El relevo de Feijoo en la Xunta llegaría, a la fuerza, de un diputado de O Hórreo

Domingos Sampedro
domingos sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

XOAN A. SOLER

Su intención no es la de señalar sucesor, como hizo Aznar con Rajoy, sino que su sucesor se gane el puesto en el correspondiente congreso

07 jun 2018 . Actualizado a las 16:48 h.

Una imagen como la presenciada la semana pasada en el Congreso, con Pedro Sánchez sentado en un escaño sin ser diputado para intervenir en la moción de censura que lo convirtió en presidente del Gobierno, es imposible que se pueda ver en Galicia, Ni tampoco en las demás comunidades. El relevo de un presidente autonómico, como podría ser el caso de Alberto Núñez Feijoo en caso de que dimita del cargo que ostenta para marcharse a Madrid, debe ser asumido siempre por alguien con plaza fija de parlamentario en O Hórreo.

¿Cómo preveía Feijoo abordar su sucesión al frente del PP gallego?

Si nos atenemos a lo anunciado por el propio Feijoo, su intención no es la de señalar sucesor, como hizo Aznar con Rajoy, sino que su sucesor se gane el puesto en el correspondiente congreso, como hizo él en el 2005. «La sucesión de Fraga es el modelo a seguir», proclamó el líder del PPdeG en una entrevista firmada por Xosé Gago en La Voz en el 2016. En enero pasado, insistía en esa tesis al señalar que en el último año de legislatura «o partido ten que concretar a súa proposta, e aquí non hai máis opcións que decidir nun congreso». Esto apunta a que Feijoo daría el relevo en un congreso gallego, del que saldría el próximo candidato del PP a la Xunta. El problema es que cuando dijo todo eso no estaba previsto que Rajoy cayera con una moción de censura, que acelerara su relevo y que buena parte de las miradas del partido en toda España empezaran a girar hacia el presidente de la Xunta como potencial sucesor.

¿Existe algún precedente de un relevo en la Xunta sin pasar por las urnas?

Lo único parecido es la moción de censura impulsada contra Fernández Albor en 1987, que prosperó y convirtió a Fernando González Laxe en presidente de la Xunta. Es algo muy similar a lo que acaba de ocurrir en España con el desalojo de Rajoy del Gobierno. No obstante, la eventualidad de una salida de Feijoo de la presidencia de la Xunta abriría un supuesto muy diferente al de la censura, en tanto que el nuevo mandatario autonómico tendría que ser elegido en la correspondiente sesión de investidura sin necesidad de tener que llamar a los ciudadanos a las urnas.

¿Qué pasaría si Feijoo dimite como presidente sin convocar elecciones?

Si renuncia sin disolver el Parlamento, su puesto lo tendrá que asumir en funciones (como establecen los artículos 21 y 22 de la Lei 1/1983 Reguladora da Xunta e da súa Presidencia) el vicepresidente de la Xunta, en este caso Alfonso Rueda, o el conselleiro que lleve más tiempo en el cargo, que vuelve a ser Rueda, eso sí, en igualdad con Beatriz Mato y Rosa Quintana. Ahora bien, esa responsabilidad se mantendrá solo hasta que el Parlamento proclame un nuevo presidente.

¿Cómo sería la sesión de investidura del candidato a suceder a Feijoo?

Sería prácticamente igual a las tres sesiones de investidura protagonizadas por el propio Feijoo. Tras la dimisión del presidente y su sustitución en funciones, le compete al presidente del Parlamento, Miguel Santalices, abrir consultas con los grupos políticos para designar candidato. Lo lógica es que sea del PP, que para eso tiene una mayoría absoluta de 41 escaños, pero es indispensable (artículo 135 del reglamento de la Cámara) que ese candidato tenga escaño en O Hórreo, condición que cumplen Alfonso Rueda, Francisco Conde, Beatriz Mato, Diego Calvo, Pedro Puy, Miguel Tellado o Rey Varela, por citar solo algunos ejemplos.

¿Hay algún precedente de este tipo de relevo en el ámbito autonómico?

Sí, y algunos muy conocidos. La celebración de una nueva sesión de investidura sin pasar por las urnas es lo que le permitió a Ángel Garrido sustituir a Cristina Cifuentes en Madrid tras su dimisión o que Susana Díaz llegara a la presidencia de la Junta de Andalucía en septiembre del 2013 tras la dimisión de Griñán. Se ensayó esta vía también en la Comunidad Valenciana en el 2011, cuando Camps dimitió por el caso de los trajes al mes de ser investido presidente y hubo que celebrar una nueva investidura para elegir a Alberto Fabra. También existen casos sin dimisión forzada, como la de Juan José Lucas en Castilla y León, que en el 2001 dejó la presidencia para ser ministro de Aznar, siendo sustituido en una nueva investidura por Juan Vicente Herrera.

¿Podría compatibilizar Feijoo la presidencia del PP con la Xunta?

Pongamos que Feijoo opta a la presidencia nacional del PP y se convierte en presidente del partido. En ningún sitio está escrito que no pueda compatibilizar ese cargo de carácter orgánico con la responsabilidad institucional de la presidencia de la Xunta. No es lo habitual, desde luego, pero podría hacerlo unos meses para ganar tiempo y ordenar su sucesión en Galicia con la convocatoria de un congreso autonómico del partido. Eso evitaría la inmediatez de la sesión de investidura en O Hórreo, aunque esa perspectiva posiblemente abriera un debate incómodo para el propio Feijoo, pues la oposición en Galicia lo acusaría de no estar centrado en la labor de gobierno.

