Expertos reclaman más visibilidad a los nombres exclusivamente gallegos

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Álvaro Ballesteros

«A xente concibe tan galego Manuel coma Brais», explica el secretario xeral de Política Lingüística

31 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nos nomes, se ves as táboas, hai unha cuestión que está clarísima, que son as modas». Lo dice Dolores Vilavedra, la coordinadora de la sección de Lingua e Comunicación del Consello da Cultura Galega. Es uno de los argumentos con los que explica que desde el 2011 ningún nombre propio de Galicia esté en la lista de los diez más habituales para los recién nacidos, tras años de resurgimiento de formas como Brais, Antía, Uxía o Antón. Sí. Son modas. Por eso Hugo o Lucía se repiten en las lista de Galicia, Cataluña, Euskadi o Madrid. Ahí está Sergio, uno de los nombres más comunes en la provincia de A Coruña. «Son todos de certa idade», dice Vilavedra. Por aquellos años estaba de moda.

Pero las modas no aparecen de repente, de la nada. Responden a dos cosas: prestigio y visibilidad. Así es como se consiguió que desde los años noventa la ratio de formas únicas en Galicia fuese aumentando poco a poco, que haya miles de Irias, de Iagos, de Rois y de Sabelas, «con prestixio do idioma, da autoestima, de vernos en positivo, do valor da diferenza». Esto último lo destaca especialmente la coordinadora de la sección de Lingua del Consello da Cultura: poner en valor lo diferente. Lo que hace a Galicia única. Que los nuevos gallegos estén orgullosos de tener un nombre que sea distinto.

«As explicacións son políticas e sociais», remarca Dolores Vilavedra, que lamenta que en los últimos años más que tender a reforzar el prestigio ha ido calando el discurso contrario. El del desprestigio de la lengua gallega. Y que eso ha llevado a la situación actual. «Pola contra, se lanzas unha campaña con deportistas, actrices, actores, políticas que digan que van chamar desta maneira a seu fillo, iso xera un efecto de subida da autoestima» y de descubrir nombres diferentes. Después, está el concepto de visibilidad. Que la presidenta de la comunidad de Navarra se llame Uxue quizá está directamente relacionado con que ese nombre, Uxue, sea el quinto más utilizado por los padres vascos.

También el secretario xeral de Política Lingüística, Valentín García, se refiere a que en cuestión de nombres impera la moda. «Chama a atención», reconoce el secretario xeral, que no haya ninguna forma genuinamente gallega en la lista de los diez más comunes. Pero introduce otro matiz en el debate: «En Galicia o santoral está moi marcado» y la tradición ha llevado durante muchas décadas a optar por nombres como María o Manuel. Que en realidad, son igual de gallegos que Minia o Breixo. Lo que ocurre es que la evolución desde el latín ha sido muy parecida en el caso de la lengua gallega y la española, mientras que en Cataluña, por ejemplo, el idioma ha evolucionado de otra forma. «A xente concibe tan galego Manuel coma Brais», dice García, que recuerda la existencia del Dicionario dos nomes galegos de Ir indo y que en la propia web de su departamento se puede descargar un listado de formas propias de Galicia para nombrar a las nuevas generaciones de gallegos. 

«Ás veces custa explicar que a forma galega, ou outras formas galegas, son nomes máis galego que os dos antepasados», dice Valentín García, que sin embargo reconoce que quizá haya que poner en marcha alguna campaña para dar a conocer formas genuinamente gallegas, como Icía o Cibrán. 

Recuperar los apellidos

En lo que sí se han ocupado durante los últimos años es en regresar a su forma correcta los apellidos, que han sufrido un proceso de deformación enorme. Tan enorme que, según los cálculos de expertos como Ana Boullón, miembro de la comisión de Onomástica de la Real Academia Galega, alrededor del 15 % de la población gallega lleva un apellido castellanizado.

Política Lingüística y la RAG han publicado un libro en el que se recogen las formas correctas de apellidos como Seijas, una forma deturpada. Además, el libro se ha distribuido en organismos como los de Justicia para facilitar a los interesados y a los propios funcionarios del Registro Civil la labor a la hora de regresar a su forma original los apellidos que han sido castellanizados.