«Llevo un año de pelea en todos los ámbitos, y lo que me falta»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Susana, con su pequeña, y con parte de la documentación tramitada
Susana, con su pequeña, y con parte de la documentación tramitada

Susana está luchando contra la burocracia en sanidad, en dependencia y en discapacidad

07 may 2018 . Actualizado a las 00:38 h.

Le ha tocado enfrentarse a toda la burocracia posible. Y aún no ha terminado. Todo empezó cuando la pediatra de su hija se dio cuenta en la revisión de los 18 meses de que algo no iba bien. «Llamó a su compañera de la puerta de al lado, la miraron y me dijeron, ‘vamos a mandarla al neuropediatra’», recuerda Susana, que pide que no se publique toda su identidad. La avisaron de que la cita podía demorarse, y le recomendaron acudir a atención al paciente si no llegaba rápidamente. Y así tuvo que hacer: «Si no me hubiera movido, aún estaría esperando aquella cita con el neurólogo», explica. Esto ocurrió en mayo del 2017, y le marcaron la consulta en abril. Evidentemente se movió y se la adelantaron a julio, cuando la vio un neuropediatra. Diagnóstico: trastorno generalizado del desarrollo (TGD).

Enviaron a la pequeña a atención temprana, fue a fisioterapia y a estimulación, y fue la profesional de este servicio quien le dijo que tenía que solicitar la dependencia y la discapacidad. «Yo no lo sabía, el neuropediatra nos dijo que tenía una cosa y que se iba a curar, me llevé una bofetada como un templo».

De vuelta a la burocracia. La trabajadora social del Concello de Mos comenzó este doble proceso. «Es la única que me llama y se molesta, de la Administración autonómica, nadie. El Sergas adelantó la cita porque reclamé y me avisó la pediatra, si no supiese nada, estaría esperando», admite. Presentó la solicitud de la dependencia y la discapacidad en octubre del 2017. Ya tiene reconocida la primera, pero no la cobrará hasta junio. De la segunda «ni señales de vida, y eso que los niños son prioritarios, la trabajadora social se interesó y le dijeron que estaban resolviendo las peticiones de abril y mayo del año pasado», explica.

Expediente paralizado

En enero le dijeron que la dependencia estaba aceptada. En unos días llegaría la carta con los servicios y la cuantía a la que podía optar. Pero no. Pasaban días, semanas y la carta seguía sin aparecer. Susana conocía a una trabajadora de la Xunta y le pidió que preguntase. Su expediente estaba paralizado por una factura, porque la Administración se había confundido en el NIF de una empresa. Al darse cuenta del error la llamaron inmediatamente. «Les dije si tenían pensado avisarme de que el expediente estaba paralizado y por qué, y ni me dieron una explicación. Me dijeron que a partir de junio cobraría la ayuda, pero que no vendría con carácter retroactivo». Sigue aguardando la valoración de la discapacidad. Mientras, no puede optar a una ayuda de cien euros mensuales de Hacienda, a otra de mil euros al año, ni a la beca del Ministerio de Educación para alumnos con necesidades específicas, porque precisa el certificado de minusvalía. «Un año peleando con la Administración desde todos los ámbitos, y lo que me rondará. Casos como el mío, miles», concluye.

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