El 66 % de los trabajadores del Sergas que no se jubilan a los 65 son médicos

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

JOSE PARDO

Sanidade ve factible ampliar hasta los 70 años esta posibilidad para su personal

07 may 2022 . Actualizado a las 12:49 h.

En mayo del 2016 la Consellería de Sanidade volvió a autorizar las prórrogas de jubilación a su personal. Hasta el 2013, aquellos trabajadores que querían seguir activos más allá de los 65 años (fundamentalmente médicos) no tenían dificultades para hacerlo hasta los 70, pero la crisis llevó al Sergas a cerrar el grifo a todos. Permitió de nuevo esta posibilidad hasta los 67 años, y ahora la amplía a los 68. Y es bastante probable que lo haga en el futuro hasta los 70. El propio conselleiro de Sanidade, Vázquez Almuíña, se mostró a favor, aunque será una decisión que vaya asumiéndose año a año.

Son básicamente los médicos los que deciden prorrogar su vida laboral. Las cifras lo demuestran. Hay más de 38.000 trabajadores en el servicio público de salud, de los que unos 7.000 son médicos. Pero de los 300 profesionales que están en prórroga, 204 son facultativos, dos tercios del total. Otros doscientos podrán sumarse a esta posibilidad, ya que en el año 2018 cumplen 65 años 214 médicos. En total, a lo largo de este año hay 700 trabajadores que pueden solicitar la prórroga para mantener su vinculación con el Sergas.

Uno de los motivos para volver a conceder prórrogas de jubilación es la mejora de la situación económica. Otra, que en el caso de los facultativos faltan especialistas. No es una realidad gallega, sino de todo el Estado. Hay de hecho un grupo de trabajo constituido entre el Ministerio de Sanidad y las comunidades cuyo objetivo es precisamente ese: identificar la situación actual y proponer medidas para paliar la escasez de facultativos.

En Galicia las necesidades a corto plazo están en medicina de familia, pediatría de atención primaria, urología y anestesia, mientras que a medio plazo las dificultades de cobertura afectarán a alergología, cirugía pediátrica y reumatología.

Para evitar estas carencias una de las medidas habilitadas por los servicios de salud es la prórroga de la jubilación, que consigue retener a más facultativos. Pero no es la única. A nivel estatal se ha planteado también modificar el Real Decreto 1146/2006 para incentivar o retener especialistas en plazas de difícil cobertura, por ejemplo las rurales, una medida que ve con buenos ojos el Sergas y que implicaría incentivos económicos, en la carrera profesional o computar de forma bonificada el tiempo trabajado.

Más mir y extranjeros

Hay otras dos iniciativas que ha puesto en marcha Sanidade para ampliar su número de facultativos. La primera es formar más especialistas, ampliando el número de plazas mir. En pediatría los hospitales gallegos tienen veinte plazas acreditadas, pero se ha solicitado elevarlas a 26. En el caso de los médicos de familia, se forma anualmente a unos 98 profesionales, y la intención de la Xunta es llegar a 110 en uno o dos años. La otra medida, que no han visto bien los propios facultativos, es la posibilidad que ha abierto la Administración sanitaria con su reforma de la Lei de Saúde para que los médicos extracomunitarios puedan ser contratados como estatutarios si existe una necesidad real, algo que ya permiten otras cuatro comunidades autónomas y a lo que acaba de unirse Galicia.

«Muchos se fueron con gran disgusto, es difícil dejarlo»

«Un médico es siempre médico y normalmente ama su profesión». Isidro Rodríguez López, jefe de medicina interna del CHUS, acaba de estrenar su primera prórroga de jubilación, tras cumplir los 65 años hace tan solo unos días. Lo hace con convicción y vocación, y no dudó a la hora de aplazar su retiro: «En mi caso estoy muy a gusto con mi profesión y creo que a estas edades estamos en un muy buen momento en cuanto a capacidad diagnóstica. Dejar de trabajar bruscamente a los 65 años es muy prematuro, cuando estás prácticamente en tu mejor momento», explica este facultativo del Hospital Clínico de Santiago.

Profesor asociado en la USC, destaca esta faceta de los facultativos, la de formar y tutelar a los estudiantes, «que es una de las partes más interesantes de la medicina, porque es importante terminar la carrera con algunos conocimientos prácticos». Con la edad, explica, se adquiere mucho ojo clínico que otorga la experiencia: «Todos los enfermos que has visto te permiten atinar más, tener más serenidad y estar muy preparado».

Entre el 2013 y el 2016 el Sergas cerró la puerta a cualquier tipo de prórroga, lo que, afirma Isidro Rodríguez, «provocó que muchos compañeros se fueran con gran disgusto, porque es difícil dejarlo». De hecho, afirma este facultativo que se perdió un colectivo de gente muy bien preparada, dejando un hueco difícil de llenar. No obstante, asegura que estas prórrogas a partir de los 65 años no deberían ser una puerta totalmente abierta. «Tampoco tiene por qué ser universal, el Sergas tiene la capacidad de decir a quién se la da y a quién no, más o menos todo el mundo en la profesión conoce el interés y sabe de qué pie cojea cada uno», sostiene. Asegura que en su entorno un 80 % de los compañeros optan por seguir trabajando más allá de los 65.

Vitalista y defensor de la sanidad pública, bromea asegurando que a sus 65 aún es «un crío». Cree de hecho que a los 70 hay muchos facultativos que están en plenas condiciones: «Imagina a alguien como Evaristo -se refiere a Evaristo Varo, que inició en Galicia los trasplantes de hígado- que le dicen que se acabó. ¡Sería una gran pérdida!».

La sanidad gallega cuenta con 38.050 empleados

Más de 38.000 trabajadores trabajan en el Sergas, en concreto 38.050, lo que supone 1.544 más que hace nueve años. La Xunta asegura que el número de médicos de familia se incrementó en un 7 %, y en un 6 % el de enfermeros. Un cuadro amplio pero que no tiene la estabilidad que quisiera. La precariedad es uno de los principales motivos de queja, sobre todo en atención primaria, con contratos de días. El Gobierno central puso en marcha un plan de estabilización, tras las sentencias europeas que prohíben encadenar contratos temporales, en un máximo del 8 %. El Sergas prevé que con su propio plan esta temporalidad se reducirá al 5 %.