Guardia Civil e Industria refuerzan la vigilancia sobre las pirotecnias

Carlos Punzón
c. punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

M. MORALEJO

Ninguna edificación no reglada puede acoger más de 10 kilos de material pirotécnico

25 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La Administración y los cuerpos de seguridad redoblaron este jueves los controles al sector de la pirotecnia en Galicia, como primera respuesta a la explosión registrada en el almacén habilitado por la empresa La Gallega en el barrio tudense de Paramos. A primera hora, agentes de la Guardia Civil requirieron la documentación y cumplimiento de la normativa a tres fábricas de productos pirotécnicos de las 17 inscritas legalmente en Galicia. Al mismo tiempo, las delegaciones provinciales del Ministerio de Energía requerían ayer a todos los empresarios del sector en Galicia a que les remitiesen el listado de trabajadores fijos, discontinuos y contratados para las temporadas de verano, y sus categorías y permisos profesionales. En paralelo, el presidente de la Xunta reclamaba una revisión general del sector, cuyas competencias dependen del Gobierno central.

La Asociación Galega de Industrias Pirotécnicas, de la que se dio de baja hace seis años el empresarios tudense detenido, considera que el sector está «demonizado» y «muy perseguido», dice su abogado, Pablo Abellón. El presidente de la organización, Argimiro Albores, estima que «la reglamentación es ya enorme y excesiva». «De haber sabido lo que se acumulaba en la nave de Tui, lo habríamos denunciado», añade, mientras asegura que hay un control más exhaustivo a las empresas dadas de alta que a las fábricas sin control, «que son fáciles de encontrar». «Las empresas autorizadas están sujetas a múltiples y continuos controles, inspecciones constantes, pero eso sí, solo a las que cumplimos e informamos de todos nuestros pasos», explica Abellón, que lamenta que tras haber solicitado entrevistas hace semanas con los cuatro grupos parlamentarios ninguno de ellos ha accedido aún a recibir al sector, salvo un diputado del PP, a raíz de una discusión entre ponentes en un debate sobre seguridad.

La normativa que rige el sector de la pirotecnia ocupa 179 folios y 205 artículos, actualizados en el 2015, a los que se suma una ley gallega del 2007, que regula la tirada de petardos y bombas de palenque en las proximidades de masas forestales y días de elevado peligro de incendios.

El almacenamiento

Máximo de 10 kilos. En una instalación como la siniestrada en Tui, la ley marca como máximo la posibilidad de almacenar 10 kilos de productos pirotécnicos ya montados, del tipo F3, el que puede ser utilizado por mayores de 18 años. La misma cantidad rige en domicilios particulares. 

Distancias de seguridad

50 metros limpios. Los talleres pirotécnicos tienen que contar con 50 metros a la redonda limpios, sin árboles ni otros elementos, y una valla tiene que cerrar el recinto. Tras otra franja de seguridad interior están las oficinas y accesos, separadas por otra valla de los talleres, almacenes de material y productos terminados. No se pueden mezclar componentes en una misma caseta y están determinadas las cantidades máximas según el espacio. Las casetas deben estar separadas por muros de contención y sus suelos serán de arena y tierra, para mitigar una posible onda expansiva.

el traslado del material

Solo lo que se vaya a lanzar. Solo se puede trasladar el material que se vaya a lanzar en cada tirada. No se pueden almacenar en un coche los productos de varios días o fiestas. La documentación, incluidos los registros de la Seguridad Social, se envía a la Guardia Civil.

50 muertos desde la tragedia de 1960 en Vilagarcía en la que hubo 8 fallecidos

Casi medio centenar de víctimas acumula el sector pirotécnico en Galicia desde que en junio de 1960, en el barrio arousano de As Carolinas, murieron ocho personas en el accidente más grave que se recuerda. Perecieron el matrimonio propietario de Pirotecnia Valladares, dos hijas, un nieto, dos sobrinos y un operario. En 1981 murieron tres personas en A Tellería en otra explosión; en 1984, en Coles, perdieron la vida cinco, y en 1986, tres en Pontevedra. Cuatro explosiones en 1987 en Ourense, Lestrove y Coristanco se cobraron la vida de seis personas. En 1988 Vilagarcía registró otra muerte en una pirotecnia, como Guísamo en 1989. En los noventa murieron cinco personas en Ourense, O Rosal y Ferrol. Y en este siglo van 14 muertes, en Ourense, O Rosal y en Brión, A Cañiza, Pereiro de Aguiar, Teo, Leiro y Avión, además de las dos víctimas de ayer en Tui.