La tierra tiembla 32 veces entre Ponte Caldelas y Cotobade en solo 12 horas

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Los vecinos de la comarca de Pontevedra solo sintieron dos de la cadena de seísmos

17 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una larga sucesión de terremotos de pequeña magnitud, hasta 32, sacudieron la provincia de Pontevedra desde poco después de las seis y media de la tarde del miércoles hasta cerca de las seis de la madrugada de ayer. Los epicentros de esta cadena de seísmos estuvieron localizados a una profundidad que varió entre los 20 y los 30 kilómetros y se originaron en distintos lugares de Ponte Caldelas -la mayoría- y de Cerdedo-Cotodabe, donde se registró el más intenso, de magnitud 3,1 en la escala Richter.

Curiosamente solo dos de los seísmos fueron percibidos por los vecinos y, lo que es todavía más llamativo, se hicieron notar en municipios como Marín, Pontevedra, Soutomaior o Redondela con mayor intensidad que en los concellos donde se ubicaban los epicentros. De hecho, el alcalde de Ponte Caldelas, el socialista Andrés Díaz, se encontraba en su despacho cuando se produjeron los más grandes y ni se dio por enterado. Cuando supo de lo ocurrido, preguntó a través de Facebook y acumuló más respuestas positivas de vecinos de otros municipios que del suyo. El terremoto más grande, según el Instituto Geográfico Nacional, fue en las proximidades de A Chan, en Cotobade, donde su alcalde, el popular Jorge Cubela, tampoco lo notó. Y como ellos, muchos vecinos.

En Ponte Caldelas, en la parroquia de Caritel, Javier admitía que no notó nada extraño, y añadió jocosamente: «Aquí lo único que se cayó fue el campanario hace tiempo y no hizo falta un terremoto». En Marín, en el barrio de A Banda do Río, Ramona estaba cosiendo en casa con unas amigas y sintió, sobre las ocho de la tarde, como si saltase el sillón donde estaba sentada. Pensó que era una broma de las otras compañeras y no supo que, por la hora, podría coincidir lo que sintió con el terremoto de Cotobade. Hasta que se lo contó una sobrina.

En el barrio pontevedrés de A Parda, Jose explicó que estaba haciendo unos ejercicios y él, que vive en un sexto piso en la ciudad del Lérez, no tuvo dudas sobre lo que estaba pasando. «Tremeu un pouquiño o piso, como dous segundos, que a min me pareceron bastante intensos, porque vibraron os libros e todo ao redor», indicó. Este vecino de Pontevedra señaló que, por un breve momento, se sintió «coma no metro de Londres» y que dijo a los demás del piso que era un terremoto. Anxo, también vecino de la capital provincial, indicó que él sintió «como una ráfaga» que le abrió la ventana y le cayó un cuadro. Poco más.

En Louredo, muy cerca del castillo de Soutomaior, Carmen señaló que había tres personas en casa y que solo ella lo sintió. «Estaba diante do ordenador e sentín como se movía a placa da casa aos meus pés». Ella aclaró que la placa de su vivienda estaba encima de «rocha pura» y que esto explica que se transmitiese mejor la vibración causada por el seísmo. Aparte de esto, su marido, que estaba en la finca cuidando de las abejas, no sintió nada, ni tampoco otra persona subida a una escalera haciendo unos trabajos.

Luis Cabañas, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional, confirmó que se recibieron bastantes notificaciones de personas que habían asegurado sentir al menos uno de los dos terremotos que tuvieron la magnitud suficiente para que se percibieran. En su opinión, la repetición de tantos pequeños seísmos es solo anecdótica, ya que no hay aparente peligro de un gran terremoto en la zona. Otros antecedentes de una sucesión de pequeños terremotos en el mismo entorno se pueden encontrar en registros del 2010 y también en un período desde finales del 2003 a principios del 2004, pero «todos muy pequeñitos».

Los terremotos se produjeron por una estructura geológica activa

Los seísmos en Ponte Caldelas y Cotobade no sorprenden a Juan Ramón Vidal Romaní, catedrático emérito de la UDC y director del Instituto Universitario de Geología. Precisó que ambos concellos están en el recorrido de una estructura tectónica activa, como indican las fuentes termales, por la acción de fallas profundas. «Es un tipo de estructura geológica que está en dirección norte a sur. Empieza en Carballo y llega hasta As Neves, y sigue en Portugal hasta el fondo del río Lima». Tampoco le sorprendió que fuesen pequeños.

Los terremotos en esta parte de Galicia se producen porque «Eurasia está empujando la placa ibérica: la empuja hacia abajo y entonces, a lo largo de esta falla norte-sur, es donde de vez en cuando se produce esta actividad tectónica tan exagerada». En este caso, también es interesante que los seísmos gallegos suelen tener un foco muy somero, superficial, de 10 kilómetros, pero que en el caso que nos ocupa se trata de una profundidad tres veces superior a lo normal. ¿Por qué no se notó por igual en todo el ámbito? «Hay rocas que transmiten mejor las vibraciones sísmicas», añade Romaní, que precisa que otro factor que influye a la hora de sentir un seísmo es la altura del piso en que se encuentre uno cuando la tierra tiembla.