La oposición urge al líder del PPdeG a que se decida ya para evitar la parálisis de la Xunta

PSOE, En Marea y BNG advierten de que la agenda política gallega no se puede supeditar a la sucesión de Rajoy

Que tome una decisión ya. Y que «resolvan con rapidez». Esto es lo que ayer le pedía Xoaquín Fernández Leiceaga, presidente del PSdeG y portavoz del grupo parlamentario, a Alberto Núñez Feijoo respeto a su futuro político. Recogía de este modo el sentir de toda las fuerzas de la oposición, que interpretan que el debate sucesorio del PP interfiere negativamente en la gobernabilidad de Galicia, en tanto que introduce distracción en quien está llamado a ocuparse de resolver los problemas de los ciudadanos.

Para el secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero, Feijoo «ten que aclarar» si su prioridad es el Gobierno gallego o su «carreira de promoción persoal» dentro del PP. También echa en falta que el presidente de la Xunta no hiciera ningún tipo de autocrítica tras la sentencia judicial de la Gürtel que «finiquitou a vida política» de Rajoy.

El presidente de la Diputación de A Coruña, Valentín González Formoso, evitó entrar ayer en «especulaciones» sobre el futuro del líder del PPdeG, pues matizó que tampoco le gusta que lo hagan en el caso del PSOE. Ahora bien, dijo que la agenda política de Galicia «no puede depender de la sucesión» en el PP. También Carmela Silva, presidenta de la Diputación de Pontevedra, dijo que no le gustaba «hacer cábalas», aunque se apresuró a calificar a Feijoo como «un mal presidente para Galicia», que, a su juicio, «no sería un buen candidato de ningún partido en ningún lugar, por no comentar -insistió- otras cuestiones que tiene ver con su pasado», y que ve lejanas de lo que debe ser un candidato honesto.

«Desconectado de Galicia»

Lara Méndez, alcaldesa de Lugo y presidenta del PSOE en su provincia, cree que Feijoo «leva fóra, desconectado de Galicia, dende hai moito tempo, e de Lugo xa nin lle digo». Y añadió: «Peor é moi difícil que nos vaia», por lo que, en lo que a ella compete, le mostraría la puerta de salida de la Xunta. «Non é posible que unha capital de provincia estivera máis esquecida que como estivo Lugo durante os anos de Rajoy na Moncloa e de Feijoo na Xunta», esgrimió la alcaldesa.

En el espacio de las mareas la sensación es muy similar: nada cambiaría en Galicia si no cambia el Gobierno, porque todos sus representantes públicos colocan a Feijoo en la órbita de la corrupción que acabó con la vida política de Rajoy. Es más, el líder de En Marea, Luís Villares, va más allá de la Gürtel y recuerda los casos que salpicaron y salpican al PP en Galicia, como la operación Campeón, el caso Baltar o el del alcalde de Palas de Rei. Por eso Villares dice que, si Feijoo deja la Xunta, debería convocar elecciones, «porque é o fin dunha etapa personalista que centrou na súa figura. Debería ir para casa como Rajoy».

El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, le reprocha que lleve tres años «facéndolle oposición ás cidades galegas» y le pide que decida si va a seguir mirando por sus intereses personales o va a «resolver os graves problemas que teñen as maiorías sociais en Galicia». La secretaria xeral de Podemos Galicia, Carmen Santos, cree que si apuestan por Feijoo «nada vai mudar no PP» y no le desea al conjunto de los españoles «o que vimos sufrindo os galegos». De similar parecer es Eva Solla. La coordinadora nacional de Esquerda Unida pone en duda su fama de «bo xestor» y recuerda la elevada deuda pública de la comunidad. Por su parte, el líder de Anova, Antón Sánchez, cree que Feijoo «non é militante de Galicia, é militante do PP» y que siempre antepuso sus intereses de partido a los de Galicia.

«Sala VIP de espera»

De forma gráfica, la líder del BNG, Ana Pontón, mostró ayer a Feijoo como un dirigente que está en la «sala VIP de espera» de un aeropuerto para subirse al avión con destino a Madrid. «Os galegos non nos merecemos ten un presidente na sala de espera», añadió Pontón, sino uno que gobierne, mientras la viceportavoz del Bloque, Olalla Rodil, remarcó que Feijoo «leva moito tempo coa cabeza posta na súa carreira persoal» y cree que los gallegos se merecen que aclara ya su futuro.

Texto elaborado con aportaciones de Domingos Sampedro, Susana Luaña y Carlos Punzón

La renuncia sería «incumplir» el mandato de 4 años

La portavoz de Ciudadanos en Galicia, Olga Louzao, se mostró ayer sorprendida de que Feijoo no corte las especulaciones que lo sitúan en Madrid, pues «no cumpliría su compromiso» de cuatro años de mandato. Louzao, que advierte que todavía hay que ver cómo concluye la sucesión en el PP «con la guerra sucia y los cuchillos afilados, exige a Feijoo coherencia «como se nos pide a la clase política, que él no tendría si abandona la Xunta».