Una escuela de siestas felices y pocos niños al lado de Pontevedra

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

RAMON LEIRO

Pese a estar a solo diez minutos en coche de la urbe,a la Galiña Azul de Tenoiro le sobran plazas y cierra por la tarde por falta de demanda

18 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Se supone que el cordón umbilical entre madre e hijo se corta en el parto. Pero los padres y madres que dejan por primera vez a su retoño en una escuela infantil son conscientes de que ese día es como si se rompiese otro lazo. Da vértigo esa primera jornada en la que a veces llora más el adulto que el pequeño. Lo da siempre. Pero lo da un poco menos cuando el niño se queda en un lugar tan próximo que parece su segunda casa. Algo así es la escuela infantil de Tenorio, en Cerdedo-Cotobade. Todo allí resulta familiar, desde la alegría de Bea, la directora, a las fotos de los niños diseminadas en paredes pasando por la complicidad con la que saludan los padres a las cuidadoras. «Como somos poucos, a relación é moi estreita coas familias», dice Bea, y sus palabras son el único susurro que se oye a la hora de la siesta, en la que los pequeños duermen, a ras de suelo, en pequeñas camas azules y entre alguna que otra sonrisa.

Bea tiene razón. En la escuela infantil de Cerdedo-Cotobade, que ella enseña con el mimo con el que alguien enseñaría su propia casa, no son muchos. Hay ahora 49 pequeños, ocho cuidadoras, una persona de servicios generales y la cocinera, porque la escuela tiene comedor. Pero la previsión, de momento, es que el próximo curso la cifra de niños baje a 30. Por lo tanto, les quedarían 19 vacantes, aunque la Xunta dice oficialmente que 35. Es posible que al final se acaben llenando si les mandan críos que no entraron en escuelas infantiles de lugares próximos.

Y es que la de Tenorio está en Cerdedo-Cotobade, a diez minutos en coche de Pontevedra, una ciudad con una enorme escasez de plazas en guarderías públicas. «Non ten moito sentido que non veñan máis nenos de Pontevedra aquí, estamos a dez minutos e temos diante sitio de sobra para aparcar. Vaia, que non se tarda en deixar e coller os nenos. Eu, sinceramente, creo que é un problema de falta de información de moitos pais, que ao mellor non saben da existencia desta Galiña Azul», explica la directora, mientras hace un recorrido por los numerosos patios con césped con los que cuenta el recinto o muestra la biblioteca que fueron montando para los pequeños. En la entrada aparece Luisa, una de las cuidadoras más veteranas. Ella recuerda cuando se abría también por las tardes. Se llegó a abrir solo por una niña. Y al final se tuvo que suprimir ese horario.