estamos juntos, pero seguimos unidos, y también conectados».