Villares llama a la unidad interna ante la desintegración de En Marea

d. sampedro / f. balado SANTIAGO, MADRID / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Obvia el órdago del partido de Beiras para refundar el espacio político que lidera

29 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace solo unas semanas era Carmen Santos, secretaria xeral de Podemos Galicia, la que apelaba a reformular En Marea por entender que el formato de partido instrumental «non funcionou». Hubo quien tomó nota, pero sin hacer demasiado caso. Y el sábado pasado fue Anova, el partido de Xosé Manuel Beiras que junto a Esquerda Unida, Podemos y las mareas municipales constituyó En Marea en el 2016, el que llamó a refundar este espacio político «de xeito inmediato». De este modo, ponía contra las cuerdas a Luís Villares, líder del partido instrumental, que ayer se encogió de hombros ante tanto recado que le está llegando, haciendo de paso un llamamiento a la «unidade» interna.

El portavoz de En Marea no quiso entrar a valorar a fondo el comunicado emitido el sábado por la coordinadora de Anova, que apunta que En Marea «non representa a día de hoxe a pluralidade do conxunto do espazo», por lo que aboga por preparar un nuevo proceso constituyente abierto a la sociedad que recupere una pluralidad interna que creen perdida.

En la rueda de prensa ofrecida en el Parlamento para comentar la agenda política, Villares se limitó a decir que el actual contexto que deja la sentencia de la Gürtel es especialmente «grave», y ante esto todos tienen que «traballar en clave de unidade», dejando de lado las cuestiones internas para combatir mejor el «saqueo» de lo público.

Villares pasó por alto incluso que el portavoz nacional de Anova, Antón Sánchez, sea su número dos en el Parlamento, en calidad de viceportavoz, y que en la coordinadora de Anova del sábado que apostó por refundar En Marea también participara el propio Beiras. «Nada nos debe facer desviar deste obxectivo común», dijo Villares, que pasa por «desprazar aos saqueadores do poder», así que insistió en pedir «unidade» de todos los que conforman En Marea. Es más, arguyó que «todo o espazo político» de En Marea «está unido» frente al saqueo que atribuye al PP.

Pero más allá de lo que opine Villares en público, lo cierto es que la organización política de En Marea empieza a mostrar las debilidades de un espacio político en desintegración, con el goteo constante de dirigentes críticos que se apean de la dirección y de cargos institucionales, como el alcalde de Teo o los regidores de A Coruña, Ferrol y Santiago, que se dan de baja o dejan de participar en las reuniones. 

Situación de Quinteiro

Carmen Santos evitó ayer volver a valorar la situación del partido instrumental y se reiteró en lo ya dicho semanas atrás, que En Marea no funcionó. Tampoco quiso añadir más palabras al origen de esta crisis, la negativa de Paula Quinteiro a dimitir. «Para nós é un tema superado».

Irene Montero, portavoz de Podemos en el Congreso, también eludió pronunciarse sobre el futuro de Quinteiro después de que el 85 % de las bases de En Marea pidieran su dimisión. De forma paralela, la dirección de Podemos organizó otra consulta preguntando a sus inscritos si Pablo Iglesias y Montero deberían seguir al frente del partido tras la polémica compra de un chalé de 600.000 euros. La consulta dejó una participación del 38 % y un apoyo del 68 % a los dirigentes. Ambas cifras son menores que las obtenidas en la consulta de Galicia. «Me habla de una consulta de En Marea, que es un espacio político con sus procesos propios», contestó Montero a una pregunta de La Voz.

Anova, experiencia testada en demoliciones políticas

d. s.

Con el mensaje lanzado el pasado sábado por la coordinadora de Anova-Irmandade Nacionalista, el partido impulsado por Xosé Manuel Beiras en el 2012, En Marea, puede darse por finiquitado como proyecto político. La decisión está tomada y ahora solo es cuestión de tiempo. El grupo de personas que rodean a Beiras, que antes que Anova se hizo llamar Encontro Irmandiño, es sin lugar a dudas el que tiene más influencia en el llamado rupturismo gallego, ese espacio político mestizo que queda al este del PSOE y pugna por quebrar el marco institucional en el que juega.

Fue un pequeño puñado de personas que conformaban el embrión de Anova el que aprovechó la asamblea nacional de Amio, de enero del 2012, para dejar colocadas unas cuantas cargas explosivas dentro del BNG con la intención de que detonaran tras la inminente fuga de Xosé Manuel Beiras y el entonces alcalde de Teo, Martiño Noriega. El Bloque todavía continúa hoy, seis años después, recogiendo todas las piezas esparcidas con el estallido para intentar articular un proyecto igual de exitoso.

Los irmandiños de Beiras buscaron enseguida fuerza de choque en su alianza con la Frente Popular Galega (FPG) de Mariano Abalo y de Méndez Ferrín para construir Anova. Y este partido de nuevo cuño, a su vez, rebasó sus marcos para ir más allá del nacionalismo y confluir con la Esquerda Unida de Yolanda Díaz en las elecciones autonómicas de octubre del 2012. Fue así como nació la coalición Alternativa Galega de Esquerda (AGE), que provocó un infarto en el BNG al superarlo en número de escaños.

La mala gestión del relevo de un diputado de AGE acabó desatando una crisis en la coalición con solo un año de vida. AGE se vio lastrado por las fugas hacia el Grupo Mixto y la desconfianza entre Beiras y Yolanda Díaz, así que Anova no tardó en mover ficha: «Hai que superar e ampliar o concepto de AGE», pregonaba Martiño Noriega, coordinador nacional de Anova, en agosto del 2014. 

Confluencia con Podemos

Tras el éxito de Podemos en las europeas de aquel mismo año, Anova se encargó de rodear AGE de cargas explosivas haciendo apelaciones constantes a conformar nuevas candidaturas de «unidade popular» para las municipales del 2015. Se trataba de atraer hacia su terreno la ilusión que había generado Podemos, que a la sazón no concurría con su marca a los comicios locales.

Así que AGE no sobrevivió a aquel 2015, en el que nació En Marea como un grupo de diputados subsumido en Podemos, tras las elecciones generales de diciembre. En Marea fue fortalecida más y más como espacio político de mestizaje, hasta que el núcleo irradiador de Anova fue relegado en la dirección por sus viejos enemigos de siempre, el grupo Cerna, que le dio el soporte a Luís Villares para que intentara mandar de verdad.

Es obvio que Anova, con la influencia de Beiras de su lado, no se va a conformar con este papel subalterno. Así que toca demoler En Marea para que nazca otro proyecto a partir de las municipales del 2019. Así es la historia de Anova, de Beiras y, en gran parte, del nacionalismo gallego. Como el mito de Sísifo, explicado por él mismo en el libro A estrela na palabra: empujar esforzadamente la piedra montaña arriba para que ruede hacia abajo antes de llegar. Y vuelta a empezar.